Una ganadería de Ourense, obligada a sacrificar todas sus reses por tres casos de tuberculosis: “Es una ruina”
Los empresarios ya han sacrificado a las tres reses que dieron positivo
Medio Rural les obliga ahora a deshacerse del resto de su ganado, unas 46 cabezas
Esperan que la Xunta haga caso a sus alegaciones, hasta ahora desatendidas
Luis y Secundino Domínguez García son dos hermanos que regentan su propia sociedad ganadera en la localidad ourensana de Palleirós (Manzaneda), donde cogieron el relevo de su madre al mando de una pequeña explotación de unas siete reses, y han ido aumentado las cabezas de ganado hasta llegar a unas 46 en total, contando vacas adultas y terneros.
Pero de seguir el mandato de la Consellería de Medio Rural, deberán volver a empezar de cero en su negocio familiar, al tener que sacrificar a todas sus reses por el positivo de tres vacas en tuberculosis.
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Las tres han sido ya sacrificadas, pero el pasado viernes recibieron la notificación oficial de que en un plazo de 15 días deberán deshacerse del resto de su ganado.
Los hermanos dicen en La Voz de Galicia no entender que se sacrifiquen a los animales que dieron negativo “sin hacerles una segunda prueba” y aseguran que “están matando animales supuestamente sanos”.
Los empresarios aseguran que tienen al ganado “dividido en dos fincas distintas y que nunca llegan a cruzarse ni compartir espacios”, por lo que esperan que la Xunta haga caso a sus alegaciones, hasta ahora desatendidas.
“Esto te quita el ánimo de seguir”
“Matarlas todas es una ruina”, explica Luis a la cabecera gallega, argumentando que entre lo que le dan por cada animal sacrificado, lo que les paga el matadero por la carne (que es apta para el consumo humano) y la ayuda de 5.000 euros por trimestre de lucro cesante, recibirán alrededor de 1.200 euros por cada cabeza de ganado perdida, una cantidad que no les cubre apenas para empezar de nuevo.
“Esto te quita el ánimo de seguir”, lamenta el más joven de los dos.
Desde la Consellería de Medio Rural argumentan que la medida “pretende dar atajo al foco de la enfermedad y proteger a las restantes reses de la explotación”, y que aunque pueda parecer una medida extrema, es la que se demuestra más eficaz para controlar esta dolencia, y evitar que se extienda a otras explotaciones situadas, por cierto, en una zona considerada de alto riesgo por los numerosos antecedentes de positividad registrados hasta la fecha.
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