La historia de Joanna Klich ha conmovido a muchos usuarios de redes sociales. A sus 32 años, lleva tres décadas sin sentarse. Sólo recuerda su vida de pie o acostada debido a una rara condición genética diagnosticada como atrofia muscular espinal, que debilita los músculos y afecta el movimiento. La enfermedad le dio la cara siendo una niña de dos años, cuando sus caderas se fusionaron con sus articulaciones. Ahora, incapaz de ponerse de pie, teme que sus piernas "fallen en cualquier momento".
A pesar de sus limitaciones, Joanna, que sufre dolores a diario, recuerda haber llevado una "vida normal" hasta los 21 años, estudiando y trabajando en su localidad natal en Polonia. Pasó la infancia en un pequeño pueblo junto a su madre, quien todavía reside en dicho país, su padre, ya fallecido, y sus dos hermanas. Entonces, iba y disfrutaba de los días escolares con un andador para moverse. Ahora ya utiliza una silla de ruedas vertical.
Sus síntomas empeoraron cuando se mudó a Stoke-on-Trent, en el condado inglés de Staffordshire, en 2011 con quien entonces era su pareja sentimental.
"Nunca puedo sentarme, todo lo que puedo hacer es levantarme. Necesito ayuda con todas mis necesidades diarias, incluso cuando voy al baño. Sufro dolores todos los días porque no tengo apoyo para mi peso corporal y mis rodillas están débiles. Siento que mi rodilla izquierda se romperá pronto y luego no podré estar ni de pie. No me permito imaginar cómo sería mi vida solo acostada", señaló a Stoke On Trent Live.
Joanna Klich ha creado una página de GoFundMe para recaudar dinero con el objetivo de costear las sesiones de fisioterapia que no cubre el Servicio Nacional de Salud británico (NHS). Además, también pretende conseguir un respirador nocturno que alivie en cierto modo el trabajo que deben realizar sus pulmones. El montante que necesita es 6.000 libras esterlinas, es decir, unos 7.000 euros.
Una de las cosas más difíciles de aceptar para Joanna, quien tiene un novio cariñoso y solidario, su asistente personal, Dariusz Suchowiak, de 46 años, ha sido aceptar el hecho de que no tendrá hijos, ya que su condición lo hace imposible. "Amo a los niños, así que esto es una pesadilla para mí. Lo acepto más ahora, pero todavía me molesta", subraya.
A pesar de todo, Joanna continúa mirando hacia el futuro y está en su tercer año de psicología, carrera que estudia a distancia en una universidad de Polonia.