El primer atacante de la masacre en el colegio de Brasil, en la que han muerto ocho personas, entró en la escena del crimen aparentando tranquilidad hasta que de pronto sacó una pistola y comenzó a disparar. Los jóvenes huían como podían pero uno de ellos cayó abatido.
Los dos atacantes disparaban contra todo lo que estuviera cerca, contaba un testigo y superviviente.
Al segundo asesino no le cabían más armas bajo del brazo. Llevaba un hacha, una ballesta, un revolver... Pero decidió utilizar un cuchillo y ensañarse con crueldad. En uno de los vídeos se ve como una chica de blanco es la primera en intentar escapar del colegio, pero él no dudó ni un segundo y se enfrentó a ella a puñetazos.
Los autores de la masacre se llamaban Guillermo y Luis y eran conocidos en el instituto. Estudiaron allí.
Han asesinado a ocho personas y han herido a otras 20. La tragedia podría haber sido mucho peor porque estuvieron a punto de entrar en una clase con docenas de estudiantes pero justo entonces se encontraron con la policía y se suicidaron.
Esta terrible masacre ha reactivado el debate sobre el uso de armas en Brasil. Hace menos de dos meses el presidente del Gobierno, Jair Bolsonaro, aprobó un decreto que relajaba los requisitos necesarios para adquirir armamento. Desde su partido afirman que la tragedia no tiene nada que ver con esta medida y aprovechan para recordar que si los profesores hubieran ido armados, la desgracia hubiese sido menor.