Cómo han doblegado al covid en Australia y Nueva Zelanda

  • Ambos países tienen tasas mínimas de contagio y viven cierta normalidad

  • Han sido estrictos con los confinamientos desde el principio

  • El Open de Australia peligra por los contagios de tenistas

Estos días está siendo noticia la polémica por las medidas de seguridad por el covid19 que Australia está imponiendo a los tenistas que acuden al Open de Australia. Y es que ya son dos los vuelos en los que se han detectado casos positivos por coronavirus y eso ha obligado a todos los pasajeros , tenistas con PCR’s negativas incluidos, a pasar una cuarentena estricta de dos semanas en la habitación de un hotel. Los deportistas internacionales y sus federaciones se quejan amargamente. Pero no hay excepciones para nadie y es que con medidas como estas se ha doblegado el virus en Australia

Tanto Australia como su vecino Nueva Zelanda cuentan con algunos de los índices más bajos del mundo en cuanto a contagios por coronavirus. Es cierto que llegaron a acumular picos preocupantes al inicio de la pandemia, superando los 500 casos diarios, pero tras un 2020 de medidas radicales para acabar con el virus, es raro que se superen los 40 casos al día. Australia, con 26 millones de habitantes, suma tan solo sólo 28.665 contagios en total desde el inicio de la pandemia. Nueva Zelanda, con 4,8 millones de habitantes, suma 2.262 casos en total, y tan solo 25 fallecidos.

Eventos con público y unas Navidades normales

Así, se trata de dos grandes países del mundo que están viviendo, desde hace meses, una cierta normalidad, parecida a la que vivíamos antes de la llegada de la pandemia mundial provocada por el coronavirus. Allí los eventos deportivos se celebran con público, no se han suspendido festividades o celebraciones y han pasado una Navidad y Año Nuevo muy similar a la que vivieron a finales de 2019 (con algunas restricciones, pero muy suaves). Y todo, porque han sido capaces de eliminar los contagios, y sin haber comenzado todavía a vacunar (algo que tienen previsto para el mes de febrero con una vacuna propia creada en el país, Covax-19).

En ambos países han seguido una misma receta para luchar contra el virus: la firme decisión de no convivir con él. Cuando se han detectado algunos casos, por pocos que fueran, se han tomado medidas radicales de aislamiento, confinamiento y cuarentena. La misma política que ahora aplican a los tenistas que viajan al país. Si quieres visitar Australia o Nueva Zelanda, tienes que estar dispuesto a pasar una cuarentena de dos semanas encerrado en un hotel. Da igual si tienes una PCR negativa contigo. Es obligatorio, y si no lo cumples te echan del país.

En Australia tanto el gobierno del país, como los gobiernos de las diferentes regiones, han tomado medidas radicales ante la detección de casos. Cuando se detectaba un brote, se cerraban zonas enteras perimetralmente, y se prohibía viajar a sus habitantes. Sin excepciones. Un brote de varias decenas de casos ha sido suficiente excusa para confinar a más de 250.000 habitantes en Sidney y los gobiernos regionales podían prohibir la entrada a habitantes de las regiones en las que se había detectado dicho brote. Detección rápida, rastreos exhaustivos y confinamientos estrictos. Esa ha sido la clave del éxito.

Nueva Zelanda: 25 fallecidos por covid en total

En Nueva Zelanda, un país mucho más pequeño, la estrategia ha sido la misma. Como dice su primera ministra, Jacinda Ardern, siempre han actuado “rápido y duro” cuando se detectaban casos. Eso se ha traducido en medidas muy restrictivas cuando se detectaba un brote, por muy pequeño que fuera y un control férreo de las fronteras. En los primeros meses de la pandemia, mientras en muchos países occidentales se apostaba por alcanzar la deseada ‘inmunidad de rebaño’ Ardern la descartaba frontalmente “nunca consideraremos esa opción”. El resultado habla por sí mismo: una cifra de 25 fallecidos por coronavirus en total.

En ambos países no tuvieron que elegir entre salud y economía, sino que eligieron cuidar ambos aspectos, teniendo claro que solo siendo radicales en la lucha contra el virus se conseguirían ambos objetivos. El resultado son unos datos de contagios que son la envidia del resto del mundo y un crecimiento económico similar a los que tenían antes de la crisis sanitaria (lógicamente sufren también la caída del turismo, sobre todo por sus estrictas medidas para visitarle país).