La llaman ya la plaga. Nadie es capaz de saber realmente lo que ha provocado que en el Reino Unido se produzca ya una cuchillada cada 13 minutos. En lo que va de año ya ha habido 36 muertos por culpa de lo que ya es una epidemia de violencia incontrolada que tiene a la población asustada y a las autoridades contra las cuerdas. El último fallecido ha sido un español llamado David Martínez, de 26 años, que ha muerto apuñalado en Leyton, en el este de Londres, según ha informado hoy la Policía Metropolitana (MET). Ya se habla en Reino Unido de emergencia nacional. David falleció en la calle después de haber sufrido el ataque. Scotland Yard ha señalado en un comunicado que "se cree que la víctima y el sospechoso de haberles asestado la cuchillada se conocían" y descarta que el delito sea un ajuste de cuentas entre bandas.
Solo en Londres hablamos ya de la decimoquinta víctima mortal de un ataque con cuchillo en lo que va de año. En 2018, hubo un récord de homicidios con cuchillos en el Reino Unido, con un total de 135. El problema ya es considerado de salud pública. Theresa May ya ha tomado cartas en el asunto para intentar abordar esta crisis. La oposición cree que los recortes en seguridad (hay 20.000 agentes menos en las calles que en 2010) y el cierre de centros cívicos provocados por la crisis han tenido mucho que ver. De hecho, uno de estos centros hoy a pleno rendimiento se encarga de fundir los cuchillos para con ellos construir instrumentos de gimnasio para que los jóvenes se pongan en forma.
El Ejecutivo ha destinado 233 millones de euros a un fondo para jóvenes, ha encargado un estudio sobre el posible vínculo entre las drogas y el aumento de los ataques y prepara cambios en la ley para aumentar las penas para los ataques con cuchillos y con sustancias ácidas.