Jamal Khashoggi, periodista opositor y antiguo consejero real, era una persona incómoda para el régimen saudí. No ahorraba en críticas, y por ello, en un país donde llevar la contraria al poder supone a menudo el peor de los castigos, hubo de exilarse a Estados Unidos.
Es también por todo ello por lo que su misteriosa muerte ha llevado casi implícita, desde un primer momento, la pregunta de si su muerte respondía a un crimen ordenado por la casa real de Arabia Saudí.
Khashoggi entró en el consulado saudí en Estambul el pasado martes y no volvió a salir de allí, si bien los saudíes aseguraron que salió por su propio pie, a la par que Turquía expresaba su sospecha de que había sido asesinado y desmembrado en el lugar, sacándole después en maletas, descuartizado.
Tras varios días negándose a autorizar la entrada, por fin las autoridades turcas fueron autorizadas a realizar una investigación minuciosa en el consulado. Registrando palmo a palmo, e incluso analizando el tejado del edificio, ahora han anunciado la confirmación de sus sospechas: Jamal Khashoggi fue descuartizado en el consulado.
LAS MIRADAS SE CENTRAN AHORA EN EL PRÍNCIPE SAUDÍ
Todas las miradas están en el príncipe Mohamed bin Salmán. Su padre reina, pero él gobierna. Ante el mundo se presenta como el hombre del cambio: se hace fotos sin la ropa tradicional con los gigantes de la tecnología, mientras en su país ordena que las mujeres puedan conducir. Sin embargo, la realidad es otra muy distinta. En Yemen ha creado una catástrofe humana alarmante al entrar en la guerra. Dijo que la iba a ganar en tres semanas, y ya va para tres años.
Lo más rocambolesco fue el secuestro de su amigo, el primer ministro libanés. Lo encerró en un hotel para crear una crisis de poder en Líbano. Macron, presidente de Francia, hubo de viajar personalmente para liberarlo.
Con fama de temperamental e impulsivo, la pregunta que muchos se hacen es si ordenó la muerte del periodista.
Después de registrar el consulado durante horas, los turcos inspeccionan ahora la residencia del cónsul y los coches diplomáticos. Ahora se sabe que este último salió de Turquía antes del registro.
TRUMP AMENAZA CON UN "CASTIGO SEVERO"
Mientras, Washington amenaza con sanciones. El secretario de Estado se ha reunido con las autoridades saudíes y, en un breve comunicado, Mike Pompeo ha reclamado una investigación transparente. Éste les ha reiterado la preocupación de Trump y el deseo de llegar al fin del asunto; algo que están pidiendo más voces desde el Congreso, que incluso piden sanciones potenciales sobre la mesa.
En esta línea el presidente estadounidense vacila entre las amenazas con un “castigo severo” y los tuits en los que asegura haber telefoneado al príncipe saudí, Mohámed bin Salmán, informando a su vez de que éste "niega tener cualquier conocimiento sobre lo que pasó en el consulado" y que va a "abordar rápidamente una investigación" sobre el suceso.