Durante su emotiva intervención, la primera ministra fue tajante en cuanto no conceder al atacante la notoriedad que busca con su atroz acto: "Nunca me escucharán mencionar su nombre. Es un terrorista, es un criminal, es un extremista, cuando hable será un sin nombre. Hablen de aquellos que perdimos en lugar de aquel que acabó con sus vidas".
Asimismo insistió en que el asesino, que retransmitió en directo el acto terrorista, será castigado "con todo el peso de la ley", además de ser imputado con más cargos.
Por otra parte aseguró que los inmigrantes son bienvenidos en Nueva Zelanda, donde las puertas "solo deben ser cerradas para aquellos que promueven el odio y miedo". Para finalizar aseveró que reformarán la ley de armas y analizarán el papel que juegan las redes sociales en este tipo de actos terroristas.
Actualmente, Brendon Tarrant, autor de la matanza, se encuentra en prisión provisional a espera de comparecer el 5 de abril ante el juez. En su manifiesto supremacista, que publicó en redes sociales antes quitar la vida a 50 personas y herir a otras 50, ya adelantó que se declarará inocente.
Nueva Zelanda endure sus leyes para controlar la tenencia de armas tras el atentado a las mezquitas