Un sacerdote católico ha sido asesinado en el departamento de Vandea, al oeste de Francia. Al parecer, el agresor es un refugiado ruandés que llegó a Francia en 2012 y que en el 2020 le prendió fuego a la catedral de San Pedro y San Pablo, en la ciudad bretona de Nantes.
Emmanuel Abayisenga, que estaba en libertad vigilada, se presentó este lunes por la mañana en la gendarmería de Mortagne-sur-Sèvre y le confesó a la policía que había matado salvajemente a Olivier Maire, un sacerdote de 60 años. El religioso le había acogido en la comunidad montfortiana de Saint-Laurent-sur-Sèvre desde el año pasado.
"Todo mi apoyo a los católicos de nuestro país, después del dramático asesinato de un cura en Vandea", escribió en su cuenta de Twitter el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, que anunció que se dirigirá al lugar de los hechos.
Al respecto, la presidenta de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, lamentó que se pueda prender fuego a una catedral y, al no ser expulsado del país, luego cometer otro crimen. "Lo que está sucediendo en nuestro país es de una gravedad sin precedentes: es el fracaso completo del Estado", escribió.
A su vez, Darmanin calificó el mensaje de Le Pen de "indigno" y afirmó que ella "no conoce los hechos". Según su respuesta, a pesar de tener una orden pendiente, no se podía deportar al sospechoso debido a que un control judicial pesaba sobre él.