Borja del Pozo 18 ABR 2025 - 08:30h.

Entre las provincias gallegas de Ourense y Lugo, en mitad de una frondosa y exuberante naturaleza, encontramos los cañones del Sil, una garganta excavada en el tramo final de dicho río, en la famosa Ribeira Sacra. Un lugar que miles de turistas visitan todos los años para hacerse fotografías desde los columpios y mostrar al resto del mundo las espectaculares vistas que ofrece.

En una zona próxima a la unión con el Miño, en la localidad de Os Peares, a ambos lados -y a lo largo de más de 35 kilómetros- se levantan sobre sus aguas dos paredes que en algunos puntos se elevan hasta casi los 500 metros en vertical. Son los conocidos como Balcones de Madrid, donde las laderas guían al río a través de amplias curvas y meandros.

Los cañones, cortados por varios embalses, abastecen de agua y electricidad a buena parte de la población y alrededores. Esta frontera natural incluye los municipios de Nogueira de Ramuín, Pantón, Parada de Sil y Sober, con una superficie de casi 6.000 hectáreas. Se trata, sin duda, de uno de los sitios mágicos del interior de Galicia.

¿Qué podemos ver en los cañones del Sil?

El clima local experimenta importantes variaciones, mostrando su condición mediterránea-húmeda en las laderas o atlántica-húmeda en las partes más sombreadas. El margen derecho, que recibe la luz solar hacia el mediodía, se utiliza sobre todo para el cultivo de la vid en terrazas, aunque el terreno se encuentra trabajado desde antes de la llegada de los romanos, según destaca la web de turismo de la Ribeira Sacra.

Son muchos los atractivos que se pueden contemplar, desde antiquísimos monasterios hasta bodegas. Sin embargo, la actividad principal es recorrer los cañones del Sil en coche, gracias a los miradores ubicados en la parte superior, haciendo senderismo o disfrutando de una ruta fluvial desde un catamarán. Las bodegas ofertan visitas guiadas por sus instalaciones y degustaciones de sus excelentes vinos.

Uno de los barcos más populares es el que se puede coger en el embarcadero de Santo Estevo. Este crucero recorre unos 24 kilómetros de cañón por su parte principal y permite entender muy bien las dimensiones del lugar y su relación con la viticultura. Ejemplo de ello es el mirador de Cividade, donde hay viñedos en pendientes superiores al 80% de inclinación.

Si optamos por ir a pie, la ruta más completa, de 22 kilómetros, es la que une los monasterios de San Esteban y Santa Cristina por la orilla sur del Sil. Este camino, que anteriormente unía San Esteban con la localidad leonesa de Astorga, pasa por unos impresionantes miradores naturales como son los de Alberguería, Cerreda, Vilouxe y O Coutiño.

También la fauna y la flora han sabido aprovechar este entorno. Robles y castaños hallan en las zonas más frescas y agrestes de estos valles un lugar idóneo para medrar entre grandes rocas de granito, mientras que especies como los alcornoques o los madroños crecen en puntos más tranquilos y resguardados.

Respecto al mundo animal, en las aguas del Sil predominan tres especies de peces: la trucha, el escualo y el pez gato. Además, existe una gran variedad de reptiles y anfibios, entre ellos la rana ibérica, la salamandra común, la culebra de agua de collar y el lagarto arbustivo. En cuanto a las aves, destaca la presencia de rapaces como el águila culebrera y el halcón peregrino.

En la pasada edición de Fitur, la Xunta subrayó que tienen el "convencimiento" de que la "recompensa" a todo el trabajo conjunto de estos últimos años está cerca y que, en 2026, la Ribeira Sacra recibirá el reconocimiento internacional como Patrimonio Mundial de la Unesco.

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