La conocida como entrada al averno es un espectáculo de fuego con un diámetro de unos 70 metros y 20 de profundidad, que se encuentra en un lugar completamente despoblado en kilómetros a la redonda, a excepción de la pequeña aldea que le da nombre (Darvaza.
Sin embargo, esta formación poco tiene que ver con el mundo tenebroso y mucho con la mano del hombre, porque este gigantesco cráter es fruto de un accidente. En los años 70, unos geólogos en busca de petróleo y gas natural –en lo que es rico el desierto de Karakum- perforaron por error una cueva repleta de gas.
El resultado fue que el techo se hundió y poco después se prendió fuego al gas sin calcular la cantidad que había dentro. Desde entonces, está ardiendo sin saberse a ciencia cierta cuando parará.