La sierra está nevada y las estaciones de esquí, algunas más que otras, están a tope de gente. Los que están de vacaciones aprovechan para relajarse en las zonas más blancas y se abrigan hasta arriba pero se olvidan de una cosa muy importante: la crema protectora. Curiosamente, en la nieve te quemas más que en la playa aunque el sol se deje ver menos.
¿Por qué?
Piensa por un momento en los colores que te pones en invierno y en verano. En invierno seguramente tires mucho del negro y, en verano, al contrario, eres una explosión de color. El color blanco refleja los rayos ultravioleta del sol un 15% más, mientras que el negro los absorbe. Esa capacidad de reflejar la luz del blanco se llama albedo y es la responsable de que te quemes.
Cuando tus vacaciones navideñas coinciden con el buen tiempo, como está ocurriendo en España, con cielos muy despejados hasta ahora, nos quemamos. Las horas de sol son pocas comparadas con el resto de estaciones pero la nieve es la superficie que más refleja la luz por su color (hasta un 86% de los rayos). Es decir, no solo nos da el sol directamente como lo hace en verano, sino que además la nieve nos devuelve la radiación que recibe.
Además, a más altura, incrementa esa reflectividad de la nieve. Por tanto, te vayas a esquiar o no, si te acercas a la montaña estas navidades recuerda que no te sobrarán las gafas de sol ni la crema solar. Las quemaduras más importantes se producen, precisamente, en estas fechas por la mayor exposición y la falta de previsión.