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Hace hoy justo nueve años, se localizaba el cuerpo sin vida de la pequeña Asunta, uno de los asesinatos que más ha conmocionado a España. En 2013, el jurado popular no dudó en considerar culpables a sus padres adoptivos por elaborar un premeditado plan para acabar con la vida de su hija. Pero no está claro aún el motivo del crimen, ni tampoco por qué la sedaron durante semanas antes de que fuese asesinada.
Rosario Porto, la madre de la pequeña Asunta, se suicidó en 2020 y Alfonso Basterra continúa en A Coruña, en un módulo para presos peligrosos. Hoy se cumplen nueve años del crimen de Asunta Basterra. Su padre, condenado por el asesinato, ha cumplido ya cerca de la mitad de la condena.
La menor fue asesinada por sus padres cuando solo tenía 12 años. Su cadáver fue encontrado en una cuneta de un camino forestal en Teo. El crimen conmocionó a todo el país. Por su parte, la madre de la pequeña, Rosario Porto, se suicidó en la cárcel y su padre, Alfonso Basterra, sigue negando la implicación. Ahora, su padre estaría a punto de obtener permisos penitenciarios nueve años después.
No era la primera vez que Rosario Porto intentaba quitarse la vida. Sin embargo, el pasado mes de noviembre de 2020, la madre de Asunta se suicidaba. Funcionarios de la cárcel de Brieva, en Ávila, la encontraban muerta en su celda, colgada de un cinturón de tela atado a la ventana. Fuentes penitenciarias indicaban que en el recuento de la mañana del 18 de noviembre de 2020 los funcionarios echaban en falta a la reclusa y cuando acudían a su celda la encontraban ahorcada.
Tras el hallazgo, avisaban al 112 y los servicios de emergencia le practicaban maniobras de reanimación pero solo podían certificar su muerte. Porto tenía toda la celda recogida, incluidas pertenencias, lo que hace pensar que tenía meditada su decisión, según las fuentes.
Asunta Basterra Porto, de 13 años, murió asfixiada el 21 de septiembre de 2013. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia consideró en su sentencia de apelación que fue Rosario la única culpable de asfixiar a su hija, aunque determinó que lo hizo "en ejecución del plan preconcebido" con Alfonso para acabar con la vida de la menor.
Asunta tenía en sangre el día de su asesinato, que se produjo por "sofocación", 0,68 milígramos de lorazepam por mililitro de sangre, una dosis "altamente tóxica" que equivale a tomar más de 27 pastillas de este producto, consumidas durante la comida del día 21 de septiembre o después.
Hasta cinco profesores de distintas academias de música de la niña relataban, al menos, dos episodios en el mes de julio en los que Asunta fue a clase con síntomas de estar "drogada". En uno de los casos, la víctima llegó a decirle a dos de sus profesoras que su madre le daba "unos polvos blancos" que la hacían "olvidarse" de cosas y que había estado "dos días durmiendo".
Las pistas apuntaron desde el primer momento al entorno cercano y, más en concreto, a sus padres, separados, que la noche en la que se produjo su muerte habían acudido a una comisaría de Santiago de Compostela a denunciar la desaparición de su hija. El cuerpo fue localizado después de que, en la madrugada del 22 de septiembre, dos hombres que circulaban por una pista forestal del lugar de Ferros, en la localidad coruñesa de Teo, dieran la voz de alarma.