Los agricultores han estallado de nuevo y se han puesto en pie de guerra por lo que consideran el enésimo agravio contra los trabajadores del campo. Concretamente, esta vez el detonante son unos expedientes sancionadores realizados durante la campaña de aceituna en la provincia de Toledo por la inexistencia de retretes portátiles en el espacio de trabajo, es decir, en el propio campo.

La actuación ha sido denunciada por el sindicato Unión de Uniones de Castilla-La Mancha, que a través de la difusión de una nota de prensa cargada de indignación no ha tardado en propiciar múltiples reacciones dentro del sector, con muchos criticando los expedientes por “absurdos” e insultantes, considerándolo una “burla” hacia los agricultores.

En su nota de prensa, que ya habría tenido la reacción por parte del Ministerio de Agricultura para paralizar los expedientes después de todo lo que se ha originado, la Unión de Uniones de Castilla-La Mancha explica que todo comenzó después de que “dos inspectoras de trabajo” se presentasen a hacer una inspección durante la citada campaña de la aceituna en Toledo.

“Deben tener la perturbadora idea de que el campesino es incapaz de ir tras una oliva o un matorral cualquiera a cumplir con la llamada de la naturaleza”, denuncian en la propia nota, ahondando en el reproche hacia el expediente sancionador que decidieron abrir.

“A las mismas inspectoras que realizan estas visitas a las explotaciones agrarias aún no se las ha visto portando una taza de váter, como tampoco se ha visto la que reglamentariamente debe acompañar a la pareja de la Guardia civil que las escolta”, apuntan con ironía, para añadir a continuación: “Debido a esto, los agricultores hemos llegado a la conclusión de que tanto los inspectores de trabajo como la Guardia civil llevan pañales, para en el caso de sentir una necesidad, suplir la falta de esos servicios que no los acompañan”.

“La situación supera el absurdo, se convierte en un esperpento, en una astracanada”, aseveran desde el sindicato, asegurando que “lo que pide la inspección de trabajo viene a ser algo así como exigirle a la brigada que arregla la línea de alta tensión que porten un servicio, o al grupo de alta montaña de la Guardia Civil o al SEPRONA que en todas y cada una de sus salidas transporten un baño móvil”.

“¿A que parece una tontería?”, cuestionan, recalcando que “esta tontería es motivo de sanción desde la perspectiva de cierta inspección de trabajo”, a la que se refieren jocosamente como “la brigada dodotis”.

“Está provocando el efecto contrario al deseado: diarreas, bien por miedo a que por muy legal que sea tu situación y aunque sigas un escrupuloso cumplimiento de la legislación, seas sancionado, o incontinencia urinaria ante lo ridículo del caso”.

Recordando la compleja situación que atraviesan desde hace tiempo y destacando las innumerables cuestiones burocráticas y técnicas que tienen que enfrentar, instan a acabar con este tipo de conductas inspectoras y a no sembrar más inquietud en el sector agropecuario.

“Si unimos este nuevo desaguisado a la bajada injustificada del precio del aceite, la especulación del mercado, el aumento de costes de producción, la mala climatología y los juegos de malabares que se deben hacer para cumplir normativas ambientales y burocráticas de la nueva PAC, se comprende la desesperada situación del sector olivarero y del agropecuario en general”, señalan.

Por todo ello, explican, “la Unión de Castilla-La Mancha pide e a la inspección de trabajo que recapacite y suspenda estas conductas inspectoras, que además de ridículas están generando intranquilidad y animadversión entre la gente del campo”, sentencian.

Tras el comunicado de la plataforma del sector agropecuario, distintos agricultores han alzado también la voz, encontrando en las redes sociales un medio para viralizar la protesta.

En ese grupo están agriculturas como ‘Encarnita Mora’, quien en TikTok se suma a la denuncia de sus compañeros clamando contra lo ocurrido.

“Ahora los inspectores de trabajo, cuando van a la finca, aparte de mirar que lo llevemos todo en regla, los papeles, los trabajadores con sus chalecos, sus guantes, sus gafas, todo… ahora hay un complemente muy, muy importante. Ni un botiquín, ni nada. No. Eso, –si no llevas botiquín–, con una cuerda te haces un torniquete. Lo más importante ahora mismo, –que no puedes ir al campo sin él–, es un váter portátil”, expresa al inicio de su protesta y su reivindicación.

“Venga, vamos a burlarnos y a reírnos de los agricultores (...) Vamos a hundirlos, porque para 2030 tienen que estar todos ya hundidos, –tanto los agricultores como los ganaderos–, porque nos están hundiendo, por el aire y por la tierra. Nos están arruinando día sí y día también”, censura, antes de continuar.

“Ahora resulta que cuando me levante por la mañana, cuando vayamos a enganchar el remolque, lo primero que tiene que ir es el váter. El váter, para cagar y para mear. ¡Qué vergüenza!”, denuncia, pidiendo que no sigan burlándose del sector.

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