Durante la última borrasca, Ciara, los aeropuertos han sido los más afectados. Algunos vuelos han sufrido cancelaciones, retrasos o turbulencias. En vuelos diferentes, ha habido dos pasajeros conflictivos, que presos de la histeria han tenido que ser desalojados por la policía.
En un vuelo procedente de Amsterdam, una pasajera con un ataque de nervios empezó a gritar y moverse descontroladamente, mientras la tribulación trataba de aterrizar. Hasta 5 intentos fallidos provocaron el estado de la mujer. Por otro lado, un vuelo que iba a Lanzarote tuvo que volver a Madrid también por el estado de uno de los pasajeros, que fue detenido por la Policía Nacional al llegar.
Un comandante de Iberia, ha explicado cuál es el protocolo a seguir cuando pasan estas cosas. Tres pasos fundamentales: primero las azafatas intentan calmar al pasajero, si esto no funciona, la tripulación técnica manda una carta avisando de las posibles consecuencias, y si eso no sirve por último se aterriza el avión en el aeropuerto más cercano y se avisa a las autoridades.