Diez fallecidos (seis en Sabadell y cuatro en Ripollet) y más de una cuarentena de infectados, cuatro de ellos hospitalizados y uno muy grave, es el último balance de una «nefasta» gestión por parte las autoridades sanitarias que ha obligado al consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz, a dar explicaciones en el Parlament.