Los gatos robot que sirven mesas y salvan empleos: la solución japonesa que llega a España
La hostelería en Japón ha comenzado a apoyarse en gatos robot que sirven mesas para suplir la falta de personal: están llegando a España
Los gatos robot complementan la carga del trabajo, especialmente en sectores físicos, donde cada vez más empresas niponas deben contratar personas mayores de 65 años
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Los camareros robot con aspecto de gato han pasado de ser una curiosidad futurista a convertirse en aliados indispensables de la hostelería japonesa. A pesar de la creencia de que este tipo de inventos va a robar muchos puestos de trabajo, lo cierto es que los van a salvar y, lo más interesante, es que ya han empezado a llegar a España.
En un país como Japón, donde la población envejece a un ritmo acelerado y la mano de obra escasea, estos robots no solo han resultado ser eficientes, sino que también han conquistado a clientes y empresarios por igual. Los adorables robots felinos, como el popular 'BellaBot', se deslizan por los pasillos de restaurantes y cafeterías, llevando platos con precisión milimétrica, saludando a los comensales con expresiones animadas y dejando tiempo libre al personal humano para que pueda centrarse en otras tareas.
Lejos de ser una moda pasajera, estos robots representan una solución real a un problema cada vez más grave: el déficit laboral. Según el 'Recruit Work Institute', Japón podría enfrentar una falta de hasta 11 millones de trabajadores para 2040, debido a una alarmante combinación de baja natalidad y una creciente proporción de población anciana. Solo en hostelería, en enero se registraban tres vacantes por cada solicitante. Y mientras los jóvenes japoneses ya no están tan dispuestos a trabajar sirviendo mesas, los robots felinos entran en escena con una eficacia imbatible.
Los gatos robot alivian la carga de trabajo en sectores como la hostelería
Estos camareros robóticos, equipados con sensores multidimensionales, inteligencia artificial y un catálogo de gestos adorables, no solo cumplen con su función, sino que además generan un factor sorpresa y simpatía que atrae a más clientes. Niños, turistas y curiosos se arremolinan para fotografiar y grabar vídeos de su experiencia con ellos, lo que también se convierte en una poderosa herramienta de marketing para los locales.
“El mercado de robots de servicio no ha hecho más que empezar”, señala Takayuki Ito, presidente de la Federación Internacional de Robótica. Según sus previsiones, el sector triplicará su valor en los próximos cinco años, alcanzando los 400.000 millones de yenes en 2030 (más de 2.400 millones de euros). Y es que, lejos de quitar empleos, su papel es el de complementar y aliviar la carga del personal humano, especialmente en sectores físicos como la hostelería, donde cada vez más empresas niponas deben contratar personas mayores de 65 años o mano de obra extranjera.
Eso sí, no todo es perfecto. Estos robots aún tienen limitaciones ya que no pueden resolver imprevistos complejos, no cocinan y, como muchos dispositivos autónomos, a veces se bloquean o se quedan atascados entre obstáculos. Además, su coste puede suponer un obstáculo para pequeños negocios o locales de barrio, y su implantación en culturas menos tecnológicas o más orientadas al trato personal puede ser más lenta.
Un fenómeno que ya cruza fronteras
Aunque Japón lidera la revolución robótica en la hostelería, la fiebre por los camareros gatunos ha comenzado a expandirse fuera de sus fronteras. En España ya es posible ver alguno en acción en restaurantes asiáticos, sobre todo en grandes ciudades o zonas turísticas. Además de facilitar el trabajo, su mera presencia se ha convertido en reclamo para atraer clientela curiosa.
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