Hipotecas

El euríbor repunta: ¿es buen momento para cambiar de una hipoteca variable a una fija?

Es previsible que las hipotecas fijas encarezcan ligeramente sus intereses. Unplash
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El mercado hipotecario europeo vuelve a moverse. Después de casi dos años de descensos, el euríbor ha cambiado de rumbo y encadena ya un nuevo mes al alza.

Este repunte, aunque moderado, está despertando dudas entre miles de familias que tienen su préstamo ligado a este índice de referencia. Muchos se preguntan si ha llegado el momento de buscar estabilidad y protegerse ante futuras subidas de tipos mediante el cambio de una hipoteca variable a una fija.

En septiembre, el euríbor pasó del 2,114% al 2,172%, un incremento que, aunque pequeño, marca un punto de inflexión en el mercado.

Durante los dos últimos años, este indicador se había beneficiado de los recortes de tipos de interés impulsados por el Banco Central Europeo (BCE), lo que alivió las cuotas mensuales de millones de hogares. Sin embargo, los analistas advierten que esa etapa de descensos podría haber llegado a su fin.

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¿Un cambio de tendencia en el horizonte?

Según los expertos consultados por entidades financieras europeas, el repunte del euríbor no es un fenómeno puntual. Con la inflación bajo control y un ciclo de tipos estabilizado, todo indica que el BCE ha completado su etapa de recortes. A partir de ahora, lo más probable es que el índice se mantenga estable o experimente leves aumentos.

De acuerdo con las previsiones de Bankinter, el euríbor cerrará 2025 en torno al 2,15% y alcanzará el 2,25% en 2026. Por su parte, CaixaBank Research estima valores muy similares, con un 2,14% y 2,18%, respectivamente.

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Estos pronósticos apuntan a un periodo de relativa calma, en el que las cuotas de las hipotecas variables apenas se modificarán a corto plazo.

Sin embargo, la evolución futura dependerá de factores macroeconómicos globales y de las decisiones del BCE ante nuevos escenarios inflacionarios.

El mensaje es claro: el margen para abaratar las hipotecas variables parece agotado. Si bien no se esperan grandes subidas inmediatas, el riesgo de un repunte en los próximos años es real.

En ese contexto, muchos titulares de préstamos buscan blindar su economía doméstica optando por un tipo de interés fijo.

La estabilidad del tipo fijo, más atractiva que nunca

Las condiciones actuales del mercado hacen que los productos a tipo fijo vuelvan a ganar protagonismo.

Con un euríbor en torno al 2,172% y un diferencial medio del 0,5%, la mayoría de las hipotecas variables se sitúan en torno al 2,7%. En cambio, algunas entidades ofrecen hipotecas fijas por debajo del 2,5%, lo que permite asegurar una cuota constante a largo plazo y protegerse frente a futuras oscilaciones.

Entre las entidades que han lanzado campañas competitivas se encuentran Openbank, con un tipo fijo desde el 2,36% si se domicilian los ingresos y se contratan los seguros asociados, y Banco Santander, que ofrece un 2,45% bajo condiciones similares, siempre que la vivienda tenga una calificación energética alta.

Estos productos permiten pasar de un tipo variable a uno fijo sin asumir grandes diferencias en la cuota mensual, pero con la tranquilidad de mantenerla estable durante toda la vida del préstamo.

No obstante, los analistas advierten que estas condiciones favorables podrían tener fecha de caducidad. A medida que el BCE mantenga los tipos y los bancos busquen mejorar su rentabilidad, es previsible que las hipotecas fijas encarezcan ligeramente sus intereses.

Por eso, quienes estén valorando el cambio deberían hacerlo antes de que el mercado ajuste sus márgenes al alza.

Alternativas para realizar el cambio

Existen tres vías principales para pasar de un tipo variable a uno fijo.

  • Novación. Consiste en renegociar las condiciones con la misma entidad bancaria. Esta opción suele ser la más sencilla y económica, ya que implica pocos trámites.
  • Subrogación. Consiste en trasladar la hipoteca a otro banco que ofrezca mejores condiciones.
  • Cancelación. Cancelar el préstamo actual y contratar uno nuevo a tipo fijo es otra de las opciones.

El coste de cada opción varía. En los casos de novación o subrogación, solo se abona la tasación del inmueble (en torno a 300 euros) y, si la hipoteca tiene menos de tres años, una comisión máxima del 0,05%.

En cambio, si se opta por cancelar la hipoteca y abrir una nueva, los gastos son mayores: además de la tasación, hay que sumar una posible comisión por amortización anticipada (hasta el 1%) y unos 1.000 euros en costes registrales y notariales.

Aun así, los expertos en comparadores hipotecarios subrayan que, si se realiza en el momento adecuado, el cambio puede compensar con creces el desembolso inicial, especialmente si el euríbor continúa su tendencia ascendente durante los próximos años.

Para los hipotecados, la clave es la planificación financiera. Quienes puedan asumir cierta volatilidad quizá prefieran mantenerse en variable y esperar nuevos descensos. Pero quienes busquen previsibilidad y seguridad a largo plazo encontrarán en el tipo fijo una opción cada vez más atractiva.