Las señales de alerta de que tu hijo es un acosador: "En otros entornos suelen ser chavales y chavalas fantásticos"
Para que un menor se convierta en acosador “existen muchas variables porque no hay una única respuesta”, explica la psicóloga Patricia Gutiérrez Albadalejo
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MadridCuando se habla de acoso escolar siempre pensamos en la víctima que sufre las vejaciones, agresiones y desprecio. Tenemos miedo a que nuestros niños sean quienes reciban el bullying en el entorno escolar. Pero como padres, ¿estamos preparados para ver en nuestro hijo o hija al acosador?
Es difícil para cualquier familia reconocer que su niño ha hostigado hasta tal punto a un compañero que este ha terminado por quitarse la vida, como le pasó a Sandra Peña y otros numerosos casos. Lo cierto es que el acoso escolar ha aumentado en los últimos años: asciende el número de menores que sufren bullying en colegios o institutos, lo que significa que también aumenta el número de acosadores.
En el último estudio elaborado por la Fundación ANAR, un 12,3% de los estudiantes conoce algún caso de acoso escolar o lo sufre, incrementándose así respecto al curso anterior 2023-2024 que era de un 9,4%.
“Un menor o adolescente que acosa no quiere decir que tenga una estructura psicópata”, explica a Informativos Telecinco Patricia Gutiérrez Albadalejo, psicóloga y fundadora de ‘Familiando’, quien busca enfocar el asunto en la “recuperación”.
La experta en intervención social reconoce que existen fallos estructurales en este preocupante aumento “y ese tiene que ser el trabajo desde el centro educativo y desde las unidades familiares”.
Motivos por los que un menor puede convertirse en acosador
“Existen muchas variables que llamamos variables mediadoras que debemos tenerlas analizadas porque no hay una única respuesta”, explica la docente ante la pregunta de qué le pasa a un menor cuando acosa.
“Tenemos factores de riesgo como puede ser un contexto de violencia en la unidad familiar donde hay un reflejo y un salto al contexto educativo, al aula, a los espacios comunitarios”. Además, identifica otros factores como pueden ser la “inmadurez, inseguridad interna, baja autoestima o necesidad de pertenencia al grupo”.
"En otros roles y en otros entornos, son chavales y chavalas fantásticas, reguladas, afectivas y empáticas"
No es que el perpetrador carezca de valores como la empatía o el respeto, es que “lo que no hace es llevarlos a la acción” con el compañero al que está acosando. La psicóloga asegura que muchos de estos acosadores pueden tener un comportamiento ejemplar en otros contextos como pueden ser con la familia. “En otros roles y en otros entornos, son chavales y chavalas fantásticas, reguladas, afectivas, empáticas, con sus hermanos, con sus primos, con el entorno social que les rodea fuera del contexto escolar, son personas estupendas”. Entonces, la explicación que se da es el “miedo a ser ellas las víctimas”.
Signos de alerta
Si los menores se comportan en casa de forma respetuosa y empática con el entorno, para muchos padres les será casi imposible ver en su hijo la figura de un acosador, pero se debe estar atento a diferentes señales de alerta que por momentos serán muy sutiles.
La especialista clínica destaca la “comunicación” como la “clave” para reconocer los signos de alarma. “Cuando decimos una buena comunicación, es una comunicación reflexiva, compartida, de escucha” donde al niño o adolescente se le dé su espacio para expresarse. Es ahí en “esa parte de comunicación compartida, vemos si nuestro hijo está siendo empático, si está siendo tolerante con las diferencias, cómo se relaciona con los demás, desde dónde, si es un niño o una niña o un joven que tiene un grupo estable”.
"No tenemos tampoco un conocimiento muchas veces de qué está pasando porque ni siquiera conocemos el entorno cercano de nuestros hijos"
Otro de los consejos que pueden ayudar a las familias a abrir los ojos es que conozcan con quién salen sus hijos, “tenemos que conocer a los amigos de nuestros hijos…no tenemos tampoco un conocimiento muchas veces de qué está pasando porque ni siquiera conocemos el entorno cercano de nuestros hijos”.
El acompañamiento y seguimiento de lo que hacen los menores en Internet es también esencial para conocer “cuáles son los contenidos que ven en redes sociales o los memes de los que se ríen” para poder educar y censurar actitudes.
La fundadora de ‘Familiando’ sugiere revisar el histórico del menor, “si en primaria o en las primeras etapas de secundaria ellos han sufrido de alguna forma acoso, cuando se sienten en una posición de mayor poder, en algunos casos lo ejercen como un parámetro de protección”.