Mercedes pide una enfermera para su hija: lleva siete meses acompañándola en el centro de día
Mercedes Pérez reclama a la Xunta que tome las medidas precisas para que su hija pueda seguir en el centro de día
La Consellería deniega la petición porque ese recurso no se contempla en estos centros
La Xunta le ha ofrecido otras alternativas pero ninguna se adapta a la situación de Nerea, según su madre
PontevedraLa batalla de Mercedes empezó hace siete meses cuando su hija Nerea, que sufre una enfermedad degenerativa cumplió 21 años y empezó a acudir al centro Princesa Letizia, unas instalaciones para personas con parálisis cerebral que gestiona en Vilagarcía la asociación Amencer.
Nerea no tiene parálisis cerebral, sino una enfermedad degenerativa que le impide hacer muchas cosas porque no se puede mover. Necesita un respirador y eso implica una supervisión constante. Pero en el nuevo centro no hay enfermera y por eso desde hace siete meses su madre le acompaña y atiende en el centro cada mañana, para no perder la plaza, pero también para asegurarse que su hija recibe la atención adecuada en todo momento.
"Para que ella pueda pasar aquí la mañana, tengo que quedarme yo con ella», cuenta Mercedes. La respuesta que ha recibido de la administración autonómica a su petición es que este recurso no es obligatorio en este tipo de centros: “No es obligatorio, me dicen que en toda España no existe este recurso, pero estamos en el siglo XXI, si no existe, y es necesario habrá que crearlo”, reclama.
Mercedes decidió acompañar a su hija en su estancia en el centro de día, de manera provisional “los primeros das, para no perder la plaza, pensando que se solucionaría”, pero han pasado siete meses y siguen sin enfermera, y por eso la tiene que acompañar cada mañana.
Esta madre solo tiene buenas palabras para los trabajadores del centro de Amencer que “hacen todo y más”, pero ellos no son el problema, recuerda. "Ellos no pueden asumir esas tareas específicas", necesarias para atender a su hija. En caso de disponer de personal de enfermería "no solo se beneficiaria mi hija, si no todos los usuarios que están allí” insiste.
Cambio de Consellería al llegar los 21 años
Hasta los 21 años la situación de Nerea dependía de la Conselleria de Educación, donde siempre tuvo el personal de apoyo necesario para su situación, recuerda su madre. Para ella, salir de casa, relacionarse y mantenerse activa es vital. Hasta esa edad acudía a un Centro de educación especial en Vilagarcía de Arousa.
Pero al cumplir los 21 años, su caso pasó a depender de la Conselleria de Política Social donde hasta ahora Mercedes solo ha tenido “buenas palabras” pero también “respuestas negativas” a su petición. “Nos dicen que no se contempla, que no lo hay en ningún caso, pero alguien tiene que ser la primera. Hay un vacío terrible al llegar esta edad”, denuncia.
La Xunta ha ofrecido otras alternativas que no le encajan a la familia
Desde la Xunta de Galicia ofrecieron a Nerea una plaza en una residencia como alternativa, que la familia descarta, porque en este momento, pueden tenerla viviendo con ellos en casa; y también en un centro de día, en Redondela, pero Mercedes lo rechazó también porque ni la distancia, ni la ubicación ni el tipo de usuarios conformaban un entorno adecuado para su hija, recuerda.
Otra de las alternativas planteadas por la Xunta fue un servicio de asistente personal, un recurso que, se podría combinar con la asistencia por horas al centro donde acude habitualmente. Esta es la alternativa que ahora se plantea la familia, aunque las cosas, dice, "no son tan sencillas como plantean" porque "ellos hacen sus cuentas pero yo hago las mías”. Si aceptaran el asistente, recuerda, "además de que yo tendría que buscar a la persona que asumiese la responsabilidad tendríamos que pagar nosotros las horas del centro de día". Mercedes recuerda que ya está pagando un servicio de fisioterapia que su hija necesita. Nerea tiene reconocido un grado tres de dependencia y recibe una pensión que ronda los 700 euros al mes.
Han pasado ya siete meses y no parece que la solución esté cerca, pero Mercedes se niega a rendirse sin dar batalla: “Yo sigo y no me voy a dar por vencida” porque “no se puede consentir que en este tipo de centros no haya personal adecuado”, insiste. Mientras espera que se tomen las medidas precisas para que su hija pueda continuar en el centro, cada día, seguirá acompañándola, para asegurarse de que está correctamente atendida.
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