La criptocena de Trump: el presidente de Estados Unidos se lucra con su memecoin

Donald Trump es mucho más que un presidente de Estados Unidos. Es una marca en sí misma que genera millones de dólares con todo tipo de negocios. El inquilino de la Casa Blanca y toda su familia se han lucrado con la criptocena, porque los invitados invirtieron millones en la memecoin $TRUMP, que se disparó en el mercado de las criptomonedas.

La exclusiva cena fue orquestada por el presidente de Estados Unidos para los 220 multimillonarios, la mayoría extranjeros, que más gastaron en su criptomoneda. En total han invertido 394 millones de dólares en la volátil criptomonedas de Donald Trump.

El presidente bailó y amenizó la cena para complacer a sus invitados y de paso revalorizó su memecoin, que lo hizo multiplicar beneficios. La moneda virtual de Trump, sin respaldo económico, estaba de capa caída, pero se estabilizó justo cuando el presidente estadounidense lanzó este concurso para ofrecer la entrada a la lujosa cena a las 25 personas que más pagaran.

Los demócratas han calificado lo ocurrido de "orgía de corrupción" y a los invitados millonarios a la cena fueron recibido con malas caras y carteles de acusaciones de criptocorrupción "al estafador en jefe", en alusión a Trump.

Los insultos resonaron en la entrada del club de golf de Trump, donde protestaron un centenar de personas que esperaban a los multimillonarios. Ellos, que se sabían mal recibidos, entraron a pie y hasta camuflados.

Trump y los conflictos de intereses: del avión de regalo de Catar a sus negocios familiar en el Golfo Pérsico

Los conflictos de intereses tocan de lleno a Donald Trump. El acceso privilegiado e interesado del presidente a cambio de inversiones y el uso del cargo para enriquecerse lo siguen sin que lo justifique o evite.

Trump no se da por aludido: ya aceptó el avión, regalo de Qatar, mantiene los negocios familiares en el Golfo Pérsico, que esta semana se extienden a Vietnam.

Su hijo Eric inauguraba en Hanoi un campo de golf y su hermano admitía tener vocación para presentarse algún día a la presidencia.