Eliana y su hija Ester obligadas a dejar su barrio en Paiporta después de perder su casa en la DANA: "Ya no estoy en mi vida"
Su casa quedó arrasada por el agua y el lodo, casi un año después la solución habitacional que les ofrecieron está muy lejos de su barrio y de su vida
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ValenciaEliana, de origen brasileño, llegó a Paiporta hace 22 años. Aquí echó raíces y crió a su hija Ester. Una vida que se truncó el pasado 29 de octubre cuando las inundaciones provocadas por la DANA del pasado 29 de octubre arrasaron la casa en la que vivían de alquiler y acabó con la vida de amigos que se habían convertido en familia. "Hemos vivido un terror. Nunca me habría imaginado que nos íbamos a quedar en la calle sin nada", cuenta Eliana entre lágrimas.
Pero como muchos damnificados por la DANA, sufren una doble victimización, casi un año después de la tragedia, la solución habitacional que les han ofrecido está muy lejos de su barrio, de su entorno, del trabajo de Eliana y del colegio de Ester. Primero estuvieron en Puçol, a casi 40 kilómetros de Paiporta, y desde hace unos meses viven en Picassent, algo más cerca, pero en un barrio conflictivo. "Después de lo que hemos pasado nos encontramos con esto. Mi hija, que está en tratamiento psicológico, tiene también muy lejos el lugar donde acude a terapia", asegura.
Con solo 11 años, Ester también ha perdido la relación con sus amigos y tiene que afrontar una situación difícil de llevar y más a su edad. "Es como llevar una mochila llena de piedras porque ver que no estoy en mi calle, en mi casa. Hay amigos que han fallecido. Siento que ya no estoy en mi vida", asegura emocionada la pequeña.
Hoy han vuelto a su barrio y a cada paso que dan se funden en abrazos con amigos que hace tiempo que no ven. "Tienen que volver a Paiporta. Desde el primer día les tendrían que haber buscado una casa aquí. ¿Habéis visto cómo quedó su casa? Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo", explica una mujer.
Una petición unánime entre sus antiguos vecinos, que esperan tenerlos pronto cerca. "Necesitamos una vivienda en nuestro barrio para poder salir adelante", reclama Eliana.
Un deseo que, sin embargo, sigue estando muy lejano para ellas. "Siento como que me muero", lamenta la pequeña Ester.