Sanidad

Los investigadores tratan de buscar contradicciones entre la dueña y los empleados de la clínica dental de Alzira

La policía registro la clínica dental. Telecinco.es
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A la espera de los resultados de las muestras tomadas a las dos niñas tratadas en la Clínica Dental Mireia de la localidad valenciana de Alzira, una de las cuales, de 6 años, falleció y la otra, de 4 años, permanece hospitalizada, los agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional analizan lo que pasó en ese centro médico en la mañana del 20 de noviembre.

Los investigadores buscan contradicciones en las declaraciones de la dueña de la clínica, sus empleadas y los dos profesionales que atendieron a las menores -un anestesista y una odontopediatra-, y lo que explicaron los padres de las dos niñas, especialmente los de la menor fallecida, según adelanta Levante-Emv.

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De momento, no hay elementos ni en la autopsia ni en la práctica clínica que expliquen lo que le ocurrió a las niñas, con síntomas similares. Las sospechas se centran los fármacos utilizados.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-Emv, la menor fallecida fue atendida en la clínica por la misma odontopediatra en el mes de marzo. La pequeña tenía varias piezas dentales, en su mayoría de leche, con procesos infecciosos y caries. La dentista les sugirió las intervenciones necesarias y elaboró un presupuesto. Los padres pidieron tiempo para estudiarlo y regresaron a la clínica el pasado mes de octubre, según han declarado la dueña y la odontopediatra.

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Para entonces, el número de piezas dentales dañadas había aumentado, pero dada la situación los padres de la menor aceptaron las intervenciones. A partir de ahí, se programaron varias visitas para generar confianza en la niña, pero al ver que no tenían resultado, la odontopediatra sugirió la sedación consciente de la niña, la más eficaz en este caso al precisarse un tiempo más prolongado para poder realizar todas las intervenciones, la endovenosa.

El día de la intervención

La clínica fijó la cita para el día 20, para hacer coincidir a la odontopediatra con el anestesista. La primera paciente citada fue la niña de 6 años, que llegó a la hora fijada, las 9.30 horas, junto con sus padres, a quienes les dieron a firmar el consentimiento informado.

A las 9.40, la pequeña ya estaba sentada en el sillón, con la odontopediatra, la higienista y el anestesista en el gabinete. Cinco minutos después, la niña ya estaba dormida y hasta las 11:25 se realizaron los tratamientos. Los tres profesionales coinciden en que todo transcurrió sin problemas.

Media hora después, a las 12.00 horas, se repitió el proceso con la segunda niña, de 4 años, aunque en su caso, la sedación duró menos de una hora. Cuando llevaban apenas un cuarto de hora con la segunda paciente, los tres profesionales recuerdan que entró en el gabinete la recepcionista para explicar que los padres de la menor de 6 años preguntaban si ya se podían ir a casa, a lo que el anestesista respondió que sí.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-Emv, los profesionales y empleados de la clínica mantienen que la niña fallecida no tuvo problemas y que cuando se fue "estaba aparentemente bien". Sin embargo, los padres aseguraron a su llegada al Hospital de la Ribera, pasadas las tres de la tarde, que ya en la clínica su hija presentaba somnolencia, respiración quejumbrosa, falta de alerta y vómitos. Para cuando llegaron a ese centro, donde ya habían atendido antes a la de 4 años y sabían que se enfrentaban a un cuadro crítico muy probablemente derivado del paso de ambas por la clínica, los médicos de urgencias ya no pudieron hacer nada por salvarle la vida.

Con todas las pruebas recabadas y las declaraciones recogidas, falta determinar lo más importante, qué pudo ocurrir para que dos niñas sanas sufrieran unas consecuencias tan graves, provocando la muerte de una y las reacciones tan adversas en la segunda.