Vayamos al grano. Tras más de un año haciendo capítulos de Becarios, hay una cosa de la que no nos podemos quejar: siempre hemos estado rodeados de buenas mujeres. Y diréis… ¡Un lujo! ¡Qué suerte! No tanto amigos, no tanto. Nuestras respectivas relaciones sentimentales peligran por cuestiones evidentes, nuestros amigos nos maldicen y nos insultan, nuestros padres todavía se preguntan cómo sus hijos, esos que sacaban tan malas notas en el colegio, pueden tener tanta suerte en el día de hoy, y por último: la audiencia nos recrimina que somos machistas.
A ver, Diego. Qué pesadilla con que somos machistas. Lo son nuestros personajes. Nosotros somos gente de bien, españoles de buena familia que van a misa los domingos. Y sacábamos buenas notas, no mientas. Al menos yo.
Una vez contextualizada la situación, recibimos en la redacción a Juliana Restrepo. Guillermo de la Vega y un servidor, caminábamos tranquilamente hacia nuestros ordenadores, disfrutando de una dulce mañana de viernes, pensando en las posibilidades que el fin de semana nos podía ofrecer. Pero una voz irrumpió a nuestro lado y se escuchó, ¡Entrad al despacho que os quiero presentar a alguien! Dicho y hecho. En ese momento fue cuando la vimos, allí estaba Juliana, con un vestido negro ajustado que remarcaba cada milímetro de su piel. Presentaciones a parte, la noticia saltó: “Juliana será portada de Interviú y además hará un capítulo de Becari@s en los próximos días”. Silencio dramático de dos segundos en la sala, para proceder a mantener una distendida conversación sobre cómo podíamos enfocar el capítulo. Por dentro, dábamos saltos de alegría.
¿Cómo que Guillermo de la Vega? ¿Qué es eso? Soy Willy, no te intentes hacer el formal. Y sigues mintiendo como un bellaco. Aquí nadie sabía nada de lo de la portada. Fue casualidad, no causalidad. Es normal que una serie como Becarios salte a las portadas de los medios nacionales por su interés cultural intrínseco. Basta ya de paparruchas hombre.
Llegó el ansiado día y Juliana se presentó, como mandan los cánones, en el set de rodaje de Becarios, que no es otro que la misma redacción donde nos reunimos con ella para hablar del guión. Colombiana, latina, esa ternura a la hora de hablar se hace manifiesta desde el primer momento que abre la boca. Ellos son así, están hechos de otra pasta. Se toman su tiempo, saborean el presente, seducen con la mirada y exprimen optimismo con su cuerpo. Y es que Juliana es como la podéis ver en la entrevista, no como en el capítulo. Risueña, amigable, buena defensora de sus compañeros de trabajo, sincera, y un poco presumida, todo hay que decirlo. Cómo para no.
Eres un pelota y ya no aguanto más. Que te den morcillas. Juliana, ni caso con lo de que eres presumida, ¡que éste está todo el día mirándose al espejo atusándose la barba! Juliana, gracias. Tú si que nos has dado un chorreo viniendo a grabar con nosotros. Además nos has abierto las puertas de Interviú. No por mencionarnos, sino porque gracias a ti hemos pactado un desnudo integral. Sólo quedan los flecos, que Diego no quiere depilarse el pubis y esas cosas. Tranquila, yo mismo le haré la brasileña en cuanto se descuide. ¡RAS!