Las torrijas de mi madre

telecinco.es 18/04/2017 13:09

Por estas fechas evoco esas Semanas Santas de mi infancia en las que solo podíamos ver en la tele pelis religiosas, jugar lo justo, asistir a los oficios en la iglesia, abstenernos de comer carne… Aunque yo con esto último estaba encantada porque odiaba la carne y era una forma de librarme de ella. En realidad, lo único que me hacía desear con fuerza que llegara la Pascua, contando con frenesí los días que faltaban, eran las torrijas. Todo un ritual: el pan del día anterior, la preparación, el cambio continuo de aceite, el almíbar… y ese olor tan especial que inundaba toda mi casa. A mí me dejaban que las rebozara en azúcar y canela y me permitían probar el almíbar para ver si estaba en su punto. Me ponía una gota entre los dedos índices, salía una hebrita y si no se cortaba ya estaba listo el delicioso almíbar. Moría por una torrija así. Blandita en su interior, cremosa, dulce, delicada, aromatizada… Gula, pura gula me entraba cuando las comía. Y de pronto, un día me dijeron que la gula era uno de los siete pecados capitales. Horror, pecando en Semana Santa… y ¿ahora qué hago? Pero no hice nada, cargaba con mi culpa y mi pecado hasta que una vez me atreví a confesarlo porque no podía con el remordimiento. Nunca las he probado igual. Claro que todo aquello tenía lugar en un contexto de amor y devoción. Se juntaban las visitas a las iglesias, el potaje de garbanzos con bacalao, los huevos de chocolate que mi padre escondía para que mi hermana y yo los encontrásemos…

Ahora es otra Semana Santa. Los tiempos cambian, no es ni mejor ni peor, es diferente. Pero yo sigo buceando en mis recuerdos. Cierro los ojos y casi puedo sentir el aroma inconfundible y a mi madre vestida de manola, tan guapa, tan devota… Me doy cuenta de que los años pasan muy deprisa, que el pasado se hace presente en los recuerdos, y que los abrazos y los mimos de las personas que ya no están con nosotros suelen hacerse más hondos y sentidos en fechas como éstas.

Y volviendo a los astros, desde el día 19 el Sol transitando por Tauro contribuirá a que los signos de Tierra -Tauro, Virgo, Capricornio- sean los más afortunados del Cosmos.

Ay, los Tauro… ¡Qué sensuales y eróticos son…! Ahí van algunos secretos para conquistar a un Tauro (¡y no se lo digáis a nadie!) El amor para Tauro es algo muy serio y cuando inicia una relación lo hace con el convencimiento de que será para toda la vida. Si logras despertar su atención pondrá toda su energía en conseguirte, siendo muy fácil que dejes atrapar por ese torrente de dulzura y sensualidad que emana todo su ser. Recuerda que le fascinan los preámbulos, valora cada palabra y gesto de complicidad y no soporta las precipitaciones. Ah, y no olvides que es un auténtico sibarita en el arte de la buena mesa… y también se le conquista por el estómago. Con Tauro, no busques una aventura sentimental pasajera porque perderás el tiempo…

¡Feliz semana!