Fue el pasado 6 de octubre en Maello (Ávila). Jacinto Garbayo, 45 años, Gh3, abandonaba una profesión que para él era un hobby y que además llevaba en la sangre.
Torear le ha dado muchas alegrías y muchos disgustos. Recordad la huelga de hambre que protagonizó hace dos años porque el alcalde de Cintruéñigo, su pueblo en Navarra, no le dejaba torear.
Una decisión muy drástica la de este alcalde que supuso mucho sufrimiento para el navarro. D. Faustino León, alcalde de Cintruéñigo y actualmente parlamentario, cuando Jacinto estaba en Gran Hermano eran íntimos amigos, pero “a raíz de dejar de salir en la tele me está haciendo la vida imposible, es un auténtico trepa” -me comenta el ex Gh.
Ahora Jacinto está centrado en su bar, ”la catedral del bocadillo”, en Citruéñigo, en su mujer, Cristina y en sus dos hijos. Y es que, después de luchar lo que no está escrito por adoptar uno, consiguió adoptar a dos niños hace ahora cuatro años.
“Dejo el mundo de los toros por mi familia -afirma-. Mi madre, Teresa, que lleva 30 años en una silla de ruedas y cuando voy a torear una semana antes no puede dormir. Mi mujer es un manojo de nervios el día antes de que yo toree. Y mis hijos, sobre todo la niña, está muy preocupada por si me pasa algo. Me dice: Papá, ¿si te pasa algo, qué va a ser de nosotros? No es lo mismo correr en un encierro donde hay 2.000 personas que torear, donde te la juegas tú solo”.
Me desplacé hasta Ávila para ver cómo se despedía de su pasión, los toros, y lo hizo por la puerta grande. Además de recibir el cariño de un público totalmente entregado a este ser tan entrañable, hizo una faena impresionante con el tercer toro de la tarde.
Jacinto toreó como nunca, aunque los nervios de la despedida y la emoción del momento hicieron que fallara con el acero.
“La muleta y el capote los voy a regalar por petición de mis hijos” -comenta-. Y a partir de ahora se va a dedicar a una pequeña finca donde cultiva todo tipo de hortalizas.
Es cierto que ganaba bastante dinero con todas y cada una de las corridas donde figuraba su nombre en el cartel, y que tiene muchísimas deudas que afrontar y una situación económica muy débil. Recordemos que todo lo que ganó desde su entrada en Gh lo invirtió en su bar (600.000€) y ahora éste no le da el beneficio suficiente para una inversión de esa magnitud.
Pero valor, fuerza y coraje no le faltan a este navarro: “Me podrán quitar el bar, la casa, lo que quieran, pero lo que no me pueden quitar son las ganas de luchar, te aseguro que mis hijos no van a pasar hambre”.
Con más de 150 corridas a las espaldas, Jacinto abandona los ruedos por donde se merece, por la puerta grande. ¡Suerte, maestro!
ÁLBUM: Todas las fotos de la última corrida de toros de Jacinto
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