Podría asegurar que la expulsión de Lydia supuso para Mercedes Milá enfrentarse a la entrevista más difícil de esta edición, al encontrarse en plató con una concursante insulsa a la que logró sonsacar tan sólo unas pocas palabras, de las que “súper” ganaría el recuento por goleada.
Porque esta choni pija ha sido lo más parecido a una estantería más de la casa, pero que a no ser que la enganches algo a esas extensiones que no para de tocarse compulsivamente, sirve para decorar y poco más.
Ya que los únicos momentos divertidos que hemos visto de Lydia dentro de la casa, han sido los videos en los que aparecía junto al pony “Tato”. Pero no nos engañemos, porque el verdadero protagonista de ellos fue el equino psicópata que intentaba morder a la choni-pija porque hasta el pobre animalito dudaba de que esta tuviera algo de sangre en las venas.
Y si no fuera por los videos en los que Lydia se dejaba magrear por Julio “El Feroz”, y después por Yago, su repaso de imágenes dentro de la casa habría sido más aburrida que la carta de ajuste...
Pero por suerte, la decisión de la audiencia ha sacado a otro mueble más de la casa para dar paso a lo que verdaderamente nos engancha, a esos concursantes que nos hacen estar pegados al televisor porque nos transmiten día tras día el espíritu de lo que supone estar dentro de Gran Hermano.
Y teniendo en cuenta que actualmente sólo permanecen 5 personas dentro de la casa, haciéndose evidente que la final se encuentra a la vuelta de la esquina, los nominados de esta semana toman especial importancia, en este caso, Dámaso y Laura, las dos caras opuestas de la baraja.
El de la Puebla de Almoradiel ha quemado ya todas sus cartas dentro del concurso, ha confesado delante de toda España su orientación sexual protagonizando una salida del armario que ha dado paso a una transformación tanto física como personal asombrosa, pero que según mi opinión, ¡ya no da para más!
Dámaso está cada semana más abatido al haber visto salir a todos y cada uno de los que formaban su grupo. No soporta la falta de horas de sueño, no soporta realizar la prueba semanal alegando tener claustrofobia cuando bien ha podido dormir en esos nichos que quitarían el aliento a cualquiera…
En fin, que "el Coplas" ha dado paso a una actitud victimista que aburre hasta a las ovejas, ya que al igual que su inseparable Lydia, ¿qué momento divertido recordáis de este concursante? Yo lo tengo claro, cuando Tato le perseguía por toda la casa como un toro de miura, mientras que este corría despavorido para no caer en su embiste. Por lo que nuevamente se demuestra que ese pony tiene más gracia que la mayoría de los concursantes que han pasado por esta edición de concurso.
Por otro lado tenemos a Laura, esa parleña malhablada cuyos chillidos son capaces de perforar tímpanos en décimas de segundos, aturdiendo más que las canciones retro reggaetoneras de Jhota. Pero que a su vez nos muestra todo aquello que esperamos encontrar en un concursante de Gran Hermano: una persona auténtica, que se deja llevar por sus sentimientos, que se olvida de mecanizar su comportamiento ante millones de personas, arriesgando todo por vivir lo que siente y sentir lo que vive.
Porque Laura ha sido capaz de empezar una relación con Marcelo, aun entrando a la casa con una pareja estable y planes de boda, sabiendo las consecuencias que esto le acarrearía tras haberse comprado un piso a medias con su ex, Samu –que finalmente ha roto su silencio en una entrevista que le he realizado y que podéis encontrar esta semana en la revista ¡Qué me dices!-; y por supuesto, contando con que su padre, Marcelino, es un hombre estricto que nunca aceptaría tal decisión y mucho menos su "nichoning" televisado.
Así que lo tengo claro, sigo manteniéndome en que Laura es la ganadora de esta edición, y espero y confío que con el resultado de las votaciones del jueves saquemos a otro mueble más de la casa para poder seguir disfrutando de la concursante más auténtica de este Gh12, que ha conseguido ganarme semana tras semana haciendo uso del único as que guarda bajo su manga: su naturalidad, tanto para bien como para mal.
Eso sí, puestos a elegir, preferiría que lo hiciera sola, tras quitarse la venda de los ojos y haberse dado cuenta de que la relación con “su Toti” nunca llegará a buen puerto, ya que se trata de un niñato inmaduro y egoísta incapaz de ver más allá de su propia conveniencia, y que se deja arrastrar un día sí y otro también por los tejemanejes elaborados por Yago, el cual solo utiliza su verborrea con el Malaguita para intentar quitarse del medio a Laura, su rival más fuerte de cara a la final del concurso.
Así que una vez más pensemos en lo que realmente queremos disfrutar cuando ponemos Gran Hermano, y no hagamos que esta duodécima edición tenga una final aún más triste que la de OT el pasado domingo. ¡Está en nuestra mano mantener dentro de esa casa a las personas que nos regalan los momentos inolvidables de nuestro reality por excelencia!
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