El pasado sábado, Consuelo Berlanga empezó a rentabilizar su viaje exprés a Nicaragua. Un viaje con retorno desde que la concursante anunciara a bombo y platillo desde el aeropuerto de Madrid, Barajas, sus deseos de volver la primera, suplicando de esta manera la nominación inmediata de todos sus compañeros- tal y como lo denunciamos en primicia desde este espacio-. Para más tarde, cabrear a la organización por pactar a sus espaldas, y como consecuencia, castigar a todos sus compañeros de edición, asumiendo para ella misma la frase de “más vale cobarde vivo, que valiente muerto”.
Fue en la Noria, donde la periodista empezó a manipular cuestiones del tipo “voy…pero no voy”, “me da pereza…aunque me arriesgo…”, y un sinfín de contradicciones una detrás de la otra, por no decir alto y claro que sus buenos tiempos como profesional de los medios estaban más apagados que la televisión analógica.
Y de buena cuenta de ello nos informa Wikipedia, ya que al parecer, desde hace varios años la chica Hermida se desligó del medio televisivo con programas como “Qué pasó con”– al que podría haber acudido ella misma a auto entrevistarse-, y “Senderos de Gloria” –otro sendero que ella misma desconoce-, aunque más tarde comenzaría a trabajar en las ondas r adiofónicas, de la mano de “Punto Radio”.
Yo mismo apunté en el programa “Resistiré, ¿vale?” del pasado jueves, qué si tan mal lo había hecho, y además se jactaba en el pasado debate de no tener ningún problema económico, puesto que cuando le llamaron para participar en Supervivientes estaba en Marrakech con su marido; qué aprovechase la ocasión de cerrarnos la boca a todos los que decimos que ha estafado a una organización, a unos compañeros y a un público que en su día le encumbró, y al mismo tiempo le hizo desaparecer del mapa; donando cada céntimo que ha ganado a una ONG. Quizás esa y no otra, sería la salida; o quizás, la que menos perjudicaría el currículum intachable de la veterana periodista.
Y ahora vamos con el episodio que nos trae hasta aquí, concretamente los hechos ocurridos el pasado jueves en Telecinco:
A las 20:15 aproximadamente termino “Sálvame Diario” y me dirijo a la sala de maquillaje, donde me encuentro con esta señora sin maquillar, motivo por el que no le reconocí a primera vista, pero cuando comenzó a hablar, era inconfundible su pitido agudo capaz de taladrar cualquier tímpano sano. Sin duda, era Consuelo Berlanga.
Le saludé muy amablemente, y ella me empezó a soltar el rollo de siempre: “Mala persona, impresentable, sinvergüenza, desgraciado…”. Yo me reí y comencé a prepararme para el programa que sucede a la gala, pero hubo un segundo asalto, un tercero e incluso un cuarto. Y claro, al cuarto ya le mandé a tomar por donde amargan los pepinos.
Hasta aquí todo normal. Yo pongo a parir las actitudes de una concursante por sus aptitudes desacertadas dentro de un reality, luego ella sale y me pone verde…lo de siempre. Pero claro, lo que jamás aceptaré no son los insultos, sino las mentiras, y que digas que ese episodio nunca ocurrió -quizás por la vergüenza de no predicar con el ejemplo-, y que en la entrevista de Jordi pongas de testigo a todo el equipo de maquillaje y peluquería de la cadena…
Pues bien, serás una profesional como la copa de un pino para tus allegados, vecinos, y algún que otro despistado de Facebook, ¡pero es la defensa más pobre que he visto en nueve años que trabajo en Telecinco!
Pues como mucha gente podrá sospechar, y aunque no lo sepan, yo les informo: los profesionales en los que se ha escudado no van a entrar en dimes y diretes absurdos ocurridos en esos departamentos, pues entre Aída Nizar, tú, y algún que otro friky, llenarían muchísimas horas de televisión contando anécdotas, pero su trabajo es otro.
Los que sí se han mojado fueron en su día tu compañera Irma Soriano, que estaba presente mientras me insultabas-la cual llegó a decirte que pararas el espectáculo-; Jorge Javier, al que agradezco que ayer en el diario reconociera que ocurrió; y mucha más gente que trabaja en la cadena, gente que trabaja el medio y que me ha llamado alucinando de la poca memoria que tienes, o de lo embustera que puede llegar a ser una profesional que se dedicaba a un periodismo serio y que lo cambió todo por tirarse desde un helicóptero mientras gritaba como la legionaria que quería un chubasquero.
En fin, querida Consuelo, nos queda el consuelo de recomendarte rabos de pasas para la primera opción, y el sabor amargo de tenerte que aguantar gala tras gala sentando cátedra de lo que tiene que hacer un superviviente, sin tener ni idea de lo que esa palabra significa.
Y dejando a la pobre Consuelo, que bastante tiene con lo que tiene. Confesores, quiero comentaros que nos acercamos a la brutal cifra de 60.000 fans en Facebook, los cuales se suman a una media de 1.500 amigos a la semana, y a los cuales debo agradecer su apoyo, sus constantes visitas, y comentarios en las actualizaciones de la página.
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