“Hard-Lara-Core”
, como a ella le gusta que le llamen, o la desquiciada de “El Reencuentro” como yo la denomino desde anoche, se ha metido en la piel de Antoñita “La Fantástica”, y sus monólogos en el confesionario, como comprobamos anoche, están repletos de metáforas a las que sólo ella podrá encontrar algún sentido, y con las que ha ido otorgando distintos papeles a sus compañeros.
Así, según Lara, en sus hazañas ella goza del papel principal de “la pastorcilla". Algunos de sus compañeros, entre los que se incluye Loli Gh10, son “las ovejas”, e Iván Madrazo Gh10 encarna al “perro San Bernado”.
No entiendo bien los papeles repartidos en el cuento, cuando ella misma va llorando por las esquinas al no sentirse tan querida y protagonista como su pareja de concurso, Jorge - solamente gracias a él sigue dentro de esa casa-. Por lo que imagino que sus metáforas, no intentan en ningún momento recalcar nada que tenga que ver con la realidad, sino más bien, cómo realmente le gustaría a ella que fueran las cosas dentro de esa casa. Aunque por prescripción médica para nuestra salud mental, no se recomienda buscar mucho sentido a nada que provenga de esta chica…
Y es que sus continuas faltas de respeto y salidas de tono ya no son nada nuevo en los resúmenes de “El Reencuentro”, y como ya he confesado en otras ocasiones, en un principio me hacían gracia al ser uno de los pocos momentos divertidos que se veían en esa casa. Pero como dice el refrán, “lo poco agrada y lo mucho cansa”.
Su repetido, hasta la saciedad, grito de guerra “¡Hardcoreeeee!” ya huele, y más aún al ir acompañado de sus numerosísimos numeritos traspasando todos los límites habidos y por haber, hasta agotar por completo la paciencia de sus compañeros, a los que deberían canonizar tras su salida de la casa, al haber aguantado con un par a semejante energúmena.
Porque yo lo tengo claro. No pasaría ni un fin de semana bajo su mismo techo ni aunque me invitaran al lugar más paradisiaco del mundo en su compañía. ¡Qué miedo de chica!
Tanto que se quejó de que Iván Madrazo le despertara con su aclamado grito para darle de su propia medicina, ha tardado una semana en hacer exactamente aquello que tanto criticó, dar un susto de muerte a sus compañeros mientras dormían aporreando la puerta de su cuarto y chillando “¡Hardcoreeee!” con esa voz capaz de perforar tímpanos a la velocidad de la luz.
¿Ahora el resto de compañeros están en la obligación moral de pedir su expulsión del programa? ¿Ahora qué sentido tiene –si es que alguna vez lo tuvo- que Gerardo abandonara el reality? Aunque la respuesta del chupito de amor fue del todo esclarecedora: no era el mismo caso, porque en esta ocasión la luz estaba encendida… ¡Como siempre este chico dando muestras de ese sentido común que tanto le caracteriza!
Aunque también hay que reconocer que Natalia supo darle a Lara su pequeña dosis de veneno para que la jugarreta siguiera su curso, sabiendo que animar a la de Leganés tendría el mismo efecto que encenderse un cigarrillo en un bidón de gasolina… Por lo que prefiero a 4 Laras antes que a 1 Natalia, porque como dice el refrán “Señor, líbrame de las aguas mansas, que de las bravas ya lo hago yo”.
Pero eso no fue todo. Lara nos volvió a sorprender, y esta vez de sobremanera, al reaccionar como una auténtica desquiciada al escuchar a Loli y Oliver hablar desde el pasillo a la 1:30 de la mañana.
¿Tanto le habría costado pedirles que se callaran o bajaran la voz, en vez de salir de la habitación en tal estado de histeria, haciendo que la niña del exorcista parezca a su lado uno más de los niños del coro de San Ildefonso? Lo de esta chica es de traca, y no me extrañaría que los de la López Ibor estuvieran rellenando ficha para ahorrarse trabajo venidero…
¡Aunque he de decir que la cara de Loli y Oliver no tuvo precio! Si yo hubiera estado en su pellejo habría pensado exactamente lo mismo, ¡qué se había vuelto loca y que les iba a zurrar! Sin pasar por alto la reacción del resto de sus compañeros, que nada más escuchar el primero de sus gritos, salieron corriendo simulando la famosa escena de la película de “Jumanji”, para contemplar en primera fila el espectáculo que se iba a formar.
Pero nada de esto impide que Lara siga creyéndose llena de razón, y después de todos estos números de circo, entre los que incluso se ha atrevido a destrozar el trabajo del resto de sus compañeros, suelta perlas como: “Si no le das su medicina, nunca te van a entender” o “Todavía no me conocéis, anda que no os queda”.
A lo que yo me pregunto, ¿qué será lo próximo capaz de hacer cuando tenga “el conejo en llamas”?
Por otro lado, hoy me quedo con la frase de Marta López haciendo referencia a Yola Berrocal: “Da imagen de tonta, aunque luego es muy buena gente”. Y es que es más, yo no creo que Yola dé imagen de tonta, ¡si no que hace el papel de tonta!
Porque sin duda alguna, Yola es la que mejor sabe jugar en un reality. Sabe estar apartada, sabe aparecer en el momento justo, sabe cuándo soltar la lagrimita y tiene presente que la salsa de cualquier reality es formar una pareja o decir que te gusta alguien; así que primero lo intentó con Gerardo y no funcionó y ahora le toca el turno a Iván Madrazo o Jorge, porque cualquiera le viene bien para lo suyo…
De Juan Miguel me da mucha pena que no salga nominado, porque cada semana que está dentro de “El Reencuentro”, ¡un novio nuevo que le sale al peluquero! Así que, para cuando acabe el reality ¡esto va a parecer el harén de Juan Miguel! Y visto lo visto, cada cual, desde luego, más…¿intenso?
Y si hay algo que estén echando en cara a Marta López es que esté en todas las salsas y que se meta en todos los charcos. Pero si alguien se mete en todos los conflictos, aunque sea para resolverlos, como es el caso de Marta, malo… Si estás como una seta y no apareces durante todo el concurso, malo también… Entonces ¿cuál es el comportamiento adecuado dentro de un reality? ¿Ver pasar los problemas de tu alrededor sin mojarte por miedo a que te salpique? ¿O intentar en la medida de lo posible ayudar a resolver los conflictos que se van creando en el día a día por el bien común?
No hay más que ver el cariño con el que trata a cada uno de sus compañeros
, cómo les ayuda en lo que puede, cómo les escucha, les consuela y les aconseja… Y que ese cariño va de vuelta, como bien lo demuestran los compañeros que están fuera y que han tenido tiempo suficiente para conocer a Marta.
Qué hasta el mismo David Verdú, aún con la rivalidad y resquemores del pasado que le hacen tener a Marta en su punto de mira, ha tenido que reconocer que se cree mucho antes lo que le diga Marta a lo que le comente su propia pareja de concurso.
Porque le pese a quien le pese, y aunque la mayoría de las veces le traiga más críticas que elogios, pocas personas hay tan auténticas y sinceras como Marta.
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