Mañana a las 19.30h estaré en DIRECTO EN UN ENCUENTRO DIGITAL
desde telecinco.es para que me preguntéis todo lo que querais. Desde aquí podeís enviarme las preguntas y verme en directo.
Sobre la misión que cumplí -creo que con sobresaliente- el pasado fin de semana, el objetivo era muy claro: convivir durante 24 horas con una familia anónima, participar en sus actividades cotidianas y convertirse en un miembro más del grupo sin saber previamente lo que a uno le espera.
Es lo que me ha tocado vivir este fin de semana con la familia Sánchez Pastor, cuyos principales protagonistas son: Diego (45), padre, un albañil que construyó su propia casa (piscina incluida); Marisa (45), madre, un ama de casa que reparte con maestría las tareas del hogar; Tanya (19), hija mayor, que convenció a su familia para participar en el casting del programa y Arend (13), el pequeño de la casa, que estaba deseando que llegara para enseñarme sus habilidades con el skateboard, su problemática en el colegio con una profesora y sus aficiones militares.
Ellos son los principales miembros de la familia que me adoptaría durante una jornada de 24 horas y a los que más tarde se le sumarían “la prima coñazo” con su correspondiente “marido gracioso”, el suegro, el marido de la cuñada -que no quería salir en la tele porque sólo ve los documentales de la 2 y los debates políticos, pero que no sabía quien era Mª Antonia Iglesias- y un sinfín de personajes, amigos, vecinos, etcétera que formarán parte del primer programa de “Adopta a un famoso”, cuyo estreno será el próximo jueves y viernes en telecinco.es y, por supuesto, en este blog.
Mientras, y aunque me muerda la lengua, no os puedo contar nada de lo acontecido. No por falta de ganas, sino porque no me dejan, pero os aseguro que la espera va a merecer la pena, pues aunque hay momentos de tensión en esas 24 horas donde se grabó absolutamente todo -incluidos los ronquidos de algún habitante de la casa-, hay otros de diversión impagables y que suceden en la vida de cualquier familia española con un extraño dentro de su casa.
Sé que la familia, a la que desde el pasado domingo considero amigos, leen a diario este confesionario y aprovecho para agradecerles su generosidad, su atención y paciencia con un invitado algo borde y, he de reconocer, algo exquisito para ciertos menesteres, pero logramos conectar, aunque al principio midiéramos al milímetro las distancias. No os puedo contar más o me cortan el blog y la cabeza. Sólo falta un día para que juntos vivamos la experiencia entre conocido y teleespectador, pero os dejo un aperitivo en forma de presentación: AQUÍ TODAS LAS FOTOS
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