En las salvajes tierras de 'El Renacido'

Hilo Moreno 29/04/2016 13:16

Con la intención de descender remando un tramo de las aguas turquesas del río North Saskatchewan acudí a Rocky Mountain House, un lugar histórico de gran importancia. Se trata de un espacio a orillas del río que fue clave en la época de el comercio de pieles, era el último puesto de la línea que seguía al North Saskatchewan y a él acudían indios de las Rocosas y de las praderas para comerciar. Durante los 79 años que duró su actividad hasta ocho culturas aborígene diferentes acudieron a los dos fuertes allí situados. Uno pertenecía a la Compañía de la bahía de Hudson y el otro a su eterna rival, la compañía del Noroeste. Para imaginarnos semejante lugar nada más fácil que dirigirnos a la reciente película protagonizada por Leonardo DiCaprio: 'El Renacido'. La reconstrucción actual del fuerte es muy similar a la de la película y sigue fielmente el modelo de todos estos fuertes que fueron diseminados por el país y ayudaron a la exploración del territorio y al nacimiento de Canadá.

El fuerte se eleva en una pradera donde, cerca, pacen los bisontes. Está construido en madera y tiene pequeñas torres de vigilancia. Los indios levantaban sus tipis en las inmediaciones y acampaban durante temporadas para comerciar con los puestos. Los viajeros y exploradores se refugiaban en este lugar tras sus viajes y a menudo entraban y salían para comerciar, abrir nuevas rutas, o hacerse con más pieles. Uno de estos expedicionarios fue David Thompson, el famoso cartógrafo nacido en Londres cuyos mapas han servido durante doscientos años al conocimiento y exploración del noroeste de América. Tuvo una mujer métis (mestiza, de padre europeo y madre cree) y en este mismo puesto nació el primero de sus trece hijos. En Canadá se le conoce como el cartógrafo más importante de este país, autor de más de 3,9 millones de kilómetros cuadrados cartografiados.

Tras visitar el fuerte y sin poder dejar de pensar en aquella dura época de aventuras y exploración, inflé mi packraft (piragua hinchable) y descendí cerca de diez kilómetros de las aguas del río. En este tramo se encuentran los famosos Brierly´s Rapids. Los mismos que hace doscientos años tenían que remar en canoas los indios, tramperos y comerciantes, a menudo remontándolos contra corriente. Ellos no tenían los modernos materiales que yo tengo, mi traje impermeable ni mi kayak estable. Además, yo disfruté de un día de sol y cielo azul y gocé con las olas y con los remolinos del descenso, nada que ver con la dureza de un época pasada cuyos vestigios, en parte, aún siguen en pie elevados en la llanura.