¿Qué se come en mitad del Ártico?

Hilo Moreno 10/06/2016 10:00

Por fin nos juntamos todos en el único momento que tenemos para estar juntos: la cena. Disponemos de cuatro horas todos juntos para cenar y conversar tranquilos, sin duda es el gran momento del día. Por un lado, porque te relajas, dejas de trabajar y te alimentas; por el otro por disfrutar de la compañía del resto del grupo. En el equipo todos los integrantes llevan vidas que podrían llenar no uno sino varios libros de aventuras y es un placer escuchar las vivencias de unos y otros al calor del hornillo de gasolina con el que cocinamos. Esto no lo digo solo por las historias del director de la expedición, Ramón Larramendi, quien ha pasado media vida viajando por tierras polares, sino por las de todo el grupo.

Pocas cosas me pueden gustar más que escuchar historias de viajes y aventuras y me tengo que retener las ganas de preguntar uno y mil detalles de cada relato. Los tres años de Ramón en su expedición Mapfre Circumpolar dan para mucho pero tambíen los buceos por medio mundo de Vicente, la búsqueda del viento de Ignacio, los rodajes imposibles de Nacho o las travesías de Karin por Groenlandia. Con este atávico retorno a los contadores de historias y al calor del fuego, entro estas noches en el más agradable de los sopores, perfecto para enfundarme en el saco y dormir el merecido sueño.

Muchos me preguntan: ¿pero qué se come en una expedición como esta? En resumidas cuentas diré que se come bien, muy bien. Creo que será el primer viaje en el que voy a engordar, al menos de momento lo hago. Con los hornillos de gasolina calentamos una desayuno variado con café leche, cacao, tés y pan con mantequilla y mermelada o galletas. También hay avena para quien quiera mantener la línea. Durante el día no se deja de picar y hay toda clase de chucherías que en mi vida normal jamás probaría: caramelos, golosinas, chocolates, barritas energéticas y la gran sorpresa y bendición del día; jamón serrano, queso manchego y lomo. Todo cortado en lonchas y envasado al vacío. Cuando entra en calor y se descongela es un placer inimaginable para mí, acostumbrado a la comida de expedición que suelo llevar en las mochila o en el trineo cuando estoy de viaje.

Por la noche, el gran momento del día, llevamos dos tipos de comida: comida liofilizada y comida 'normal'. La comida liofilizada está dentro de un sobre metálico al que solo hay que añadir agua hirviendo y esperar un rato. Se come en el mismo sobre. Puede resultar raro pero actualmente estos productos han mejorado mucho y ahora hay marcas que no están nada mal aunque en esta expedición me temo que nos hemos pasado con el picante y con los platos exóticos especiados. La comida normal es grasa y contundente, a saber, espaguetis, arroz, bacon, carne picada, salchichas y cosas por el estilo. Lo perfecto para meterse en el saco con una buena dosis de calorías en el cuerpo para quemar y mantenerse caliente.

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