Al día siguiente de nuestra intoxicación las fuerzas habían vuelto. Apenas nos separaban cerca de cien kilómetros para terminar nuestro viaje en la ciudad alemana de Passau, muy cerca de la frontera con Austria. La primera de las dos ultimas jornadas de nuestro viaje volvió a pegar fuerte el calor, con las acostumbradas tormentas al atardecer. Recorrimos cerca de sesenta kilómetros y nos quedamos cerca del final.
El último día amaneció cubierto y, desde temprano, cayeron gotas. Estas últimas etapas son muy bonitas y en ellas se pasa de nuevo entre espesos bosques y pintorescos pueblos. El camino discurre muy cerca del río en todo momento y paramos a almorzar en un pequeño restaurante de pescadores donde probamos una sopa de pescado picante para calentar el cuerpo en semejante día lluvioso. La lluvia se hizo cada vez más fuerte y nosotros continuábamos nuestro pedaleo bajo nuestras ropas de agua.
De esa guisa entramos en la ciudad, un año después de nuestra salida de ella en el anterior viaje. Era domingo y las calles estaban vacías salpicadas de charcos. Dormimos en la misma pensión que el año pasado y al atardecer quedamos para cenar con la familia francesa que nos hemos encontrado a lo largo de todo el viaje. Sara y M. Jugaron por las calles vacías con sus botas de agua mientras nosotros brindábamos por el final del viaje con una gran jarra de cerveza blanca. Luego todos volvimos cansados a nuestras camas.
El viaje ha concluido. Hemos recorrido cerca de seiscientos kilómetros en quince días, dormido en diez campings diferentes, jugado entre charcos, pedaleado bajo el agua y nos hemos intoxicado en uno de los lugares más incomodos que se puedan imaginar.
También hemos aprendido mucho sobre viajar con niños un poco más mayores que el año pasado, pues las necesidades cambian con el crecimiento de estos.
Hemos conocido una zona nueva, de increíble interés cultural y natural al ritmo que merece, el de la bicicleta. Una manera de viajar que te permite tomarte las cosas con calma, hacer las paradas que uno quiera, observar el entorno con atención y relacionarte con la gente que uno encuentra por el camino. Todo ello, además, en familia, aprendiendo juntos y pasándolo bien. ¿Qué más se puede pedir?
Día quince de viaje. 6 de julio de 2017.
Menú: Pad Thai y curry tailandés con gambas. Arroz con verduras. Cerveza blanca.
Kilómetros recorridos en total: 580.