Granjas con bares y castillos ocultos: los tesoros encontrados en nuestro viaje en bicicleta por el Danubio

eltiempohoy.es 31/07/2017 16:23

Parece que la lluvia no nos quiere abandonar en nuestro viaje en bicicleta por el Danubio, al menos de momento. Desde que hemos salido de Donaueschingen, hace ya tres días, nubes negras nos han acompañado todo el camino.

La primera noche en forma de tormenta con rayos, truenos y una densa lluvia que golpeaba la tienda de campaña como si no hubiese mañana. La segunda y tercera jornada también las hemos hecho bajo la lluvia aunque en esos casos sin tormenta eléctrica. Nos acostamos con la lluvia y nos despertamos de la misma manera. De vez en cuando hay alguna tregua que viene bien para organizar el equipo, montar y desmontar el campamento e intentar secar algo de ropa por lo general sin conseguirlo.

Ahora nos damos cuenta de la importancia de llevar ropa impermeable para nosotros y también, claro está, para nuestra hija Sara. Aunque ella vaya sentada en su carrito tranquilamente y con una capota impermeable, al final es siempre la que más se moja, pues a la mínima parada es la primera en salir a correr y a jugar al exterior de su carrito.

Aunque parezca un rollo viajar bajo tanta lluvia en realidad no lo es. Por la noche suele ser cuando más descarga y durante el día, como vamos pedaleando y lo hacemos bien pertrechados, tampoco molesta demasiado. Además, el ambiente es fresco y uno ya se imagina el porqué de tanto verdor.

Atravesamos bosques espesos de mucha variedad de árboles. El río, o uno de sus canales o estribaciones, suele acompañarnos siempre al lado y hay mucha vida en los alrededores. Vemos cantidad de aves rapaces, garzas y muchas aves acuáticas. Ayer paramos sobre un pequeño puente y nos quedamos largo rato mirando a una familia de cisnes en la que no faltaba cinco crías que intentaban seguir a los padres cómo podían. Mi hija se quedó un rato embobada con la cabeza entre los barrotes sin poder apartar la mirada de la emoción.

En el recorrido, en plena Selva Negra, se atraviesan muchas granjas. Preciosas casonas antiguas con las vigas de madera vistas y las paredes enjalbegadas en cuyos patios se encuentran caballos, cabras, conejos, gallinas y otros animales de granja. También muchas de ellas tienen, y ahí está lo interesante, un pequeño bar acompañado por agradabilísimos bancos corridos donde beber cerveza en grandes jarras y recuperarse del esfuerzo.

En algunos casos es posible alojarse en alguna de estas granjas como aquella en la que estamos ahora mismo. Esta tiene destinado una pequeña parcela de hierba fresca donde levantar diez o doce tiendas. Un pequeño camping, barato y muy acogedor donde, además, Sara está encantada explorando los alrededores y buscando animales o tesoros.

Pero no todo es bosque, campos y granjas en esta parte del Danubio. Se pasa por preciosos pueblos salpicados de altos castillos e iglesias góticas con estrechos campanarios. Ayer, cuando llegábamos a la pequeña ciudad de Sigmaringen, el castillo con la iglesia, sus campanarios y torres aparecieron súbitamente elevados desde la colina donde se asientan.

Llovía a mares y nosotros no encontrábamos el momento de montar nuestra tienda de campaña y refugiarnos en ella. Cuando lo hicimos, dejó de llover y un arco iris enorme se dibujó junto al castillo: una buena bienvenida.

Hoy, en cambio, hemos terminado la jornada cerca del pueblo de Riedlingen. Este lugar es uno de los pocos que ha logrado escapar, casi en su totalidad, de la destrucción de los ejércitos en los periodos más violentos de Europa. Prueba de ello es la cantidad de edificios antiguos que se encuentran en el casco histórico, algunos de ellos del siglo XIII, sobre cuyos tejados se asientan numerosos nidos de cigüeñas que inundan el aire con su castañeteo de pico tan característico que recuerda al batir de dos palos de madera.

Mientras escribo estas líneas al atardecer bajo un cobertizo del pequeño camping parece que ha dejado de llover. Esperemos que el tiempo nos de algo de tregua, que la ropa se seque y que los niños del camping puedan correr y jugar un poco en el verdor del lugar. Seguiremos informando.

Día 3 de viaje, 25 de julio de 2017.

Kilómetros recorridos: 128.

Menú: Ensalada de pasta con queso y tomates, arenques con miel y mostaza, chocolate.