Como un indio de las llanuras rodeado de bisontes de montaña

Hilo Moreno 13/04/2016 09:29

He necesitado tres viajes al Parque Nacional de Elk Island para lograr ver al esquivo bisonte de montaña. He recorrido parte de sus caminos en bici y a pie y ayer, por fin, me topé con algunos ejemplares. El bisonte de montaña es mayor que su pariente cercano y más conocido: el de las llanuras. Se trata del mamífero más grande de todo América del Norte. Ha estado a punto de extinguirse a principios del siglo XX y, en la actualidad, viven y se reproducen con tranquilidad en este parque nacional cerca de doscientos ejemplares. Algunos de ellos son enviados a otros lugares de América del Norte para dar viabilidad a la especie en lugares donde ha rozado su desaparición.

Ayer recorríamos uno de sus senderos flanqueados por un bosque espeso de abedules. Tras cerca de una hora intentamos atajar el camino adentrándonos en la espesura del bosque y de repente una gran mancha marrón oscuro apareció entre los árboles. Otra mancha aún mayor se juntó a la primera y ambas quedaron paradas mirándonos fijamente. El encuentro duró un rato hasta que dieron media vuelta y emprendieron una lenta retirada. La foto que obtuve no es de las mejores pues los animales no salieron del bosque protector. Los vimos borrosos entre los abedules, como sombras en la noche.

En el camino de regreso tuvimos la suerte de encontrarnos otro grupo paciendo en un claro del bosque. Ahí fue posible hacernos una idea real del enorme tamaño de este animal pero aún no sabíamos que lo más espectacular del día aún estaba por venir. Había visto bisontes en muchas ocasiones pero nunca una gran manada. Cuando salimos de la zona sur del parque, que es donde se encuentran los bisontes de las montañas, nos vimos envueltos dentro de una gran manada de bisontes de las llanuras: cientos de sombras silenciosas pacían a nuestro alrededor y se movían lentamente envolviéndonos sin hacernos demasiado caso. Al encontrarte dentro del enorme grupo era inevitable sentirte como un indio de las grandes llanuras y pude acercarme a varios ejemplares para disfrutar de su visión con la tranquilidad que merece un animal tan majestuoso. Una vez pasaron de largo continuamos nuestro camino, por fin volvía a casa con las imágenes que buscaba atrapadas en mi cámara.