Buenas tardes.
En este lunes tan frío y gris se dejaron ver por Telecinco algunas parejas muy particulares.
En el comedor estaban Efrén y Germán. Efrén es ese futbolista y modelo de intensos ojos azules que decidió que Mujeres y hombres y viceversa era el último reducto posible en el universo para encontrar una mujer que le quisiera. Es también el autor de la frase: "Hay muchas chicas que merecen la pena de conocer diestro y siniestro". Germán es ese presentador y ex concursante de Gran Hermano que sospechaba que Mujeres y hombres y viceversa era el último reducto posible para encontrar una mujer que le quisiera. Es también el autor de frases como "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Waaaaaarghiiiiiiaaaaaaallllllsssssssííííííííííííí!!!!!!!!!!!" y muchas otras de sonoridad semejante.
Situados ambos ante un cordero es posible que uno lo mire con timidez pensando en cómo cocinarlo y el otro se ponga una nariz de payaso e intente arrancarle una sonrisa al animalito y hacerse de inmediato su mejor amigo. Sea como fuerte, debe de ser cierto que los polos opuestos se atraen y hoy no sólo se los podía ver comiendo juntos y felices en el comedor, sino que paseaban unidos por los pasillos.
Y yo me muestro encantado desde este blog porque la amistad es importante, bonita e indispensable en la vida. Quien no tiene amigos acaba así:
Otra extraña pareja que pululaba hoy por aquí era la formada por Patricia Mantero y Pepa Rus. Dado que no son precisamente Madonna y Cher, aclaremos esto con un esquema visual.
La Bea guapa de la derecha es Patricia Montero:
Pepa Rus es la popular Macu de Aída. Esta:
Pues bajaban juntitas por las escaleras que dan al pasillo donde está la máquina de zumos y se dirigían al camerino, imagino que listas para maquillarse e irse a jugar a Pasapalabra (aunque eso es una suposición mía). Y le decía Patricia a Pepa:
-Muchas veces hay que controlarse. Con que tú estés bien...
¡Qué cosas! ¡Qué lenguaje más críptico hay que escuchar por los pasillos! ¿Cuándo me atreveré a preguntar de qué habla la gente?
Hoy también estaba pasando en Telecinco...
1. En su día dejé testigo gráfico de que Ana Rosa tendría que empezar a usar pértiga para llegar a su plató, dado que le estaban llenando la puerta de decorados antiguos. Seguramente alertados por este blog, que ya ha logrado tantas otras cosas buenas por los trabajadores de la cadena como la reforma de la sala VIP y la mejora de las patatas fritas del comedor, los directivos de la cadena han ordenado llevarse de allí todos aquellos trastos. Así que hoy podía verse por allí a varios mozos llevándose los paneles a otro lugar. En uno de ellos, en la parte de atrás, se podía leer "HORMIGAS POLÍTICAS" escrito a tiza. Se trataba de uno de los paneles de El laberinto de la memoria. Ni qué decir tiene que Hormigas políticas hubiese sido un nombre mil veces mejor.
2. Decía un trabajador de la cadena a otro por los pasillos: "Y ahora la gente viene aquí a pedir trabajo a sus antiguos amigos". Siempre me arrepentiré de no haberme colgado de su pierna y gritarle mientras me arrastraba por el pasillo DIME POR FAVOR QUE ESTÁS HABLANDO DE QUIEN TODOS CREEMOS QUE ESTÁS HABLANDO.
3. Paco Morales enseñaba a su compañera de Mujeres y hombres y viceversa, Raquel Navamuel, a utilizar alguna característica de su móvil. "Pulsa el siete", le decía. Entre las cosas que podemos descartar que Raquel quería hacer está llamar al 11888. Por lo tanto, no la veremos estos días por los pasillos con uno de los pelochos que te regalan por llamar.
Antes de irme, dejo una interesante reflexión sobre un anuncio que he visto hoy.
Era la telepromoción de un puesto informático para negocios con los que pagar con tarjeta de forma rápida y efectiva gracias al ADSL. En el anuncio, el dueño de un bar explicaba a una amiga suya que le daba cháchara desde la barra que gracias a su nueva adquisición los pagos con tarjeta eran instantáneos, limpios, que podía hablar por teléfono mientras cobraba y que desde que se lo había instalado ya no había colas de clientes esperando a pagar. La amiga, con evidentes pocas luces, le hacía miles de preguntas inútiles que el mozo le tenía que explicar de nuevo. Tras ellos, un hombrecillo observaba callado la situación. El dueño del bar le volvió a explicar otra vez que gracias a la velocidad del ADSL, se evitaba las colas de clientes para pagar con tarjeta. Una vez dicho esto, el hombrecillo entró en acción. "¿Me cobras?", dijo.
Era un cliente. Llevaba todo el anuncio esperando a que le cobrasen.