Un camión destruyecosas, avistamientos varios en el comedor y una profunda reflexión de miércoles. ¡Bravo!

telecinco.es 24/02/2010 16:44

Nadie me lo ha pedido, pero debo pronunciarme sobre Gran Hermano. Este reencuentro debe de ser una de las mejores ediciones a las que hemos asistido nunca y lo menos que puedo hacer es dedicarle unas palabritas.

Tras la gala de ayer, huelo que alguien se va a echar sobre Amor y Melania por llamar "enana" a Chiqui. Hay mucha más mala idea e hipocresía en quien se escandaliza porque alguien llame "enana" a Chiqui que en quien se lo llama. Odio a los que recurren a la RAE para legitimar sus razonamientos sintiéndose muy sabios, porque la mayoría de las veces los significados reales de las palabras nos los podemos pasar por el forro (mayormente si nos referimos a la casa de GH en la que un 70% de sus habitantes no sabe hablar). Pero lo voy a tener que hacer aquí: según el diccionario, enano significa "persona de estatura muy baja". Y resulta que Chiqui no es muy alta, precisamente. Es una descripción que se le ajusta como un guante. Odio ese momento en el que hay que andarse con pinzas para calificar a alguien porque bordeamos esa frontera que hay entre la mera y objetiva calificación y la burla humillante. Si hubiera que señalar a Chiqui en una rueda de reconocimiento, el 90% de los seres humanos la señalaría como "esa, la enana de allí", porque esa es su cualidad más distinitiva. Pero resulta que a quien se lo llama en la tele hay que condenarlo. Del mismo modo que si en esa misma rueda de reconocimiento hay una persona con sobrepeso diríamos "ese, el gordo", si hubiera un afroamericano diríamos "ese, el negro", si hubiera un señor con perro y bastón diríamos "ese, el ciego" y si hubiera un jovencito con una camiseta muy ajustada impresa con el logo de Eurovisión 2010 diríamos "ese, el maricón".

Dudo que ningunas de estas cosas sean humillantes, es más, creo que provocamos mucha más humillación y duda en cualquiera de ellos si notan como su interlocutor tiene que detener su discurso para buscar otro adjetivo para definirles, dando un rodeo a las palabras. Hay mucha más normalidad en decir enano, gordo o negro que en ignorar el hecho de que lo son, lo cual quiere decir que preferimos ocultar esa característica, llevándola a un lugar oscuro e incómodo. Teniendo que omitir "la enana" y soltar "la morena", no decir "el maricón" sino "el del pelito teñido" y no "el ciego" sino "el que no ve muy bien".

¡Y un cuerno!

Luego está Pepe. Pepe me saca de mis casillas como pocos concursantes de la historia de Gran Hermano. Pepe no es tonto, aunque sí debo decir que se cree más listo de lo que realmente es. Disfruta conviviendo con chavales que tienen una media de quince años menos que él y, utilizando una especie de ironía mal entendida mezclada con desdén, se siente de lo más sabio y vivo actuando como alguien superior a ellos. De modo que cada vez que alguna tontería ocurre cerca de él mira a cámara y hace su análisis de la situación, elevándose en una especie de nube blanca de sabiduría. Él mismo se definió como alguien a quien no le gusta "perder ni a las canicas". Pues resulta que no hay nada más aburrido y triste que un eterno ganador, sobre todo si después de haber ganado una vez vuelve para ver si puede ganar de nuevo haciendo lo mismo que la vez anterior: tratando a sus compañeros y al público como si fueran subnormales.

Hala, ya me he quedado a gusto. Y puedo empezar con lo mío y, ya que estamos hablamos de Pepe, lo hago con la fotografía de un objeto pesado, duro y aburridísimo de mirar: un camión.

Este camión estaba aparcado frente al edificio grande de los jefes y yo no digo nada. Bueno, sí, que espero que el dibujo que le hice a Vasile con un logo de Telecinco metido dentro de un corazón iluminado por los rayos del sol no esté ahora pasando por una máquina trituradora. Me encanta que haya una empresa que se llame así, de "destrucción de archivos y datos". Yo pensaba que si estas cosas existían tendrían un nombre más discreto como "equipo de saneamiento", "limpieza a fondo" o "pizza a domicilio". Pero resulta que no, que su nombre es literal y aparcan frente a la puerta de tu negocio. ¡Cosas veredes!

Algunos avistamientos. Tania Llasera ya anda por aquí con un directivo. Tania es la última importación de La Sexta después de que Pilar Rubio hiciese su debut en un canal generalista con Mira quién baila. Seguro que la llamó y le dijo "vente, tía, que estamos aquí todas". Marta Fernández no ha perdido su sana costumbre de usar el transporte público, porque se bajaba hoy del cercanías. Y otro: cuando entraba hoy en el pasillo principal de eso que se llama edificio A, oí una voz muy cantarina y familiar:

-¡Y ahora resulta que empiezan a hablar de mi hija en vez de de ella! -era Rosa de Benito la que hablaba, entrando con una jovencita. No sé si al meterme un momento en el baño entré en un vórtice que me llevó hacia el año 2002 o tal vez Rosa de Benito tiene alguna otra hija que desconocemos y de la que no habían hablado antes.

También andaba por el pasillo una morena que vi de lejos y no estoy seguro de si era BRITANY, pretendiente de Toño en Mujeres y hombres y Viceroy viceversaMujeres y hombres y viceversa. Lo peor no es que una muchacha se haga llamar BRITANY pensando que ese nombre es el colmo de la clase, que le va a llevar a algo en la televisión o que un halo de misterio y flema británica le conducirá irremediablemente a los brazos de su ser amado (en forma de anfibio musculado con camiseta talla XS). No, lo peor de todo es que probablemente se llame BRITANY de verdad.

A la salida del comedor una azafata daba instrucciones a unos pretendientes del mismo programa, que o son nuevos o tienen memoria de pez (o, mucho ojo, son realmente peces):

-Las bandejas tenéis que dejarlas en la estantería -les decía. Estos chicos deben de haber aprendido de Nieves Herrero, que no recoge su bandeja cuando come aquí. Muy mal.

¡Hasta mañana!*