En Guadalix hay un triángulo de las Bermudas, o algo. Desaparecen cosas, de esto no cabe duda, lo que hace falta saber es a donde van a parar. Algunas pistas tenemos, porque hemos visto ciertas actividades nocturnas de Saray y, aunque no lo vimos, hemos sabido que la maleta de Gerardo atrae algunos objetos sin que su dueño parezca ser consciente. Vamos bien.
Dice la primera ley de la termodinámica que la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma, así más bien resumido. Es lo que les pasa a Indhira y Arturo con su relación, algo semejante al misterio de las desapariciones. O sea, ellos han ido cambiando su relación de acostarse pocos días después de haberse conocido a pelear como la pareja que llevan conviviendo unos cuantos años. Luego se han dicho de todo menos bonitos, incluyendo el episodio de ella tirando la ropa de él al suelo (versión cutre de ropa y enseres arrojados por la ventana a la mismísima calle, como le hizo a Pipi su primera mujer), terminando la relación para ahora mismo vivir casi un segundo proceso de acercamiento y quién sabe si estamos ante una próxima reconquista.
Lo de estos dos no se destruye sino que se transforma. Es tanto así que este gato se pregunta si no se habrán empeñado en pasar ante nuestros ojos un muestrario de posibilidades en las relaciones de pareja. Todos sabemos que aparte de lo señalado hubo celos, 'malas mujeres' que se interpusieron y cosas así. Arturo ahora incluso piropea a Indhira. Además, sugiere que desearía ver a Melanie fuera cuando dice: "A ver si este jueves nos abandona Mel". Y eso que entre los seis posibles expulsados está la responsable de su nominación, precisamente esa misma que achaca a un factor externo (y vaya factor) la eventual expulsión de quien fue su pareja en la casa, aunque también puede estar utilizando una frase hecha cuando dice: "No quiero sentirme culpable si, por obra del diablo, saliera expulsado". Vaya, vaya. Apelando ahora al maligno. Le faltó echar la culpa a Nagore.
Ya sabemos, por tanto, que ninguno de los dos quiere ver a su ex fuera este jueves. Si supieran que sus seguidores promueven la expulsión del otro (vaya usted a saber por qué) les da un pasmo. Yo creo que ninguno quiere sentirse culpable por esta expulsión, al tiempo que aún pueden darse apoyo mutuo. No me refiero ahora a las relaciones personales sino al trance nominatorio. Salvo discusión importante o nuevo acercamiento carnal, y en el caso bastante improbable de que ninguno de los dos saliera el jueves, tengo claro que no se volverían a nominar hasta la fase final del programa, si acaso. Dice el refrán que: "Amores reñidos son los más queridos". Aunque no sé si es aplicable en este caso. Veo más arrepentimiento en Indhira por haber nominado a Arturo que por su reacción de la semana pasada ante el 'caso Carol'.
Es algo curioso, Indhira no ha analizado sus reacciones de forma crítica o si lo ha hecho parece haber tenido un exceso de indulgencia hacia ella misma. Es sabido que la entendí en ese momento, entre otras cosas porque la suya me pareció una reacción humana bastante elemental. De hecho, me hubiera costado asimilar otra distinta. Como muy bien lo explicó Milá el jueves "hablaba desde las entrañas", y también actuaba con ese mismo acicate espoleando su corazón. Ahora bien, pasados los días hubiera esperado una reflexión más crítica que la hecha, sin ir más lejos, anoche hablando con Gerardo. Ni un ápice de autocrítica, ni un poco de vergüenza por los insultos y esa petición de explicaciones que mueve a un cierto sonrojo. Insisto en que la entendí y posiblemente habría actuado de igual o semejante manera, pero se equivoca al no ser capaz de hacer un análisis distinto ahora, con la calma proporcionada por el paso de los días.
Hablando de vergüenza y recuperando el primer argumento de estas líneas, si alguien demuestra poca o ninguna es Saray cuando Indhira reclama la desaparición de sus galletas. Y no solamente ella, porque el 'comando roba comida' está formado por una cuadrilla más extensa que casi todos conocen o intuyen, empezando por la ferrolana y terminando en Tati, sin olvidarnos de la colaboración necesaria de Mel o Laura. Esta última miraba de reojo y con sonrisa pícara a Saray en la secuencia 'no sin mis galletas' de una Indhira girada y rebotada con todo y contra todos.
Algunos dirán que intento excusarla si menciono el detalle íntimo de que estaba con el periodo y, como a muchas mujeres les pasa, a esta concursante le cambia bastante el carácter en esos días. Casualmente hace ya semanas mantenían Saray e Indhira una conversación sobre cómo afectaba la regla y el periodo de ovulación a ambas. A la primera la ovulación le daba mucha hambre, lo cual no nos puede sorprender, mientras que Indhira reconocía que le cambiaba mucho el humor con la regla. ¿A qué se debía la mirada y las sonrisas de Laura y Saray? Imagino yo que les hacía gracia escuchar a Carolina 'maricari' decir que si a ella le roban comida le sentaría fatal y que no entiende cómo puede nadie hacer algo así. Para mayor recochineo, Saray terminó apoyando las tesis de la de Alcobendas. Menudo morro tiene la moza.
En el fantástico resumen de ayer, uno de los más divertidos e hilarantes que he visto en las once ediciones del programa, veíamos a una Saray metida en el 'fregao' de saquear la nevera y los cajones de la comida durante la madrugada. El montaje prodigioso nos mostraba a Tatiana metiendo la mano bajo la cabecera de su cama para sacar una botella de refresco y un paquete de galletas del costado. Pero ¡qué bueno! Las dos comiendo a un tiempo, una en la cocina y otra a domicilio en su propia cama. Saray buscaba nerviosa algo que echarse a la boca. Me temo que le daba igual beber leche (supuestamente ajena) que meter la cuchara en el cacao en polvo (una y otra vez) o comer más y más galletas. Eso sí, cuando Indhira aparece súper rebotada reclamando las suyas todo el mundo guarda un discreto silencio. Diría que un silencio cómplice porque casi todos saben el nombre de los estómagos que forman este triángulo de las Bermudas trasladado a Guadalix de la Sierra.
Faltó algo en la narración de lo sucedido esa noche del sábado, en que Indhira se enfada primero con el mundo mundial porque le han robado las galletas, luego con Tosqui porque le pide unos pocos cereales para mezclarlos con los suyos (compartiendo habrían salido ganando ambos), y entre medias con Ángel porque entendió que la iba a imitar. Digo que nos faltó ver, ligado a esta situación, el registro de la maleta de Gerardo. Este apoderado taurino tiene también un rostro importante, además de un sentido del humor que merece la pena esforzarse por entender. Lástima que su innata pereza nos impida ver ese humor con mayor frecuencia. Anoche mismo hubo destellos, y me reí con ganas cuando aparecieron Tatiana e Indhira diciendo haber perdido el tabaco y la pinza de depilar, respectivamente, y responde: "Igual está todo en mi maleta". Un crack.
Mencioné ayer de pasada el registro al que sometieron Saray (que está en todas) y Tatiana a la maleta de 'Geranio'. Allí encontraron varios paquetes de galletas (no sé si dijeron cinco), además de algo que les causó no menos sorpresa: el CD perdido de Manu Carrasco. Resulta que tras elogiar este gato a Gerardo por haberse ocupado personalmente de que a nadie le faltase su CD la madrugada del pasado jueves, resulta que hubo alguien a quien no le llegó nunca y esa fue Laura. La 'novia del Lidl' no debió escuchar a su compañero preguntar insistentemente si todos tenían su disco, lo cual vi y escuché en el directo. Gerardo preguntaba para saber si sobraban discos y poderlos dar también a los indígenas visitantes. No sabíamos, eso sí, que en caso de sobrar algún ejemplar terminaría acabando en su maleta. La ley esa, ya sabemos. Lo robado no se destruye, se transforma. O sea, en este caso cambia de lugar.
Sobre el tema de las imitaciones de Indhira, aclarar que posiblemente Ángel en esa ocasión no tenía intención de hacerla e iba a imitar a la duquesa de Alba, pero es entendible la confusión porque la imita con frecuencia, delante de ella o no, unas veces de forma más ofensiva que otras. A pesar de que no es algo importante, y Ángel se hace demasiado el ofendido, no parece el momento más apropiado para andar de coñas. Delante tenía a una Indhira enfadada a la que podía imaginar no le iban a sentar bien las bromas.
Antes se había enfadado con Hans por lo mismo, y este demuestra que se pueden asumir las cosas de muy distintas maneras, pues en lugar de cargar las tintas, como vimos hacer al padre Ángel en el 'confe', le resta importancia de forma comprensiva. Bien, de nuevo, por Hans. Decir que ayer lo resolvieron los dos protagonistas, y la malagueña le pidió a Ángel que la imitase.
Termino con dos escenas de ayer mismo. Se estaban maquillando dentro de las actividades que han venido desarrollando en esta semana de intercambio con los fantásticos indígenas de Papúa. Por la mañana habían escenificado una supuesta (e improbable) boda entre Laura y Arturo. Ahora este parecía tener interés en aclarar a los visitantes que eso no lo hacían de común, lo cual explica así: "Today is mariconeo, but normally only woman". O sea, como queriendo decir que solo se suelen maquillar las mujeres. Los papuenses pueden volverse a su tierra con una colección inservible de términos que difícilmente se puede decir que representen justamente el idioma castellano. "Me la pela", "no inventes", "cari, te como", "ualaaaa", "agüita colega", "a día de hoy" y cosas así.
El autor de la última expresión listada es Gerardo, que sigue demostrando ese sentido del humor codificado y un poco recóndito, que debemos sacar con el esfuerzo de un espeleólogo hallando un nuevo espeleotema. Anoche Toscano se preguntaba si Yalis tendría tan buen humor en su entorno tribal, a lo que Indhira respondió que igual allí debía hacer valer su condición de jefe de la tribu y era algo más serio. El murciano bromea entonces: "A lo mejor está haciendo un papel". Es el momento para que Gerardo despunte con su humor imprevisible y extemporáneo: "Igual es un actor portugués llamado Bruno". Qué chispa tiene el nota.
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