Hans guarda su propio secreto

telecinco.es 10/09/2009 07:58

Lo dijo Mercedes Milá en la gala del domingo: "Hans guardará el mayor secreto de todos en la casa espía", pero no supimos entenderlo bien. El guardián de los secretos de esa casa, quien tiene la misión de conseguir que nadie sepa de su privilegio, habitante sabedor del matrimonio de lesbianas y el falso noviazgo protagonizado por cuatro de sus compañeros, el mismo que conoce la relación filial de Pilarita con su última compañera, también tiene un secreto. Y menudo secreto. Hans es transexual, nació mujer y aún conserva atributos sexuales femeninos, según ha podido saber este sorprendido gato.

Ya dije la pasada temporada que vivo en una permanente sorpresa, al menos durante los cuatro gloriosos meses regalados por este programa. Hans aparece en su vídeo de presentación junto a su madre, un clon de la madre de Norman Bates en Psicosis. Al principio del mismo dice ser como "una fusión de átomos y neuronas", demostrando cierto desconocimiento científico. Mientras sus compañeros de pupitre estudiaban física, este concursante de Gran Hermano hacía ballet clásico, según parece. Era una niña que muy pronto decidiría reasignar su sexo y convertirse en Hans.

No he podido saber su nombre anterior, pero en el Documento Nacional de Identidad actual figura el de Hans. El proceso vivido por este vecino del barrio madrileño de Moratalaz ha sido largo y difícil. Tiene 41 años aunque no los aparenta, lo cual nos da idea de hasta que punto no es de ayer la decisión de comenzar la travesía que le llevaría a ser un hombre y parecerlo. Hasta tal punto lo parece que en esta ocasión, a diferencia de otras anteriores, no lo ha sospechado nadie.

La primera noche sus compañeros de encierro le preguntaban directamente si es gay, lo cual negó. Lo hizo con tanta firmeza como ambigüedad, lo cual dejó en todos la duda cierta sobre su opción sexual. En su derecho está de no definirse en ese sentido, igual que de ocultar su pasado. Desde hoy, aquí fuera, ya conocemos parte de esa historia. No es que me parezca fundamental saber lo que guarda en su entrepierna Hans, como cualquier otro concursante, pero no deja de ser un dato de interés que lo suyo no es muy distinto a lo de esa Lis con la que se lleva solamente medio bien. O eso creemos, al menos, porque el parecido de la barcelonesa con Ángel Garó da para ponerse a pensar.

Ya sé que en la foto oficial de presentación se aprecia una barba bastante cerrada en su mentón, nada parecido a los cuatro pelos mal puestos de Nicky (GH VI). También estarán muchos pensando cómo es posible que hasta este momento, tras cuatro días de programa, no se haya sabido el dato, especialmente recordando el caso de Amor (GH IX), cuya condición fue descubierta apenas a las dos horas de su entrada en la casa, con enlaces a sus fotos como candidata a Miss Transexual Tenerife, si mal no recuerdo.

Pero el caso de Hans es bien distinto por varias razones. A saber, nunca ha pretendido la fama, y además el cambio en la residencia de su numerosa familia le ha podido ayudar a no ser identificado con facilidad. En cuanto a su aspecto masculino (no sus formas, por el contrario, claramente amaneradas) solamente hay una explicación y es el largo tiempo transcurrido desde el inicio de su proceso de transformación. En resumen, que mi información es totalmente cierta y confirmada: Hans es transexual.

Quienes no creo que lo vayan a averiguar son sus uniformados compañeros de encierro. Mucho se cuidará de no dejarse ver de forma íntima, y tampoco parece dispuesto a jugar con esa información como hiciera alguno de sus predecesores. Lo cierto es que no está Hans en la mejor de las situaciones en estos momentos. Anoche, tanto Lis como Saray decían que sería al único que no se llevarían a la casa 11, caso de poder hacer algo así. De todos, su relación con Lis parece particularmente la más complicada. No se tragan, y eso se nota, a pesar de lo cual el ambiente en la casa espía sigue siendo inmejorable, quizá porque aún no concursan, aunque también es cierto que estos parecen más reales y menos preocupados por las cámaras. En un 'confe' visto en el diario de ayer (aumentado a 15 minutos, esperemos que como adelanto de la decisión definitiva que nos facilite a los seguidores de este programa tener un resumen digno) Hans decía de Lis: "Está haciendo un papel. Hay una capa de falsedad en toda ella".

Pero para falsedad lo de la casa 11, convertida ya en todo un despropósito, cuyas razones intentaré explicar, si bien muchos de nuestros lectores sabrán de lo que hablo. No solamente andan en todo momento preocupados por las cámaras, aparentemente más que en ninguna otra edición anterior, además de eso empiezan a hacer previsiones sobre las nominaciones. O sea, por un lado dan una repelente cara de 'flower-power' mientras por el otro intentan condicionar las votaciones de una mayoría para asegurarse de que Rebeca esté en la palestra esta misma noche. Nada que objetar sobre el comienzo del juego, en definitiva, esto es un concurso y siempre me han parecido mal quienes dimiten como concursantes y se dedican a verlas venir. El problema es que pretendan aparentar una cosa mientras todos observamos otra, precisamente lo que achacan a la dueña de Rosita.

Un par de días ha durado el "somos los concursantes que mejor se llevan de todas las ediciones". La imitación parece objetivo prioritario para algunos de ellos, ya sea pretendiendo emular al trío formado por Ismael, Iván e Íñigo (las tres íes de la primera edición) o tomando como ejemplo a Iván Madrazo, al que no llega ninguno ni a la suela del zapato. Les falta naturalidad y les sobra esa atención permanente a las cámaras, así como la preocupación constante por lo que se verá en resúmenes, galas y hasta en el directo. Cabecilla de estos pésimos estrategas es Gonzalo, y pase lo que pase ya se ha estrellado contra el muro de su propia torpeza (3, 2 y 1 puntos suman 5, dice).

No se trata de defender a Rebeca, víctima propiciatoria de Gonzalo y compañía, sencillamente porque no tiene defensa. Anoche mismo, durante la fiesta de cumpleaños de Arturo, este recordaba el episodio del cepillo de dientes en la entrepierna de la muñeca Rosita, y a su dueña solo se le ocurrió decir: "Está muy mal lo que habéis hecho. Imagínate que violan a una hija tuya". Me perdonarán, pero esta chica muy bien no está. Las sólidas amistades de cartón piedra empiezan a resquebrajarse. Bueno, quizá sean pequeños atisbos de discrepancias, roces en la convivencia, pero por menos Piqueras habla de "terrible suceso de dramáticas consecuencias".

No calibran el impacto de sus actitudes. Y es que no parecen haber aprendido nada en todos estos años de Gran Hermano. Primera regla: "Sé tú mismo, intenta olvidarte de las cámaras y disfruta de la experiencia". Pues bien, están haciendo todo lo contrario. Segunda regla: "No propicies el victimismo de otro concursante porque esto se volverá en tu contra". Al hilo de esto conviene aclarar que la propia Rebeca hace lo posible por dar pena y convertirse en víctima propiciatoria, para lo que está contando con la increíble ayuda de algunos compañeros. Pero claro, Rebeca no cumple tampoco con la primera regla, por lo cual dudo mucho que pueda sacar provecho de lo enunciado en la segunda. Por cierto, ya está desvelado el secreto de su deuda: debe 3 mil euros de la mamoplastia. Insisto en que me preocupan más sus carencias.

Las otras concursantes de la casa 11 sobre las que han puesto el ojo son Pilarica e Indhira. A la primera le han visto un rótulo tachado en su maleta con el nombre de su hija, razón suficiente para convencerse de que hay otra casa, en torno a lo cual han estado elaborando todo tipo de teorías, a la cual más rocambolesca y todas equivocadas. Sobre Indhira, por su parte, ayer tarde decía Siscu que "es tan pijita que no puedo soportarla". Lo decía a media voz hablando con Tatiana, quizá su mejor aliada en la casa. Algo de razón tiene, aunque este gato malicioso no diría pija sino pava. Tampoco le está ayudando su acercamiento a Arturo, a quien se está arrimando casi todo el tiempo.

Lo de la fiesta mejor ni mentarlo. No llega a colegio mayor, estos son más bien como de primaria. Antes hicieron la compra y Arturo la fue desgranando entre eructo y eructo. Mientras tanto, Gonzalo ponía una cara muy parecida a la del tarado de El silencio de los corderos para decir: "Tengo mucha paciencia y poca tolerancia", después de contar que dado su exacerbado sentido de la propiedad es capaz de hospedar a un amigo en su casa para echarlo a patadas semanas después. Da miedo, en serio.

[Dejo cartelera, con Rebeca en "Rebeca, ¿Quieres ser mi amigo?"]