Julián con Julius y sin estar nominado era igual de triste

telecinco.es 29/01/2016 09:50

Con su tristeza habitual, Julián pasó su peor noche al ver salir expulsado a Julius y terminar siendo el más nominado por sus compañeros. Poca diferencia aprecio entre ese Julián viviendo un momento complicado y el de los mejores días. Atrás quedan los momentos en que decidía junto a su amigo cocinero las reglas que debían imponer a los demás, la compra que debían hacer y hasta a quién criticar en los aquelarres nocturnos del dormitorio de los pájaros. Anoche ‘Escarlata Contreras’, como le llaman por aquí, se negaba a mirar al frente cuando Julius se dirigía a él desde el plató, y más tarde se acostaba sin cenar. Era su pataleta particular, que al menos sirvió para que fueran los demás quienes tomaran el relevo en las aceradas críticas del grupo minoritario.

Anoche fue Carlos quien concentró todos comentarios. El amargor de Laura contra Javier lo repartirá ahora con este otro concursante. Es el nuevo objetivo. El rival a batir. Un dechado de imperfecciones que ni siquiera debe tener una asistenta que vaya a su casa, aunque sea los domingos. El señorito Rappel mide la desgracia ajena de ese modo. Si tienes una pareja de bolivianos internos eres hombre de bien. Y un pobre diablo si ni siquiera te da para una asistenta. Su vara de medir no tiene en cuenta el modo de ganar el dinero. Qué más da ganarlo engañando a pobre gente que confía en tus poderes adivinatorios. Cualquier excusa es buena para justificar el error en las predicciones.

Esta semana Rappel no se ha cubierto de gloria precisamente. Primero dijo que se iría una mujer. Porque él enmascara su adivinación con falta de concreción. Que quiere referirse a Rosa, pues ha de decir que es la mujer mayor famosa porque trabaja en un programa diario. Por lo visto, Carlos debe ser ese presentador fracasado tan miserable que no tiene ni servicio en casa. Pues bien, no fue Lucía la expulsada sino Julius. También predijo que los nominados serían Carlos, Rosa y Alejandro. El ratio de acierto baja cada día. Esta vez uno de cuatro. Un resultado pobretón, no hay que negarlo.

Las descalificaciones hacia Carlos fueron más allá de su papel como concursante. No es ninguna broma lo de concursante fracasado. Así lo presentaba un Rappel iracundo, aunque en apariencia calmado, hablando con Laura. “¿Sabes lo que es Carlos? Un acomplejado. Es un señor que ha tenido unos años… ha sido un presentador de televisión que ha tenido un nombre, después ha pasado sin pena ni gloria, ha pasado al olvido”, decía Rappel. Después de eso habló de las deudas que supuestamente le contó que tenía el propio Carlos. “Yo, gracias a Dios, lo tengo todo pagado”, añadía. Innecesario todo.

El remate vino con lo del servicio: “Carlos es muy envidioso, me preguntó si tenía una persona en casa. Yo tengo una pareja que están encantados de estar conmigo. Y en la otra casa tengo otro matrimonio. Pero este en su casa no debe tener ni una asistenta que va el domingo. Nadie”, decía Rappel. ¡Menuda tela! No sé si me sentí más desgraciado por no tener servicio en casa o por no haber tenido nunca un reservado en una discoteca. Decía Javier que se sentía desubicado, y su referencia era esta: “Como cuando entras a una discoteca y no tienes a tus amigos ni tu reservado”. He sobrevivido sin tener nunca mi reservado. Te lo juro por Snoppy, Javier Tudela. A ver si así lo entiende.

Está visto que a algunos les sentó fatal la expulsión de Julius. No solo a Julián, con quien se da ese curioso fenómeno de confundir las formas refinadas con la educación. No me pareció educado que no levantase la mirada del suelo mientras se despedía Julius. Tampoco muchas de sus reacciones con sus compañeros. Tras darle Lucía sus tres puntos tenían ambos un pequeño rifirrafe. Julián le dejaba bien claro que no tiene ningún interés en hablar con ella ni en limar asperezas de ningún tipo. Me pareció apreciar algo de desprecio en sus palabras. El mismo que ha mostrado haciendo trajes a diestro y siniestro. Más bien siniestro. Aunque, eso sí, siempre a los mismos compañeros de encierro. Todos ellos del dormitorio clásico.

Con Belén intentó el martes una maniobra insospechada. Aprovechándose de la confianza que tenían fuera de la casa, Julián se acercaba en el baño a la sobrina de Cela para decirle: “Tienes que decirme al oído tus nominaciones”. Ni siquiera se preocupó de justificar su imposición, y cuando Belén le preguntaba por qué debía hacerlo respondía: “Porque sí”. No sé quién diablos se cree que es, pero es con este tipo de actitudes autoritarias que tanto se parecía a Julius. Pequeños dictadores de salón que no son capaces de disfrutar sin someter a los demás.

Por suerte, Belén se negaba a confesarle sus nominaciones a Julián, primero diciendo que no las sabía todavía y luego demostrando sus reticencias a hacerlo preguntando si él lo haría. Lo más curioso es que luego se llena la boca de decir que este es un juego individual. “Se nomina solo igual que se gana solo. Es un juego de individualidades”, decía el otro día Julián. Y poco más o menos que crucificaron la primera semana a Fran por pactar sus nominaciones con Javier y Alejandro, lo cual hicieron con inocente naturalidad, delante de todos en el salón. Fran era un estratega y Carlos mueve los hilos, por lo cual son lo peor. Sin embargo, Julián es un buen chico, un pobrecito que no hace nada malo, solamente presiona a Belén para conocer a quiénes repartirá sus puntos. Pero no mueve hilos ni mece cuna alguna.

Tengo que reírme cuando escucho que Carlos, el nuevo lucifer, está manipulando al otro grupo. Precisamente Carlos, que desde el principio ha ido por libre. Jamás le he visto preguntar por sus nominaciones a nadie. Ni hablar del tema, casi. Creo que se creen sus mentiras de tanto repetirlas. Anoche todavía presumían Rosa y Raquel de no pactar sus nominaciones, como si hacerlo fuera un pecado. “No hemos coincidido siquiera. Hemos nominado cosas diferentes”, decía Rosa. No diría yo tanto, las dos dieron sus tres puntos a Carlos, y coincidieron en nominar a Alejandro. Hay más grado de acierto entre las nominaciones de estas dos que en las predicciones de Rappel.

Anoche dejaron solo a Carlos. En medio de sus nominaciones, Raquel volvió a saltar con los mismos reproches de días anteriores. Todavía estaremos llegando a la final y seguirá, allá donde se encuentre, recordando aquello que tan mal hizo Carlos. ¡Menuda pesadez! Rappel le metió un punto tan solo, pero la cuchillada vino en sus razones. Al parecer, decirle a Rosa que le molestaba su voz es “vejatorio y humillante para una señora”. Que levante la mano quien no piense que la Benito está sobradamente acostumbrada a escuchar a diario cosas mucho más humillantes y vejatorias para las personas. Mucho mejor debe considerar Rappel lo dicho por Raquel anoche sobre que cuando peor huele el baño es tras haber ido Carlos.

Lucía y Belén no salieron en socorro de Carlos. Como decía aquella vieja campaña publicitaria en contra del abandono de mascotas en verano: él nunca lo haría. No me cabe duda de que Carlos habría sacado la cara por sus compañeras. Sobre todo, teniendo en cuenta que Raquel podía tener razón en la textualidad de las palabras empleadas por Carlos, pero en el fondo se trata de una tontería de proporciones cósmicas. No hubiera estado de más que además de confirmar lo que decía Raquel hubieran añadido un “sí, pero”. Demasiado tarde vino el “pero”, una vez acabada la gala. Llama mucho la atención el repentino carácter conciliador de Lucía. Contaba Carlos anoche: “Me dice Lucía que haga las paces con Rosa y Raquel. Y le digo, pues las hago y te nomino a ti”. Eso mismo.

Julius fue expulsado con el 39,7 % de los votos, frente a 38,3 % obtenido por el segundo más votado. Exigua diferencia que no refleja la opinión popular y muy distante a lo que decían todas las encuestas, bastante coincidentes entre sí. El público galero está claramente influenciado y en un sentido bastante claro. En una edición “normal”, por así decirlo, Julius habría salido con un porcentaje mucho más elevado. También influye el hecho de que se reparta el porcentaje esta semana entre los tres concursantes y no entre dos. No mandaron de vuelta a la casa al concursante salvado, que solo tuvo un 22 % de los votos. Ni siquiera supimos de quién era ese porcentaje. Si era de Javier me hubiera gustado ver la cara de Laura al verle salvado.

En la entrevista vimos a un Julius satisfecho y exultante. Parecía como si hubiera ganado el concurso. Enhorabuena si se contenta con haber salido después de Fran, evitando la humillación de ser el primer expulsado. Otra cosa es cuando sepa que en caso de haber una repesca hay muchas más posibilidades de que vuelva Fran. Decía Julius que desde la primera semana hasta esta última ha cambiado su carácter. Claro, él mismo ha reconocido en la casa que había cambiado por estar nominado. Anoche evitó contar esta segunda parte.

Poco interés en la entrevista a Julius, aparte de saber que cocina habitualmente sin gorro y sin mandil, lo cual ya hemos podido comprobar en la casa, y aprovechó Fran para quejarse de haber encontrado algún que otro pelo en el plato. Es el típico pelo en la sopa, no en vano hemos bautizado al grupo que ayer dejó de liderar Julius como el ‘clan de la sopa’. Con pelo, habría que añadir. Aunque creo que lo dicho por Fran fue más bien una maldad. Que cocine en su casa sin cubrir su cabeza o, al menos, recogerse el pelo me trae sin cuidado. Que lo haga cuando cocina para catorce personas es de ser bastante guarrete. La excusa de que estaba en su casa me da pavor, porque los cocineros llaman su casa también al restaurante que regentan. Sabes lo que te digo.

Solo el vídeo del ‘ginebragate’ y la intervención al respecto de Fran lograron levantar la entrevista a un Julius encantado de haberse conocido. Ahí le vimos naufragar al calificar la afirmación de Julián sobre la trampa para ratones como un error. No dijo que mintiera, solo que se equivocó. La trampa ratonera terminó siendo ideal para capturar la falsedad de estos dos concursantes. Julius fue incapaz de explicar por qué dijo Julián tal cosa, y aún menos por qué no lo reconoció después. Igual se le despeja la mente de aquí al domingo y le da tiempo a pergeñar alguna teoría, pero de momento anoche quedaba Julián suficientemente retratado.

Observatorio de nominaciones

Nominaron todos esta vez, y sus votos fueron los siguientes:

Alejandro > Julián (3), Rappel (2) y Raquel (1)

Lucía > Julián (3), Laura (2) y Sema (1)

Julián > Lucía (3), Javier (2) y Alejandro (1)

Belén > Liz (3), Rosa (2) y Laura (1)

Raquel > Carlos (3), Alejandro (2) y Julián (1)

Liz > Belén (3), Julián (2) y Sema (1)

Laura > Lucía (3), Carlos (2) y Javier (1)

Sema > Lucía (3), Belén (2) y Carlos (1)

Javier > Julián (3), Sema (2) y Raquel (1)

Rosa > Carlos (3), Belén (2) y Alejandro (1)

Carlos > Raquel (3), Laura (2) y Rosa (1)

Rappel > Alejandro (3), Javier (2) y Carlos (1)

Nominados: Julián, Carlos y Lucía.

Alejandro parece haber despertado un poco tras la salida de Julius, y anoche no solo nominaba alineado al grupo contrario sino que también compartía minutos posteriores a la gala, aceptando de buen grado las bromas de Javier y Carlos, que no pueden evitar reírse un poco de él. El otro día decía Julián sobre ese grupo: “No tienen luces. Entre los tres no hacen un led”. No confío yo en que Alejandro y Javier ayuden mucho.

Coincidieron Alejandro, Lucía y Javier en dar sus tres puntos a Julián. Carlos se los endosó a Raquel. Y lo de Belén pactando con Liz darse mutuamente la máxima puntuación no lo llegué a entender. Tampoco el que más de uno preguntase los puntos de otros para decidir los suyos. De las dudas de muchos en plena nominación mejor no decir nada. Tanto paripé me supera.

Moleskine del gato

Ayer muchos pedían la expulsión disciplinaria de Sema por su desafortunada broma sobre los minusválidos. No participaré de esa inquisición moderna, aunque para algunos haya supuesto un daño en su sensibilidad. Por eso defendí a Sema ante esa campaña, tan exagerada como descabellada. No me lo pone fácil con actitudes como la de anoche, respondiendo a los abucheos del público en plató con gestos obscenos y un corte de mangas. Así no, Sema. Que al final terminaré pidiendo yo mismo que te saquen de allí a gorrazos.

Charlotte se quejaba de que nadie hablaba con ella, mientras la mayoría tenían ocupados sus carrillos con la cena. Luego preguntaba sorprendida si no había muchos zumos en la casa. ¡Zumos! ¡Y muchos! ¿Pero esto qué es? ¿Dónde cree que se ha metido esta muchacha? De momento anoche encajó bastante bien el vacile de Sema y Javier. No va mal la cosa.

Rosa descubrió anoche un nuevo vocablo: “meica”. Lo que viene a ser maquillaje, o sea, make-up en inglés. Se lo enseñó Charlotte, sin intención ni nada.

Atención a la prueba de esta semana porque según quedaron formados los equipos pueden terminar quedando nominados los tres integrantes de un grupo. Tras la puerta negra quedaron Julián, Laura, Rappel, Rosa, Raquel y Liz. Tras la roja los demás. El peligro de que eso pase es evidente.

Y dejo cartelera, con Julius en 'El gran dictador'. Como siempre, por Montse Juanilla.