Kiko, lo que pudo ser y no fue

telecinco.es 03/04/2019 09:23

Hoy toca daguerrotipo de Kiko, mi personal perfil de este concursante, sin duda la mayor estrella mediática de esta edición. Antes de eso algo del inicio de campaña que comenzó ayer. Hubo posicionamientos en negativo. Los cinco prefinalistas debieron decir cuál de sus compañeros no merece llegar a la final. Se está disputando la salida de uno de ellos mañana mismo y se trataba de ver quién prefieren que sea el elegido. Confieso que me sorprendieron algunas decisiones. María Jesús eligió a Irene y esta le devolvió el favor. Sorprendente que quien más la ha defendido y apoyado durante casi todo el concurso sea quien quiere la exmiss ver fuera cuanto antes. Ni ese Kiko que la llamó algo muy feo, ni un Alejandro que se reía de ella junto a Antonio.

La respuesta de Irene es lógica. También se eligieron mutuamente Kiko y Juan Miguel. El peluquero no se quiso complicar la vida e incluso aprovechó los argumentos de Kiko. “Por lo mismo que ha dicho él”, alegó. Alejandro también eligió a Juan Miguel, pero nadie se decantó por él. Alejandro invicto, ¿quién lo iba a decir? La de Juan Miguel con este concursante es una relación de amor odio curiosa. Le molesta casi todo lo que hace y al tiempo parece tener una especial debilidad por él. Ahora Alejandro acostumbra a imitar la forma de hablar de Juan Miguel y no lo hace nada mal. Si acaso, diría que se le entiende demasiado bien.

Juan Miguel es un lobo con piel de cordero. Bajo su tierna apariencia se esconde un tipo huraño y malhumorado, como dije ayer en su daguerrotipo. El domingo Kiko leyó un tuit de Mila Ximénez en el que le decía que era su ganador y llamaba “fraude de concursante” a Juan Miguel. Tan mal le sentó que primero dijo “no le gusto a Mila”, pero no le debió resultar suficiente el inocente comentario y un rato más tarde afirmaba esto en el cuarto de baño: “La mala p*** de Mila me ha llamado fraude”. Salieron las cuatro letras. Esta noche tendrá ocasión de repetírselo a ella misma a la cara porque vuelven los juicios.

Fue una de las grandes ideas con las que se coronó GH VIP 3. Fantástica forma de terminar una edición que no se ha repetido después. Se juzga a María Jesús por hacerse la víctima, a Kiko por utilizar su vida, a Juan Miguel por mueble, a Irene por tibia y a Alejandro por falta de personalidad. Como en cualquier juicio, comparecerán los acusados y también testigos, entre los cuales estará Mila. Por tanto, esta noche es el juicio y mañana la sentencia de la audiencia. No puede presentarse mejor panorama, compensando la parálisis que se vive en la casa. Ayer no murieron de aburrimiento gracias a que tuvieron sesión de cine.

De momento están empezando a aclimatarlos para que la salida de la casa no sea tan impactante. Anoche les dieron algunas noticias de actualidad como la cita electoral de este mismo mes. Entre los titulares había dos falsos que identificaron enseguida. Uno que GH DÚO se alarga hasta después de Semana Santa y otro que Fortu había llegado al número 1 en las listas de éxitos con su nuevo tema de electro latino. Fueron capaces de creer que dos importantes futbolistas celebraron un gol con el “tiki, tiki, miau, miau” de Ylenia, pero lo de Fortu cantando electro latino sí que no. La noticia de que dos concursantes de GH DÚO han sido pillados juntos les fue adelantada por Antonio en su visita del domingo, por lo que no les viene de nuevas. Hasta María Jesús dijo que se alegraba, no sé bien por qué.

Daguerrotipo de Kiko

Kiko pudo levantar la losa de rechazo que pesa sobre él gracias a su participación en esta edición de Gran Hermano, pero me temo que no lo va a lograr del todo. También pudo ser un buen concursante, el gran estratega de esta edición, pero creo que le pudo el miedo y la pereza, con lo cual se quedó en el intento. Lo primero no es responsabilidad suya, sí lo segundo. Y por ambas cosas tengo la sensación desde las primeras semanas que Kiko es el concursante de lo que pudo ser y no fue. Pronto pensé que pudiendo hacer un gran concurso se iba a quedar en el casi. Tras casi tres meses de encierro lo sigo pensando, ahora con mayor motivo.

Comenzó muy fuerte y se desinfló al poco tiempo. Los primeros días se perfilaba como un líder, a lo cual ayudaba un grupo de concursantes palmeros, dispuestos a reírle cualquier cosa. No es su culpa, sino de los palmeros. Kiko contaba que le gusta hablar con la gente y preguntar siempre lo que han comido ese día, entonces los palmeros reían alborozados. Si pensaba relatar cualquier insignificante anécdota personal sabía que tendría la atención arrobada de unos cuantos. A pesar de su tono paternalista, bastante habitual. A veces parecía el padre Rivera. Solo le faltaba la sotana. Las reuniones de los primeros días en el cuarto de baño apuntaban a que teníamos líder de la edición, como digo. No solo por su verborrea sin freno, sino porque no perdía oportunidad para ir apuntando estrategias propias y ajenas.

El concursante observador y activo de los primeros días pronto se convirtió en otro más bien perezoso, tal vez el que más ha dormido y siesteado en esta edición. Y puedo asegurar que no lo ha tenido fácil porque la competencia ha sido, al menos en esto, bastante feroz. Poco fuelle llevaba, posiblemente por sus antecedentes personales, que conocimos también pronto en su curva de la vida. Polémica curva que muchos interpretaron como parte de un guion pensado previamente, su gran baza en el concurso. Confesar sus adicciones múltiples podía congraciarle con la audiencia, lo cual hizo que muchos dudaran de que fuera algo improvisado, como se encargó de asegurar.

No sé si le compensó contarlo habiéndose suscitado la duda sobre si quiso aprovechar una historia personal, evidentemente dura y plena de sufrimiento, para su beneficio en el concurso. Personalmente me creo que fue improvisado, pero lo que vale es el juicio de la mayoría. En todo caso, si hubiera querido dar un golpe de efecto contando algo tan delicado no estuvo nada bien elegido el momento. Demasiado pronto para influir en la importante decisión final de la audiencia. Aunque tal vez Kiko podía tener cierto temor a ser el primer expulsado considerando lo que le había pasado a su hermana el último GH VIP.

Haber superado la nominación de la segunda semana debió haberle dado confianza para seguir haciendo su concurso como un posible líder. Sin embargo, eso se convirtió en una de las peores cosas que le podía pasar. En lugar de animarle a seguir como iba ayudó a que empezase a echarse a un lado dejando que pasara el tiempo. Confiado en que podía durar, lo cual le venía bien para ir logrando la suma de dinero necesaria para saldar deudas (gracias a su alto caché y el de su esposa), fue poco a poco renunciando a sus aspiraciones de liderazgo. En eso Kiko empezó a llevar una estrategia parecida a la de Fortu y Yoli, solo que a él le salió un poco mejor. No sé si tuvo mejor fortuna o más carisma. Le arrastró a ello también la aversión al conflicto demostrada por Irene.

Kiko empezó siendo implacable con quienes él pensaba podían ser duros rivales, como le pasó con Sofía. Que un concursante reconozca a un rival, le dé su sitio y afronte esa rivalidad con nobleza es de las mejores cosas que pueden pasar. Lástima que pronto reculase y prefiriese sacar la bandera blanca renunciando a ese interesante cara a cara. Inexplicable decisión, ya que tenía todas las de ganar, por picardía y capacidad dialéctica, evitando decir por inteligencia. Ha sido el sino del concurso de Kiko, se ha quedado casi siempre en el casi. Parecía que sí, pero luego fue más bien no.

Después de hacer conjeturas mil con las nominaciones y prometer que sería estratega a la hora de repartir los puntos a sus compañeros, Kiko decepcionaba nominando a Juan Miguel con una explicación clásica: “Porque sé que no va a salir nominado”. Esa fue mi gran decepción con Kiko, que prometía ser un implacable estratega. Todo lo que había anunciado en las nocturnas reuniones del cuarto de baño se quedaba en agua de borrajas. Poco más tarde las propias reuniones nocturnas se acabaron porque el destronado líder prefirió dormir. Otra decepción más.

Estaba claro que a Kiko se le iba la fuerza por la boca. Y en lugar de hacerse responsable de sus palabras y mantenerse fuerte prefería contemporizar en las galas. Cuando llegaba el momento de dar explicaciones sobre lo dicho se dedicaba al poco recomendable deporte de echar balones fuera. Es algo que podíamos esperar de Juan Miguel, un cero a la izquierda en el concurso desde el minuto uno. Pero Kiko llegó a ser mi gran esperanza blanca. Vi que era posible tener un concursante valiente, dispuesto a dar la batalla con los rivales chicos y los grandes, aplicando su estrategia para intentar ganar este concurso. Pero ese no habría de ser Kiko, a quien le pudo el miedo y la pereza.

No lo tenía fácil Kiko. Debía superar los prejuicios basados en sus fracasados intentos de participación en anteriores realities. Poco apostábamos por él tras haber abandonado en Supervivientes y también en la edición que recuperó el Gran Hermano de famosos. Que su prima también dejase precipitadamente la isla hondureña hizo que viéramos al clan Pantoja como concursantes pésimos incapaces de cumplir con un mínimo. Ni siquiera eran capaces de estar, ¿cómo les íbamos a pedir más? Pero el prejuicio con Kiko va mucho más allá: arrastra una pesada losa familiar. El desprestigio no es solo sobrevenido, también ha tenido mucho que ver él mismo con su pasado de nini fiestero y vividor.

Esta era la ocasión de superar esa losa de la que hablo, pero creo que también en esto va a tener que contentarse con el casi. Muchos no parecen dispuestos a perdonarle que quienes han de hacerlo tasen el valor de su concurso por encima del resto. No le van a pasar que gane un dineral cada semana, al que añadir el que gana Irene. Mucho menos que ese dinero vaya a parar a la casa común, que no deja de ser terreno Pantoja. La sombra de la cantante es alargada. Y la sospecha, infundada en mi opinión, de favoritismo surge sola. Solo por pensar que el programa es capaz de hacerle ganador con tal de tener a la matriarca en plató ese día. No sé quién les dicho que iría.

También le ha restado puntos a Kiko que fuera el gran cómplice de Antonio. Aunque este haya sido, para mí, el mejor concursante de esta edición, no puedo dejar de reconocer que estoy en una minoría clamorosa. La mayoría detesta a ese concursante, tal vez el peor tratado por la opinión en mucho tiempo. Ellos son casi familia, y la ayuda de Kiko le fue a Antonio importante para aguantar más semanas en el concurso. Esta cercanía también está en el origen de las muy desafortunadas palabras que le dijo a María Jesús, y ella se encargó de recordar con inteligencia de astuto concursante.

A pesar de haber sido un quiero y no puedo, con todos sus errores, incluso dudando de algunas de sus intenciones a la hora de hablar de su vida o su familia, debo decir que me ha gustado Kiko. Y me alegro de haberle visto, al fin, aguantando en un reality. Ha llegado a la recta final, y esto ya es un logro para él. Por eso lamento especialmente que no haya respondido a la expectativa por él mismo creada en los primeros días. Tengo dicho que entre quienes han poblado esa casa en esta edición creo que Kiko es quien más conoce y mejor entiende este concurso. Solo por eso dejará en mí un buen recuerdo.

El gato responde

Me intentan guiar por el buen camino, yo lo sé. Tal vez me vendría bien hacer caso de consejos como el del siguiente tuit:

De manera que debiera hablar de otras cosas, pero en ningún caso de si Kiko canta bien o mal. Ni siquiera hacer bromas sobre ello, ¿no es así? Vale, si tienen la amabilidad de pasarme el listado de cosas que no puedo comentar voy a estar muy agradecido. Con la censura franquista al menos había unas pautas, pero a mí no me han dado nunca una maldita indicación…

Moleskine del gato

Ya ha quedado claro que no fue una noche musicalmente agradable. El karaoke es un invento del demonio si le damos el micrófono a Alejandro, Juan Miguel, Irene y compañía. María Jesús le pone algo de estilo, aunque desafina con denuedo. Y Kiko no entona, querida amiga Elsa Lozano. Siento decirlo, pero no logra entonar por mucho que se tape el oído. El ibuprofeno fue como un placebo. Me habría hecho falta absenta. O algo así.

De la sesión de canciones me quedo con ese momento en que Irene hacía una personal adaptación de la letra de una canción de Alaska y decía: “Yo soy así, y asín seguiré”. La eme con la o: mo. La te con la o: to. Ahora todo junto: ¡amoto!

Dice Juan Miguel: “Voy a dejar atrás todo lo que ha pasado”. Como no deje atrás el sol tomado.

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