Llegó la reconciliación

telecinco.es 28/10/2009 08:29

Entonces él le dijo: "Estás frita por darme un abrazo, ¿a que sí? Ella se levantó y recostándose a su lado le abrazó. ¿A que parece sacado de una novelita de Corín Tellado? O también podría ser un culebrón venezolano. Material hay, no podrá decir nadie que no. La mala ya se fue, pero aún queda Toscano y sus pequeñas traiciones cotidianas, la cotilla de Melanie, una 'Maricarol' deslenguada, el pijo de Gerardo, o esa oveja descarriada en la familia llamada Hans. Y claro, como no, la princesita consentida de Indhira que tras partir peras con el machito de Arturo ahora vuelve a beber los vientos por él.

Se veía venir, aunque no imaginé como podía ser el momento. En los últimos días el acercamiento era evidente y tuvo que ser ayer cuando la pareja casi volvía a serlo. De momento no se encaman, y todo lo que han hablado se puede quedar en un pacto de no agresión, pero está claro que el tonteo pasó a mayores. No hubo beso (aunque de haber existido igual no lo hubiéramos visto gracias a la amabilidad sin límite del realizador) pero sí abrazo y palabras cariñosas. Otra cosa es que los protagonistas tengan un concepto muy suyo de cuáles son los mejores cumplidos posibles con la persona a quien estás conquistando, en este caso reconquistando. Lo digo porque lo más bonito que posiblemente cree Arturo haberle dicho a Indhira anoche fue la confesión de que se había masturbado tres veces en la casa estos días y las tres fue pensando en ella. Es un romanticismo versión siglo veintiuno, así en plan realismo sucio y tal.

Este momento en Gran Hermano parece una clase de historia. Por un lado tuvimos el jueves pasado la reunificación, aunque yo prefiero llamarla refundación ya que es como si hubiera comenzado de nuevo el programa, volviendo a redefinirse alianzas y grupos. Por el otro tenemos esta reconquista tan bonita y emocionante. Algunos se empeñarán en cuestionar la historia pero ya sabemos que siempre hubo revisionistas empeñados en reescribirla. Lo que sí parece más razonable es la duda sobre los motivos del nuevo acercamiento en la pareja, especialmente tras las duras ofensas entre ellos. Los más desconfiados seguro que desearían un tribunal de apelación como el del filme 'Matrimonio de conveniencia". De ser así le preguntarían a Arturo la marca del tónico facial de Indhira y respondería algo así como: "Yo qué sé, utiliza tantos potingues en la cara que es imposible recordarlo. Creo que ni ella lo debe saber. Ya sabía yo que iba a fallar en esta pregunta porque siempre se me olvida". Y se delataría, claro.

Antes de entrar en más valoraciones me gustaría contar lo más detallado que pueda el momento de ayer tarde. Sé que para muchos esto supone no salir del bucle, pero amigos míos, este Gran Hermano es el de Arturo e Indhira se pongan como se pongan. Hay vida más allá, eso está claro. Pero hasta el momento todo ha girado en torno a ellos, con el desgaste que eso supone. Sino que se lo recuerden a Melania y Piero (GH IX), por ejemplo. Significarse en este programa supone correr un riesgo que no afecta a quienes aguardan en una segunda fila tomando el rol de actores secundarios, o de soporte, como dicen los americanos. Tanto en el directo de ayer como en el diario veíamos idéntica secuencia en la que los protagonistas hablaban mientras los secundarios se dedicaban a cuchichear comentando la jugada y casi planchando la oreja en una puerta para escuchar mejor una conversación ajena. ¿No es curioso? Lástima que el público castigue a los que se la juegan en el campo y premie al que desde el banquillo se limita a criticarlos vendiéndose como la promesa que nunca fueron.

Del relato completo que hizo ayer fantásticamente José Comas en el minuto a minuto de esta web, entresaco este pasaje, previo a la reconciliación:

Es toda una ceremonia de cortejo, no digáis que no. Tras este chispeante diálogo, envidia de los guionistas de cualquier comedia de situación, Arturo le confiesa a Gerardo que lo de Carol lo hizo para joder. Repito: Arturo dice que lo de Carol lo hizo para joder a Indhira. ¡Atención, atención! Por esta revelación ya quiero que se quede Arturo esta semana. Ayer me hizo feliz el muy borrico. Estaba claro que solo quería fastidiar a Indhira después de las barbaridades que se habían estado diciendo y tras la reacción extemporánea de esta tirándole la ropa del armario. Pero no queda ahí la cosa, reconoce también que quería darle celos y, además, que Carol no le gustaba. Aunque, eso sí, añade que "si pillas, pillas", supongo que para mantener el pabellón bien alto. Como dice un amigo mío de Bilbao: "es que los vascos somos así de chulos, oyes".

Recopilando, o como decía José María García: "minuto de tiempo y resultado". En torno a las cinco y media de la tarde de ayer, Arturo confiesa que montó un numerito con Carol sin que esta chica le gustase y solamente para fastidiar y dar celos a Indhira. Conste que es mi resumen, de igual modo que lo siguiente lo vi en clave de clara reconquista, como dije antes, por mucho que ellos digan que solo se han reconciliado como amigos pero sin intención de darse ningún revolcón. De no ser porque es muy posible que mañana se vaya uno de los dos apostaría a que se vuelven a encamar. Y, desde luego, no me cabe duda de que si quisiese la diosa fortuna poner en la calle a Melanie, ese 'encamamiento' se produciría con toda seguridad. Entonces sí que apostaría por ello cinco contra uno.

Advierto que en este relato hablo por lo escuchado directamente y la retransmisión que hicieron en directo Carolina, Tatiana, Ángel y compañía. Es como seguir el 'Carrusel deportivo' por la tele, testigos de como te cuentan el gol en lugar de ver al delantero chutando. Sí pudimos ver como Arturo le aconseja a Indhira que antes de saltar se diera "siete vueltas a la lengua en lugar de hablar", lo cual le había dicho primero en francés porque el chaval es bruto pero con idiomas. No sé por qué pero me acordé de ese personaje de 'Twin Peaks' que metía en su boca una cereza y le hacía con la lengua un nudo a su rabillo. Quizá la extraña asociación me viene porque la respuesta de la malagueña fue: "Pues dátelas tú en el pito". Las vueltas, se entiende. Entonces vino el momento que describía al principio de este escrito, él le dice que está frita por darle un achuchón, ella observa que el resto de habitantes están pendientes de ellos pero esto les termina importando poco porque ella se acerca y se abrazan. Bien podría haber aparecido el rótulo de "The end", pero esto es más rollo: "No se vayan todavía, que aún hay más".

No puedo con la vida. "Cuánta plancha, mari", que diría Carolina. Prometo que ya he perdido la cuenta de cuántos días llevo aplazando hablar de mis teorías, establecer paralelismos con algunos juegos sociales, reflexionar sobre el conjunto de lo sucedido en la casa de Guadalix, y cosas así. Este gato está perdiendo su esencia porque no paran de suceder cosas. Esta gente no duerme, Arturo les ha pegado la hiperactividad. Para más recochineo los de la tribu no se han marchado ayer, como dijo Ángel engañando miserablemente a este gato. Lo que le faltaba al 'Mortadelo' este de la 'fragoneta' para terminar de caerme bien.

Lo digo porque estos indígenas duermen a golpes, especialmente Yalis y Natalis. Cuando todos nos hemos creído que se han acostado, incluso les hemos llegado a ver en la cama al lado de Filike, a quien le pican mucho las piernas en la cama (yo creo que es un problema de circulación); al rato están de nuevo por el salón, como una aparición, o fumando en el jardín. Esa es otra, porque en lugar de fumar juegan con el humo, a mí que no me engañen. Nada de aspirar mucho, ellos fuman para fuera, sin ahumar sus gargantas, y mucho menos los pulmones. Mejor para ellos, la verdad sea dicha.

Me limitaré a hacer conjeturas sobre este nuevo acercamiento de la pareja estrella en Guadalix, consciente de que me acusarán de querer manipular o no sé que otras idioteces. Aviso de que tengo el turbo puesto y escribo sin haber pensado mucho antes, casi como un ejercicio para aclarar mi mente. A ver, Arturo es consciente de que su permanencia en el programa peligra. Sospecho que Indhira está en ese aspecto mucho más tranquila, aunque coincide en ello con Arturo. Quiero decir que ella también cree más posible la expulsión del irunés que la suya. ¿Están ambos intentando evitar esta separación obligada? Posiblemente.

En el diario de ayer veíamos a Indhira charlando con Gerardo, que queriendo o no se está convirtiendo en el confidente de los dos componentes de la pareja, especialmente de ella. La lectura que hace el madrileño es acertada y señala que si son capaces de mantener las cosas como estaban en ese momento, con una relación cordial pero sin volver a liarse, todo iría bien. Ella afirma de forma categórica que no se volverán a liar. Pero ¿cuánto de categórica era su afirmación? Diré que verbalmente lo era pero su cara reflejaba otra cosa. Ella no habría dudado un momento en tragarse su orgullo para conseguir su objetivo, que no es otro sino estar con Arturo. No lo dice probablemente para intentar convencerse ella misma. En su lucha interior entre el orgullo y el deseo va ganando esto último, como es normal por otra parte.

Como espectador me gustaría verles juntos de nuevo, aunque si fuera amigo (madre, padre, hermano o animal de compañía) de Indhira intentaría hacer valer su orgullo hasta que este pisoteara el deseo. En definitiva, hombres hay muchos y manos tenemos dos, por lo que no hace falta rebajarse mucho ante nadie. Si acaso un poco, o yo qué sé. Dar consejos es gratis, así que nos podemos entregar a ello sin pudor. ¿Están forzando la reconciliación para intentar salvarse de la expulsión? Es posible, aunque como las cosas no son blancas ni negras sino que entre ambos tonos hay una inmensa gama de grises, pues yo me inclino a pensar en algo un poco más complejo.

Creo que ella directamente está colada por su Arturo, lo cual anula hasta la voluntad propia, mientras que él necesita tener siempre a una mujer al lado y ahí ella es Indhira. Podemos añadir a esto la muy probable convicción sobre la posibilidad de que reconciliarse le beneficia ante lo de mañana. De tal forma estaría consiguiendo un doble efecto. Insisto en que Arturo me parece de esos hombres necesitados de tener una mujer al lado con quien sentirse machitos, a quien complacer y también para yacer saciando su apetito sexual. La perspectiva de otros dos meses sin tenerlo, lo cual habría podido suceder si no se arreglan los dos, puede ser bastante triste para él. Sí, ya sé que hay otras mujeres, pero ella es su elección, por mucho que cueste de entender a algunos.

Cambio de tercio. Aquí casi todos van a degüello contra los demás. Quizá la diferencia es que algunos acostumbran a decir las cosas a la cara y otros aprovechan para crucificar verbalmente al ausente. Ejemplo de ello son Arturo y Carolina, por ejemplo. El primero le vino a soltar a Melanie el lunes por la noche que estaba buena pero no tenía cerebro, y ayer le decía: "Te encanta tocarte el coño durante el día y después tocar los cojones por la noche", así como quien no quiere. También tuvo para Saray: "Saray esta noche no has dejado de comer galletas para entrar en el traje". Resulta que a última hora de la tarde tuvieron la boda por el rito católico español a la que unos asistieron vestidos de punta en blanco y otros más de trapillo. Por ejemplo, Natalis (de quien Melanie dijo: "Me encanta este tío, tía") se enfundó en un elegante traje y Yalis iba en plan patriarca de un poblado gitano. Por su parte, Laura y Tatiana llevaban vestidos prestados varias tallas más grandes de lo que debieran ser. Saray y Hans eran los novios, primorosamente vestidos como tal.

Y Carolina desatada con Ángel da rienda suelta a su boquita envenenada. De Hans dice que no le soporta y que "tiene cara de alga". Y a su amigo Toscano le compara con "una pastilla de avecrem, que quiere darle sabor a todo y se mete donde no le llaman". Hombre, el símil es notablemente mejorable, pero vale. Según 'Maricari', los dos son unos "putas marujas", lo cual decía mientras se miraba al espejo. O sea, que le dijo la sartén al cazo.

Ah, lo de Yalis tocándose el huevo (el de fuera del koteka) a ambas manos es un momento cumbre del resumen largo del martes. Prometo que aún me duelen las costillas de reírme.