Sofía perdió el duelo por demérito suyo, no por mérito de Alejandro

telecinco.es 29/03/2019 09:55

El duelo de corazones solo podía tener un ganador y ese fue Alejandro, pero no por mérito propio. Sofía ha sido expulsada por segunda vez en esta edición después de haber ganado dos realities. No es pequeño el castigo, que ella misma se ha buscado haciendo un mal concurso. Ya lo fue en su primera parte, y no fue capaz de rectificarlo tras su vuelta repescada. Es una ventaja importante en el juego poder salir y enterarse de lo que se está opinando o recibir consejos de las personas más cercanas. Hubiera dicho que iba a aprovechar esa ventaja, pero al final volvía a repetir idénticos errores.

Sofía ha pecado de prepotencia. En la segunda etapa de su concurso parecía haber aprendido la lección tras haber recibido la cura de humildad de la primera expulsión, su primer castigo de la audiencia en un reality. Pero al poco de volver estaba otra vez a un palmo del suelo, mirando a los demás por encima del hombro. El resultado ha sido ser expulsada por segunda vez y con el 52,7% de los votos. Solo hubo algo que evitó en esta segunda oportunidad: apelar a sus seguidores. Ya no habló más de los “sofiístas” (con doble i). Con todo, habríamos comprado una vez más su ego desmedido y la excesiva prepotencia de siempre si no nos hubiera aburrido una vez más.

Se equivocó basando su concurso en su relación con Alejandro. Era una historia repetida, sobradamente conocida, poco atractiva y aburrida a más no poder. La audiencia pedía ver a otra Sofía, una nueva reencarnación de esta concursante. Lo había sabido hacer cuando pasó de la concursante pasota y despreocupada de su primera participación en Gran Hermano a aquella tan calculadora como para llevar pensado lo que haría en su estancia caribeña de Supervivientes (que, por cierto, anoche anunció su próxima, muy próxima, edición).

Como ave Fénix, Sofía había renacido de sus cenizas en su segundo reality, convertida en otra concursante muy distinta. Ahí tenía la clave de lo que tenía que hacer para tener opción a hacer el histórico triplete. Esperábamos ver un nuevo renacer, otra Sofía diferente. Sin embargo, nos encontramos con más de lo mismo. Idéntica historia, ya utilizada anteriormente. La repetición venía acompañada de una crisis de confianza de la que eran culpables tanto Sofía como Alejandro. Difícil creer lo que nos estaban vendiendo.

Muchos seguimos reclamando concursantes que nos muestren su verdad. Soy consciente de lo devaluada que está la realidad, incluso en un programa que sirvió para inaugurar un nuevo género televisivo que lleva ese término en su nombre: telerrealidad. Por eso me niego a asumir que sea aceptable el uso de la mentira como una estrategia de juego. Será lícito, si así lo permite el programa, pero no aceptable. De hecho, en alguna ocasión el programa ha expulsado disciplinariamente a concursantes por intentar engañar al espectador. No acepto la ficción donde debe haber realidad, y eso vale tanto para María Jesús como para la pareja Sofía y Alejandro, que nunca terminamos de saber si realmente lo seguían siendo o no.

Imposible creer que eran una pareja totalmente rota cuando cada dos por tres acababan juntos en la cama, Sofía se declaraba bajo las sábanas confesando que quería tener un hijo con Alejandro y a este se le escapaba con frecuencia llamarla “mi novia”. La crisis de confianza también habría podido superarse de no ser por el bucle inacabable de una relación cuyo futuro más que incierto era impracticable. Ese camino estaba lleno de piedras. Unas puestas por la madre de Sofía y otras con las que ellos mismos obstaculizaban la relación.

No era tan difícil de leer la situación, especialmente habiendo estado tres semanas aquí fuera. Sofía volvió a equivocarse, posiblemente porque su prepotencia le impidió hacer caso de lo que se había dicho sobre su primera estancia en la casa. En su mano estaba que hiciera su camino sola, como le dijo su madre. En eso no podemos negarle la razón a Maite. Solo bastaba eso, ni más ni menos. Olvidarse de Alejandro, hacer su propio concurso sin depender de nadie más. Pero Sofía no fue capaz de hacer su camino sola, y volvió a basar todo en la poco creíble relación con Alejandro.

Titulé así la crónica de la gala en la que fue expulsada por primera vez: “Sofía fracasa por aburrida, prepotente, calculadora y repetitiva”. Pues bien, casi dos meses después podría volver a utilizar el mismo titular. Asumió algunos de sus errores a su vuelta, pero no pudo o no quiso enmendarlos. Peor que eso, añadió otros de considerable calado. Tal vez pensó que se le ponía todo de cara una vez que descubrimos en Alejandro actitudes machistas intolerables. Y lo quiso aprovechar.

Es un machismo de libro que Alejandro quisiera poder decidir la indumentaria adecuada de Sofía para meterse en el jacuzzi. Lo hubiera sido igualmente si fueran pareja, pero es que encima no lo eran. Alejandro se equivocó enormemente en ese y otros episodios parecidos. La acumulación de gestos similares hacía más grave la actitud de Alejandro. También resultaba sorprendente que Sofía no diera ninguna muestra de rechazo. Cuando el programa mostró, con espíritu ejemplarizante, lo sucedido acertaba y se equivocaba Sofía con su respuesta.

Fue inteligente al lamentar que hubiese dado carta de naturaleza a la actitud de Alejandro. Lo encajó como algo normal y no debió hacerlo así. Bien por su respuesta, pero echó un borrón después cuando dijo una cosa ante las cámaras en el directo de la gala y otra muy distinta al acabar su emisión. Ante la audiencia confesó que no era la primera vez que Alejandro tenía actitudes como las que habíamos visto en la casa. Delante de sus compañeros lo exculpó asegurando que nunca había hecho algo así.

Sobrevoló la sombra de que Sofía podía haber intentado aprovechar la intolerable actitud de Alejandro para sacar provecho en el concurso. De nuevo el conflicto entre lo legal y lo aceptable. Estaba en su derecho a hacerlo, pero no parece lo más inteligente porque proyectaba sobre ella una imagen de oportunista nada positiva. Mucho menos cuando sus sucesivas versiones eran contradictorias. Y no olvidemos que esto casa mal con lo que quiso vendernos en todo momento, resumible en esta frase: “sigo teniendo sentimientos hacia él”. De manera que no dudaba en aprovechar la situación para perjudicar gravemente a aquella persona por la que no ha dejado de tener sentimientos. La codicia parecía ser dueña de sus actos, precisamente aquello de lo que tantas veces la acusó Alejandro.

A pesar de todo lo dicho, Sofía en bucle y aburrida, aprovechada o con el ego por las nubes, sigue conservando un indudable gancho que ya querrían muchos. Y sus dos triunfos no quedan ensombrecidos por estas dos derrotas. Tampoco hay empate porque la misma audiencia que la ha expulsado dos veces también la votó para ser repescada. Eso sí, el humor no es lo suyo. Cuando intenta usar la ironía hiriente le sale una cosa odiosa y sin ninguna gracia, como anoche con Raquel. Debe ser cosa del karma que ella se burlase de que su enemiga fuera expulsada dos veces en GH 15. Ahora ella ha vivido esa misma experiencia.

María Jesús dejó anoche a un lado el drama porque desde un día antes se sabía finalista. Solo tras la despedida de Sofía volvía a su propio bucle diciendo: “Otro palito más”. Iba a transcribir las palabras de la expulsada en su despedida desde el plató, pero su trastabillado discurso lo hace poco recomendable. En resumen, felicitó a María Jesús por crear maravillosamente bien “falsas escenas”. Y eso reconozco que es un hallazgo. Buena definición de lo que hace esa concursante con indudable maestría. “Tienes tu mérito. Te doy la enhorabuena por eso. Si convences a la audiencia para ganar serás todavía más crack”, le dijo. Eso es así.

En la despedida de Sofía a Alejandro este volvió a decir “te quiero”. Supongo que es esa especie de debilidad lo que tanto gusta a algunos en este concursante. Ya había sacado un virtual pañuelo blanco cuando Sofía se iba de la casa, no sé si para pedir una oreja (como hacen en las plazas de toros) o en son de paz. “Espera”, dijo de repente. Y se fundieron en un cinematográfico abrazo que me hubiera emocionado si no hubiera considerado urgente que se separasen de una vez.

Me temo que la imagen de Irene haciendo la cama de Kiko mientras discute con él por su susceptibilidad y exceso de celo ‘machirulo’ le puede hacer daño tanto a uno como a otro. Irene es contraria al conflicto, lo cual no es ideal en este programa. Así ha logrado mantenerse durante semanas, hasta que su defensora en plató y la de Kiko descubrieron que María Jesús miente cuando asegura que no habla mal de nadie. Debería haberlo imaginado antes. Ahora es demasiado tarde para reaccionar.

Buena iniciativa la de los jefes de campaña. Y mejor las respectivas elecciones de los concursantes. Raquel (por María Jesús), Carolina (por Irene), Ylenia (por Alejandro), Antonio (por Kiko) y Yurena (por Juan Miguel). No me extrañaría que subieran a la casa como hicieron los +1 en GH 12+1, dado lo parado que está todo. Sería la solución necesaria para acabar con el silencio sepulcral durante casi todo el día. Raquel es la que tiene un papel más grato y complicado a la vez. Grato porque parece que María Jesús apunta a ganadora. Y complicado porque recientemente manifestó en Twitter que sus ganadores eran Kiko e Irene. No debe ser fácil defender a un concursante contra tus favoritos de verdad.

El nuevo engaño a los concursantes haciéndoles creer que había últimas nominaciones fue menos impactante que el de las tartas, cuya virtud fue la brevedad. De todas formas, participaron todos con buena disposición, a pesar de sospechar que no nominarían. Lo habían barajado ya durante el día de ayer, y, más aún, cuando Jordi, en un desliz, dijo que María Jesús era finalista. Sin pretenderlo logró Jordi que viéramos el gesto torcido de Kiko al sospechar lo que pasaba. No se le escapa una a Kiko. Estoy seguro de que no va a ganar, pero entre los finalistas es el que mejor conoce y entiende este programa.

Moleskine del gato

Sofía y Alejandro me han aburrido enormemente. Pero más me aburre la absurda manía de acusar al programa de querer decidir quién debe irse o quedarse. Me hace recordar algo que me contaba hace años Gilda Santana, guionista autora de los resúmenes hasta GH 11. Ella miraba el resumen durante su emisión mientras leía los comentarios de este blog (era anterior a la eclosión de las redes). Y se reía al ver que unos interpretaban las imágenes como un apoyo a determinado concursante, mientras otros creían que eran para perjudicarle. Esto sigue pasando tal cual. Anoche unos decían que Sofía era la protegida y el programa pretendía ayudarla a quedarse, mientras otros querían ver en los vídeos la intención de que se fuera. No se ponen de acuerdo. O más bien solo lo hacen en una cosa: todos los conspiranoicos son igual de pesados.

Escuchado en la casa de Guadalix de la Sierra: “La ira pasa y las palabras pesan”. ¿Paulo Coelho? No, Alejandro Albalá.

Dice Juan Miguel: “Soy el que más ha hecho reír a todo el mundo”. Pues por esta vez es verdad, me parto con este chiste.

Pregunta seria: ¿Alguien ha contado la verdad sobre la historia de la supuesta relación entre Sofía Suescun y Kiko Matamoros? Me refiero a la verdad, no contar si han tenido o no un rollo.