Aly se arrepiente, pero no tanto

telecinco.es 31/03/2017 10:53

Asistimos anoche al arrepentimiento del arrepentimiento de Aly, o esa atávica costumbre de hacer sentir culpable al ser humano por ser cómo es y haga lo que haga. Si tu comportamiento es tradicional y un poco chapado a la antigua la sociedad te hará sentir mal en tu casposa carcundia. Por el contrario, si eres más suelto que la Chelito y te importa un pimiento el qué dirán la sociedad conseguirá hacerte sentir mal por ser tan suelto de cascos y tener un comportamiento irresponsablemente liberal. El caso es tenernos acogotados y arrepentidos siempre. Mucho daño nos ha hecho la tradición cristiana del perdón, planteada como algo loable y no un imperativo moral. O sea, no estás obligado a perdonar (tanto a los demás como a uno mismo), pero más te vale hacerlo. Pura filosofía de madre, como aquello de “tú sabrás lo que haces, yo no te digo nada”. Pero te lo digo todo.

Antes de seguir adelante y reconducir este escrito hacia la senda de la crónica de la gala de anoche (una galaza, programa fantástico lleno de emociones que deja mucho para comentar) tengo interés personal en contar a mis queridos lectores que este escrito hace el número 1.000 de los publicados en esta página web de Telecinco. 1.000 entradas de este blog. 1.000 artículos analizando Gran Hermano desde el 7 de agosto de 2008, previo al comienzo de GH 10.

Llevo 8 ediciones convencionales, 3 VIP (con la que ahora inicia su recta final), un reencuentro y una revuelta dando la tabarra en este mismo espacio. Hemos tenido tres diseños distintos de la web y acumulado 2.530.577 comentarios (que tenga contabilizados) hasta ayer (bueno anteayer, porque ayer no funcionaban los comentarios y lo de hoy es todo un misterio, pero pronto se normalizará todo). La media de comentarios por entrada es de 2.513, lo cual me sigue pareciendo una barbaridad. Más barbaridad aún que once de esos escritos superasen los 10.000 comentarios y uno de ellos los 20.000 (tras la final de El reencuentro).

Como hoy tengo faena con la crónica de la gala emplazo al lector hasta el próximo lunes, que será el artículo 1.001, precioso número capicúa. Entonces haré alguna reflexión sobre lo que ha supuesto todo este trabajo y por qué me ha dado tantas satisfacciones, más allá de los números. De todas formas, tenía que contarlo hoy porque no se cumplen 1.000 artículos todos los días. Soplo las 1.000 velas imaginarias de una imaginaria tarta que me hace sentir algo mayor, pero con el mismo entusiasmo y pasión con la que escribí aquel primer saludo desde esta casa. Un escrito que terminaba con este compromiso: “Solo puedo decir que pase lo pase aquí os esperaremos día tras día. Pase lo que pase, ¿de acuerdo? Y que gracias por estar ahí, y que será un placer”. No podía imaginar que así sería durante tanto tiempo. Y vale ya de mirarse el ombligo por ahora.

Buena parte de la audiencia consideró anoche que Alyson Eckmann era víctima de la situación una vez más. Los vídeos a los que tuvo que enfrentarse, primero junto a Daniela y luego al lado de Marco, fueron un mazazo de realidad, de su propia realidad, para ella. Está claro que no la dejaban en buen lugar frente a sus dos oponentes de anoche, a pesar de lo que cual le ganó la batalla a Marco por los puntos y tras un amago de sorpasso, nuestra temida sor. No negaré que presenciamos como Aly se hundía emocionalmente hasta el punto de llegar a desear su propia expulsión para “cerrar esta caja”. Visualizo sus deseos de encerrar en una imaginaria caja su vergüenza, original alternativa al clásico “tierra trágame”.

Siento discrepar. Lo siento mucho, pero me temo que esta va a ser una constante de aquí al final de esta edición, que tendrá lugar el domingo 9 de abril, tras la semifinal del jueves 6 donde saldrán las dos concursantes menos votadas durante la semana. Discrepo en que Aly deba arrepentirse, a pesar de lo cual entiendo su vergüenza. Y, sobre todo, discrepo en que la gala perjudicase a esta concursante y la haya alejado del maletín. Ya dije que estoy convencido del triunfo de Daniela, aunque no me produce ni especial satisfacción ni desagrado que vaya a ser así. Ahora bien, anoche la gran víctima no fue Aly sino Elettra. Por eso lloraba desconsolada una vez terminada la gala.

La excusa de Elettra fue que se ha enamorado del ‘súper’, una persona que no conoce. Aunque en realidad son tres personas, demostración clara de que estamos ante un trastorno preocupante o, mucho más sencillo, que Elettra vio anoche el maletín alejándose al galope. Daniela y Aly grandes protagonistas de la gana, y la italiana a formar grupo con Emma e Irma, como comparsas en esta recta final. Convidadas de piedra cuyas posibilidades de triunfo se me antoja que son escasísimas. Elettra no es tonta y se dio cuenta de ello anoche viendo a Daniela con ganas de revancha y a Aly haciendo vanas promesas de no volver a hablar mal de nadie. Le duró el propósito apenas diez minutos, lo que tardó en volver a criticar a Daniela.

Ciertamente la realidad de los vídeos no dejó en buen lugar a Aly. Criticona, faltona y lengüilarga, Aly denotaba cierta envidia hacia Daniela. Siempre me ha parecido que tenía un sentimiento dual hacia su excompañera de trabajo. Por un lado la detesta y por otro siente cierta dependencia de ella, como si le debiera un respeto que la razón no alcanza a entender. Es algo ante lo que se revela, pero no puede evitar sentir. Y, de alguna forma, creo que esta experiencia ha podido ayudar a que Aly corte ese cordón que la unía a Daniela desde una posición de cierta sumisión.

No quiero adelantar los daguerrotipos de estas dos concursantes, los únicos que me falta por escribir. Me ceñiré a lo visto anoche, por tanto, que fue un demoledor montaje, fenomenalmente realizado, lleno de juicios severos y críticos de Aly hacia Daniela, y casi ninguno en el sentido contrario. Que fuera así dio fuerza a esta última para presumir de no haber dicho nunca nada malo de Aly, lo cual no es que no sea estrictamente cierto, sino que es una monumental mentira. Recuerdo una fiesta de hace unas tres semanas en la que Daniela, con la cara pintada de verde, le dedicaba a su oponente de anoche “bonitos” epítetos tales como “falsa”, “sucia”, “podrida”, “interesada” o “mentirosa”.

Partiendo de la base de que todos critican, es cierto que unos lo hacen más que otros. Aly sería posiblemente la ganadora en esa competición, pero no es cierto que Daniela sea una hermanita de la caridad con voto de silencio y camino de la beatificación por ser la concursante más ajena a las murmuraciones en la historia de este programa. ¿Alérgica a la opinión, la censura y el vituperio hacia los otros? Pues no. Vaya latazo de concursante sería el que hiciera tal cosa. La audiencia no dejará de sorprenderme. Pedimos salseo y conflictos porque si no esto sería muy aburrido, pero luego parece que nos escandalizamos cuando alguien se va un poquito de la lengua. Aly se ha ido mucho, no un poquito. En ocasiones se le ha ido completamente la cabeza y ha desbarrado de lo lindo. Aun así, tengo la sensación de que las cosas más duras no las dijo sobre Daniela. La he escuchado algún comentario mucho más hiriente sobre Aída, por ejemplo. Lo que no cuela es que cuando dijo “es una tarta de mierda” se refiriese a la situación y no a Daniela. Buen intento, pero es que no.

En el fondo, la mayoría de las cosas que escuchamos ayer de Aly son comentarios un tanto inocentes, casi de primaria. Son aquellas cosas que uno comentaría en casa o con un mejor amigo y no pasaría nada, pero dicho en la tele ante el implacable ojo de las cámaras y el subversivo poder de las grabaciones, especialmente impactantes cuando se ponen todas esas pequeñas críticas como una gota malaya que rebosa el vaso. No tiene sentido hablar de comentarios dañinos que comente el tono de voz de su antagonista, si se toca los granos de la cara o cómo se lava los dientes. Que digan de mí cosas como esas y estaré protegido de críticas más importantes, merecidas o no. Lo de Aly criticando a troche y moche muy bonito no es, pero sus criticas siempre me han parecido bastante certeras.

Puestos a hacer comparaciones, siempre odiosas, me parece mucho más hiriente y venenoso el comentario de Daniela sobre que evitó su despedida de la cadena SER salvándole el culo o que fue ella la que recomendó su fichaje en el programa de radio donde coincidieron durante unos años. Si esto fuera así explicaría en buena medida esa sumisión de la que hablo, una dependencia casi reverencial de la que Aly se olvida en cuanto puede. Pasa entonces al otro extremo y no puede evitar repetir que ni la entiende ni la soporta. Comentarios tontos como los esos que acabo de recordar podrían tener para Aly un efecto liberador.

La imagen de supuesta inocencia virginal que anoche nos quiso vender Daniela se derrumbó en cuanto le dijo a Aly: “Si hiciera lo mismo que has hecho tú te destrozo. Y podría”. Es posible que este comentario sea más dañino que todo lo dicho por Aly y que ayer pudimos ver empaquetado y envuelto para regalo. Un regalo envenenado que no alcanza a la maldad de esa amenaza. Es algo elemental: una cosa es criticar a alguien que te cae mal (pero a quien debes cierto agradecimiento) y otra bien distinta pensar en lo fácil que te resultaría destrozar a otra persona usando el poder de una crítica acerada, potente e incisiva. Si además de pensarlo es utilizado a modo de amenaza la cosa reviste mayor gravedad todavía. “Qué asquerosa eres, Aly, pero asquerosa de verdad”, dijo Daniela, contradiciendo su propia afirmación de que ella no habla mal de nadie. Ya antes había “celebrado” que se salvase Aly diciendo en voz baja: “Qué asco, chaval”.

Mi percepción de lo sucedido anoche depende mucho de la reacción vista en Daniela. Dispuesta a hacer leña y aprovechar la circunstancia para hundir al contrario. Me parece una reacción poco inteligente que se vuelve en contra de ella. Si Daniela hubiera reaccionado con esa pretendida bondad inocente y bienintencionada que intenta vendernos en ocasiones me hubiera parecido igual de falseada que muchas otras veces, pero destacaría más el veneno en pequeñas dosis que ha ido repartiendo Aly. Demasiado oportunista me pareció Daniela pretendiendo asestar un golpe definitivo a la que es ya de forma indudable su némesis.

Todo lo que acabo de explicar sirve para entender por qué no creo que Aly saliera ayer tan perjudicada. Más bien creo lo contrario. Aunque la reacción de Aly ante esta situación tampoco fue acertada· El propósito de enmienda, ese arrepentimiento y sentimiento de culpa del que hablé al principio, parece tener el objetivo de solicitar árnica, más que otra cosa. No me creo que sea algo sincero. Es decir, no creo que Aly esté sinceramente arrepentida. Por otra parte, sería absurdo arrepentirse de pensar lo que uno piensa. Otra cosa es reconocer el perjuicio que se puede causar uno mismo al decir en voz alta los sentimientos. Aly se arrepintió de su arrepentimiento bien pronto, lo cual demuestra que no era del todo franco.

En cuanto a si es apropiado con vistas al concurso decir lo que se piensa, creo que debe hacerse con cuidado. ¿Le puede gustar al espectador un concursante que se calla lo que piensa y al que es imposible adivinar sus sentimientos, simpatías o antipatías hacia sus compañeros? Me inclino a pensar que preferimos a aquellos concursantes que dicen lo que piensan y van a menudo a calzón quitado (braga quitada en este caso, aunque suene ordinario). Aly ha sido así a tiempo parcial, siempre que se olvidaba de su extraña ligazón a Daniela y daba un machetazo a un cordón umbilical que le unía a ella y ya parece definitivamente roto. Al fin.

La monserga sobre si hay que decir o no las cosas a la cara me cansa enormemente. Supongo que hay un equilibrio perfecto, el punto medio entre decirlo todo (completamente innecesario e inconveniente) y no decir nunca nada que no sea a espaldas del interesado (exagerado y que posiblemente denote una obsesión). “Para mí se acabó para siempre. Ni hola ni adiós. Ni vengas a pedirme opinión, ni me digas que soy una crack. Me sonríes y me confundo”, le decía Daniela a Aly. También le pidió en varias ocasiones que no hablase de ella. A ver, no quiso decir que no le dirigiera la palabra, sino que no hiciese comentario alguno sobre su persona. Esto sí que me pareció insólito. La mayor de las censuras. Del demagogo “dímelo a la cara” al inconcebible “no digas nada”. ¡Chitón!

Salvada Daniela le espetó a Aly: “¿Te molesta? ¿Esto también te molesta?”. Desaprovechó Aly la oportunidad de volver a la casa tras salir Marco diciendo igualmente: “¿Te molesta, Daniela?”. El giro dramático del arrepentimiento de Aly, que particularmente no me gusta, la transformó de un plumazo de macarra a compungida. Por eso digo que la supuesta tortura de los vídeos de Aly igual la beneficia más de lo que parece. Más cuando a eso le unimos que ante Marco si no ganó por KO técnico es porque el italiano se las sabe todas, pero igualmente lo venció a los puntos. Personalmente, prefiero a Aly así antes que escupiendo.

Luego vino la proclamación de finalistas, aunque tú y yo sabemos (como diría el añorado Joaquín Luqui) que la cosa está entre Daniela y Aly, los números que terminan en 4 y 5 respectivamente. El troleo de Jordi González proclamando ganadora a Emma en una supuesta e inesperada final tuvo el atractivo de ver el descompuesto rostro de sorpresa de Elettra y Daniela. No me fijé en el resto, pero imagino que fueron a la par. A Aly se le rompió la corona con el número a los diez minutos. Que la producción del programa eligiera esta vez poner el teléfono en coronas de princesa demuestra la poca confianza que tenían de que se fuera a salvar Marco, al que no veo de esa guisa. La final es cosa de mujeres, cinco en liza. Todo un récord.

No voy a entretenerme en comentar la entrevista de Marco. Su culebrón con Aylén y su señora madre me produce indiferencia y pereza a partes iguales. La visita a la casa de Guadalix de exconcursantes fue fugaz. Tan solo fueron a apoyar a una finalista cada uno. Sergio a Daniela, compensando el disgusto del pasado domingo; Alonso a Emma, aunque su favorita es Aly; Aless a Elettra, aunque siempre se llevó mejor con Daniela; Ivonne a Irma, supongo que porque le tocó; y Tutto a Aly, con la que seguramente grabará alguna canción en un futuro. Unos defensores estuvieron más convincentes que otros. Y el ‘súper’ (antes conocido como ‘hombre chorizo’) de cuerpo presente todo el rato. ¿No hay corona con teléfono para él?

Moleskine del gato

Una importante guinda a la gala fenomenal gala de anoche me parecieron los comentarios de Toño y Alejandro a Marco. Acertados ambos.

Y ya está bien por hoy.

Ver más de: