De amores (o hamores) y secretos desvelados

telecinco.es 23/09/2014 08:18

Como quien no quiere la cosa, Omar se convirtió ayer en destacado protagonista de la película de Gran Hermano 15. Como en la vida real, lo difícil no es conseguir ese papel sino lograr mantenerse. Eso sin considerar que tal vez convenga durante los primeros días permanecer en discreto segundo plano, no desgastando una imagen que al destacar sobre el resto de concursantes incrementa sus oportunidades de ser elegido por el público para convertirse en el primer expulsado. No sé si entendí mal o la primera expulsión tendrá lugar este mismo jueves, día asimismo de las primeras nominaciones. Sea así o no, alcanzar demasiado protagonismo los primeros días es un arma de doble filo, lo cual sería aplicable tanto si la expulsión es dentro de dos días como una semana más tarde.

Esperemos que la expulsión sea la próxima semana, porque en caso contrario no encuentro diferencia entre que hubieran nominado el domingo o que lo hagan pasado mañana. Además, con nominación y expulsión el mismo día nos perdemos el enorme atractivo de verles nerviosos durante toda la semana, esperando el día decisivo en que uno de ellos deba abandonar el juego. Y en todo caso, si hubiera una expulsión de urgencia ya esta semana, espero y deseo que no sea esa la tónica general de esta temporada algo excepcional.

Hablaba del protagonismo de Omar, que ayer se daba su primer beso público con Paula, lo cual convierte a ambos en la primera pareja oficial de Gran Hermano 15. Digamos que se han establecido relaciones diplomáticas entre Hawái y Carabanchel, habiendo quedado sellado el acuerdo con un beso. En realidad, la madrugada anterior ya hubo beso, pero no pudimos verlo. Sin embargo, ayer por la tarde, una vez terminado el tiempo de la prueba semanal, se sentaron en un sofá del salón y delante de algunos compañeros se besaron con gran naturalidad, sin provocar ninguna reacción aparente en los demás. Lástima que a Omar se le fueran los ojos a Loli, la concursante que tenía más cerca en el mismo sofá, empleándose más bien poco en la labor.

Dar uno de los primeros besos de una relación mientras se mira a otra persona, como puede comprobarse en la imagen que encabeza este escrito, es poner muy poca pasión a la cosa. Si eso hacen ahora no quiero pensar que será dentro de unos meses. No me atrevo a decir si esta relación se fundamenta en ‘hamor berdadero’, ese viejo conocido nuestro, o realmente han logrado conectar de forma tan rápida. Decía Pedro Salinas: “No necesito tiempo para saber cómo eres, conocerse es el relámpago”. Pues bien, estos han tardado lo que un relámpago en comenzar los juegos nocturnos en la cama, como veíamos anoche.

Que pueden ostentar o no el récord de relación más rápida en una edición de Gran Hermano depende de la hora en que se produjera ese primer beso, solo conocido por nosotros porque ellos mismos lo han contado. Se lo disputan a Jorge Berrocal y María José Galera, en aquella lejana primera edición de hace casi quince años. Cuenta Gilda Santana en su imprescindible libro sobre este programa (“Diez años de Gran Hermano. Diario de una guionista”, editorial Anaya Multimedia, 2012) que nadie en el programa se atrevió a soñar que tuvieran la primera pareja a los tres días de comenzar. Más o menos lo mismo que ha pasado con Paula y Omar.

Añade Gilda: “En la telenovela los protagonistas se conocen en el primer capítulo. Generalmente ese primer encuentro es más bien un encontronazo aderezado por algún accidente o equívoco que los enfrenta, a pesar de lo cual su suerte está echada desde ese momento: se han enamorado y lucharán durante meses por vencer todos los obstáculos que se oponen a su amor. Independientemente de su estilo clásico o realista, de que tenga tramas profesionales, de que se trate de una novela histórica, costumbrista o de interés social, es a la historia de amor a la que se enganchan millones de espectadores”.

Está claro que las historias de amor, lo que hoy llamamos “carpetas” (de “carpetera”) gustan a una parte importante del público. Esto lo sabemos nosotros y también los concursantes, que por ello pueden tener la tentación de provocar como sea una relación con otro concursante para utilizarlo como una baza dentro del concurso. Por muy expertos que nos parezca que somos, no es tan fácil identificar cuándo algo así está pasando de forma natural, porque el destino lo ha querido, o se trata de algo forzado. Ahora bien, hay algunos signos inequívocos que nos hacen pensar que donde algunos quieren vender eso tan importante llamado “amor” lo que hay es tan solo “hamor”.

Omar se equivoca al estar tan pendiente de las cámaras. Ayer mismo, contando que el primer beso había tenido lugar la noche anterior, decía que en ese momento se había dado cuenta de que la cámara giraba en dirección a ellos, e incluso llegó a escuchar el mecanismo del zoom. Puedo estar equivocado, pero esto suena a una atención excesiva a algo accesorio en el instante que se produce el primer beso entre dos concursantes, lo cual me hace sospechar. Da toda la sensación, de que Omar ha entrado en la casa de Guadalix con muchas prisas, reclamando una cuota de protagonismo que tal vez resulte excesiva, aparte de contraproducente para él mismo, como señalaba antes.

Particularmente, tengo la sensación de que el público de Gran Hermano reclama más conflicto que amor o comedia. Digamos que el guion escrito por los propios concursantes no sería perfecto sin ciertas dosis de todos estos contenidos, pero nunca he creído que sea el amor lo más reclamado.

Por si no fuera poco con convertirse en uno de las mitades de la primera pareja de esta edición, anoche Omar precipitaba la resolución de una trama propuesta por el programa, relativa a su hermano Alfredo. La decisión de hacer partícipe a su desconocido hermano de ese secreto ha sido desde un primer momento del propio Omar. No tardó nada en decidir que se esperaría de momento, pero anoche parecía tener cierta urgencia también en esto.

Estaban unos cuantos concursantes en el jardín y Loli sorprendía a todos descubriendo en ese momento que Vitín y Omar no solamente se conocían sino que concursaban juntos. Creo que el encierro de las Omaítas en la cocina les está privando de enterarse de las cosas más básicas sobre sus compañeros. Vitín explica entonces que han entrado los dos y el programa les ha puesto la compañía de Alfredo. Fue ahí cuando Omar empieza a abrir ese melón, afirmando: “Sí, sí, que hay un bombazo de por medio ahí que… ojo”.

No tenía ninguna necesidad de dar esa información, y entiendo que no lo habría hecho de no ser porque tenía cierta necesidad de destapar el asunto, no sé si por la presión de mantener tal secreto o acuciado por la necesidad de copar aún más protagonismo. Al escuchar la palabra “bomba” algunos lo relacionan con aquello que decía Mercedes Milá en las promos del programa, pero Vitín acude al auxilio de su amigo intentando desviar la atención en tono de humor: “El bombazo de Mercedes es una bombeta de feria”, decía Vitín, aunque luego se ponía algo más serio y decía que el pasar la primera noche con ellos era un hecho histórico, más importante que ese secreto conocido tan solo por su amigo y él, además de todos los espectadores.

Ahí mentía Omar: “El único que lo sé soy yo y él”, decía el de Carabanchel. Pero todos sabemos que él mismo hizo cómplice a Paula, mezclando las dos historias que concentran el mayor protagonismo en estos primeros días. Tanto Omar como Alfredo pululan por el jardín, mientras el resto de los presentes permanecen sentados. Como en una coreografía no ensayada, los dos hermanos se encuentran, y Omar le dice a Alfredo: “Es que no sé, porque a lo mejor te puede sentar bien como te puede sentar mal”. Entonces tercia Alfredo: “Yo preferiría que me lo dijeras fuera, la verdad”. “¿Te haces una idea?”, pregunta Omar, a lo que su hermano responde que sí.

La conversación termina con estas palabras de Omar: “Pues ya está. Lo sabes tanto tú como yo. No hace falta que lo sepa nadie más”. Hombre, no parecía que pensara eso mismo unos minutos antes, cuando hacía partícipes de ello a parte de sus compañeros. Si no hacía falta que nadie lo supiera tal vez debía haberlo evitado. Porque los demás se estaban enterando en ese momento de que la bomba anunciada tenía que ver con Omar y Alfredo. Este último tiene en ese momento el desliz que demuestra la tesis de este gato sobre que él ya se había imaginado la historia. Decía: “Una cosa, yo no he dicho nada y él ya lo sabe. Y… yo prefiero hablar con él fuera”, añadiendo: “Lo único… eso sí, me gustaría que quedara entre él y yo. Cuando salgamos de aquí hablaremos de lo que tú quieras”.

El desliz está en ese “yo no he dicho nada y él ya lo sabe”. ¿Cómo podría haber dicho algo sin saberlo? Está claro que se lo había imaginado, probablemente dándolo por seguro. No es extraño, ambos son gitanos, de Madrid y con algunos rasgos físicos parecidos. Además, junto a Vitín forman el único trío formado en la casa. Lo extraño es que no se imaginaran todos de qué se trataba este secreto, una vez conocido que afecta a Omar y Alfredo. Solo Fran, el apoderado, afirmó con tanta seguridad como rotundidad que ya lo había entendido. Creo que la maniobra de Omar no solo sirvió para que Alfredo confirmase sus sospechas sino para que haya al menos una quinta persona que conoce los lazos familiares entre estos dos concursantes.

Un secreto conocido por cinco personas en un grupo de diecisiete (siento no contar a la cabra, pero ella va a lo suyo y no la veo interesada en chismes) no es tan secreto y dudo mucho que no vaya a difundirse más en breve. Omar optó primero por la información distribuida, eligiendo una persona con quien compartir su secreto, y ayer lo terminaba de poner en peligro sin que alcance a entender por qué. Si fue porque necesitaba liberar la tensión de tener en la inopia a su hermano lo puedo entender. Si fue por acumular más protagonismo empiezo a pensar que lo suyo es patológico. O algo.

La noche terminó con la tierna estampa de Omar y Alfredo haciéndose una foto juntos con la tablet. En ese momento, Alfredo tuvo la genial idea de comunicarse con su hermano escribiendo un supuesto texto para acompañar la foto (son imágenes que el programa publica en Twitter, aunque precisamente sin los textos que ellos escriben). Me pareció que escribía y luego borraba, pero supongo que le pondría algo como que ya hablarían fuera. Un poco antes, saliendo de Honolulu (es el nuevo Londres, o sea, el cubículo donde fuman) Alfredo le aclaraba a Omar: “Lo de dejar el tema para cuando estemos fuera no es por mí, eh”.

Ayer comenzaron la prueba semanal. Deben subirse al Gravitrón y dar vueltas como en un giroscopio, para luego emprender la subida de la rampa de igual manera que ya hicieron el domingo, portando en cada ascensión una gota de agua (es en realidad una bola de plástico). Deben completar este ejercicio un total de 150 veces, es decir, deben llevar hasta la parte superior de la nave 150 gotas de agua. En principio, la prueba parece sencilla, y al ritmo que fueron ayer les va a sobrar mucho tiempo. Tienen todo el día de hoy (turnos de cuatro horas en la mañana y otro de igual duración por la tarde) y la mañana del miércoles.

El problema es que me da la impresión de que no lo han hecho ni una sola vez bien del todo. El principal fallo está en los castillos compuestos por tres concursantes, convertidos en astronautas. En el primer tramo deben formar un castillo los tres; una vez completado el que está en la parte de arriba debe saltar el segundo tope, pasando de la parte superior del primer castillo a la inferior del segundo. Luego deben pasar a los otros dos a ese segundo castillo y terminar su ascensión dejando la gota de agua a los dos concursantes que comandan la nave. Pero el primer castillo no lo completan nunca. El tercer concursante salta siempre directamente al segundo tope, con lo cual no terminan de completar en ningún caso la primera torre.

Siendo un poco estrictos no puede darse esta prueba por superada, aunque hay otro aspecto que personalmente me parece más interesante de analizar. Resulta que Loli y Mayka han decidido no realizar la prueba. “Nosotras nos quedamos en la casa”, decía Loli ayer por la mañana, después de que Vitín leyera el enunciado de la prueba. Si se aplicasen en la realización de la prueba entendería una cierta generosidad, como que les dieran la mitad del presupuesto, por ejemplo. De hecho, están planeando subir cien bolas más, dado lo rápido que fue ayer, algo que explica el hecho de que se estén saltando pasos. Pero creo que no casa con lo exigible que dos concursantes queden exentos de prueba.

De acuerdo que en las reglas no obliga a que todos hagan prueba, pero deberían haberse dado cuenta de que Gran Hermano siempre pide un poco de esfuerzo. Tan solo eso. Esto me hace recordar aquella prueba de la noria giratoria en GH 7, que Raquel López se creía incapaz de hacer. El ‘súper’ le pidió entonces que tan solo lo hiciera una vez. Una vez solamente, como muestra de su esfuerzo. Y Raquel lo hizo, siendo aplaudida por todos sus compañeros.

Supongo que las hermanas de Puente Genil justifican su postura en las características de su físico, pero he de recordar que el año pasado Lorena no dejó de hacer ni una sola prueba. Hubiera bastado con que subieran una bola en cada turno, o algo por el estilo. Es una cuestión de actitud.

El moleskine del gato

Las master class de Paco continúan. Este concursante, que en una imagen ofrecida el día de la gala de presentación (ver foto de aquí arriba) compone una estampa que aparenta salida de ‘La hora Chanante’ (Gran Hermano quince… quince), parece realmente un personaje de Joaquín Reyes o Ernesto Sevilla. "Me acuesto con el 90% de las mujeres que conozco, porque soy un seductor y les como la oreja", decía anoche ante la mirada incrédula de Omar y la sonrisa cachondona de Paula.

Lo curioso es que le estuviera contando esto a Omar, Paula y Alfredo, quienes poco antes decían que querían hacer algo de recena (no paran de zampar), pero Omar prorrogaba los planes diciendo: "Espérate que se vaya Paco". Está claro que no lo traga, aunque luego le estuvo dando la razón casi todo el rato.

Ayer cocinaron el bogavante que escondieron el domingo los personajes de La que se avecina, e incluso el pulpo que llevó en su cabeza Vitín durante toda la gala. Lo del pulpo fue más bien una terapia donde descargar tensiones. Le dieron una buena paliza al pobre.

Luis prometió anoche a sus compañeros que cuando esto termine les llevaría a una capea montada expresamente para ellos. El puntazo que dijera: “Os voy a invitar a una capea. Habrá Fanta… y becerras”. Me parto. Creo que Luis ya conoce bien a sus compañeros. Son como niños, y la Fanta supone para algunos mayor atractivo que las becerras.