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El Gato encerrado

No le interesa a nadie, pero Ana María ha pescado ya 100 peces

Analizar ‘realities’ es para el gato tan satisfactorio como formar parte de ellos para sus concursantes. El placer de ver frente al de ser visto.

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Resulta que Ana María está exultante porque ha pescado su pez número 100. Solo ella lleva la cuenta, por lo cual podría ser verdad o no. Pero aceptemos que es cierto y han sido 100 los peces capturados en los casi 80 días que lleva Supervivientes 2020. Vale, 100 peces, ¿y a quién le importa? A nadie. Solo le interesa a ella misma. Tanto es así que ya salió a pescar proclamando a los cuatro vientos que era el día. “Hoy voy a llegar a los 100 peces”, decía a cámara, henchida de orgullo. Claro, como que solamente le faltaba uno. Volvió con dos “muchachos”, como le gusta decir a Yiya. Por tanto: 101 peces. Si coge otros dos llega a 103, como el brandy.

Dice Hugo que pescando cuatro horas diarias ya podrá. Y con gafas para ella sola, además. “También cuenta el tipo de pez, el anzuelo y cómo lo pescas”, añadía el uruguayo. Su vida gira en torno al fuego y al ejercicio físico, pero no es muy de pescar. A pesar de eso, se atreve a criticar a la Rafa Nadal de la pesca, una maestra en lo suyo, la Michael Phelps de los cayos Cochinos. Las críticas de Hugo se vuelven en su contra porque si fuera cierto que Ana María pesca durante cuatro horas cada día significaría que le ha logrado llevar a los fogones un pez por cada tres horas de faena en el mar. No se le puede negar la constancia y el esfuerzo. Eso sí, mucho me parecen tres horas para pescar unos peces que, efectivamente, no siempre tienen buen tamaño. Pocos cogen boquerones del tamaño de un dedo, como el de Barranco ayer, pero los de Ana María tampoco son atunes descomunales. Algunos son casi ‘pezqueñines’.

Lo gracioso es que Ana María haya centrado su concurso en ser la mejor pescadora, al menos en cantidad. Me parece que ella querría ser Rosa Benito, pero le sale mejor parecerse a Nilo Manrique. No podría decir si Ana María ha superado a Manrique en número de capturas, pero de momento no ha destronado al rey de la pesca en la historia de Supervivientes. Ese fue Óscar Higares, compañero de profesión del marido de Ana María. En realidad, no podrá nunca superar a Higares porque se hizo con 107 piezas. Pero lo importante es que fue en tan solo un mes (35 días, exactamente), justo lo que duró en el concurso. Les une que los dos aprendieron a pescar en esas islas, también que ambos consideraron la pesca como algo importante en su concurso, y que son igualmente dados a presumir de sus logros. Curiosamente, Higares también fue llevando el recuento de peces.

“Buen pescador, buen pecador”, dice una frase popular (igual es un invento mío y ni me acuerdo). Ana María peca de presuntuosa y eso puede hacerle fracasar. Ya hemos visto los intentos de monopolizar la pesca en su beneficio, y eso no puede gustar a la audiencia. Ella es trabajadora incansable, ya lo dije otro día, pero se ha concentrado tanto en sus peces, sus caracolas y sus almendras que no le ha dado tiempo de conocer a algunos de sus compañeros de concurso. Prueba de ello es que le dijera a Elena que no la ve con mucho carácter. Se comparaba esta a su hija Adara, no solo por su evidente parecido físico, sino también porque las dos tienen carácter. Es decir, mala uva a raudales.

Ana María dice que no se ha dado cuenta del mal carácter de su compañera de concurso. Cualquier espectador ha visto más fácilmente que la reina del pescado ese carácter agrio y malhumorado de Elena, que saca a pasear con gran facilidad. Pues Ana María se acaba de enterar. No le pasa igual a Yiya, otra que no ha dudado en sumarse a la estrategia de Barranco. Ha sido oler la sangre y tras conceder a Hugo e Ivana una tregua tras su ruptura se han lanzado ambos (Barranco y Yiya) al cuello de él, pasándole a ella la mano por el lomo. Al menos Yiya es buena amiga de Ivana, no un agregado de última hora, como Barranco.

El consultorio de Elena Francis en cayos Cochinos

Yiya acudió ante Hugo aparentemente para darle unos consejos no pedidos, con lo cual ya empezaba la cosa mal. Pero es que ni siquiera era esa su intención real, porque lo que pretendía era recabar información para transmitírsela luego a Ivana. “Ten mano izquierda y bondad para regalarle dos minutos”, le dijo Yiya. Debo decir que Hugo no paró de mover hojarasca para el fuego. O sea, la atención que estaba prestando a la conversación era mínima. Imagino que en la mente de Hugo sonaba un mono tocando los platillos mientras su compañera se esforzaba en construir frases y argumentos de esos que parecen sacados de un manual, o directamente de la Cosmopolitan.

Mientras Hugo tenía ya la mente en otra cosa, seguía Yiya: “Habéis tenido una historia muy bonita. Que tú hables de un 'nosotros' y de repente cambies es poco entendible. Pero ya que tú lo entiendes, deberías tener la mano izquierda y esa bondad de poder tratar la situación y regalarle dos minutos que no tienes o que no quieres tener fuera". La vida es así, hoy hay un “nosotros” y mañana nos queda solo el “yo”. Como digo, luego fue a reunirse con Ivana, curiosamente en el mismo lugar donde Barranco le dio la chapa el otro día. Es el rincón de los consejos sentimentales, escenario para ese remedo de consultorio de Elena Francis que están montando algunos en los cayos Cochinos.

“No lo luches más. Lucha por ti y por seguir estando tú en tus condiciones óptimas. Vamos a dejar las cosas estar pero por ti misma. Tú brillas sola”, le decía Yiya a Ivana. Más lugares comunes. Barranco dice que nadie debe apagar su luz y Yiya le habla de su brillo. ¿Esta gente tiene acciones en una compañía eléctrica o qué pasa? La maniobra de Yiya está muy clara. Sencillamente pretendía que Hugo le confirmase que había cerrado la puerta definitivamente para poder decirle a Ivana si debe insistir o descartar esa opción. Como si estas cosas estuvieran siempre claras. La puerta que hoy se cierra quién sabe si se abrirá mañana. No niego que a Ivana le venga bien el apoyo de sus compañeros, pero personalmente tener tanto meticón a mi alrededor me agobiaría.

Otro problema es que la palabra de Yiya no tiene gran valor. ¿Quién puede fiarse de alguien que le dice a Nyno “me gustas como persona” y a los pocos días está porfiando todo el rato en su contra? Eso no es nada al lado de lo último. En la visita de Nyno como (mala) sombra del pasado Yiya lloraba emocionada en sus brazos. Y ahora junto a Rocío le hace un bonito traje. “No puede ser más mentiroso y más tramposo”, dice Yiya de Nyno. “Y no se puede tener tan poca vergüenza”, añade. Rocío está de acuerdo en todos estos calificativos. La de la peluca ha pasado de comparar a Rocío con un famoso mamífero semiacuático de gran tamaño que habita en los mares árticos a andar ahora de colegueo con ella criticando a un excompañero. Pese a todo, no me sorprende tanto que haya cambiado de manera tan radical la relación entre Rocío y Yiya como que esta sea capaz de pasar de la emoción en un abrazo a volver a recuperar toda su metralla contra Nyno. Con estos cambios me gira la cabeza un poco.

Objetos personales

Vimos ayer en el Última hora como recuperaban de sus maletas tres objetos personales los ganadores de la prueba de recompensa del martes: Elena, Yiya y Hugo. Tuvieron un minuto para completar la operación y objetivos bien distintos. Elena recuperó fotos de sus amigos y familiares, un bikini y unas zapatillas. Yiya también un bikini, un pareo y un collar de bolas de madera que lleva cada una inscrito el nombre de un familiar. Y Hugo se tiró directamente al neceser, sacando objetos de aseo personal. La mala suerte quiso que cogiera una crema ya gastada. Por si alguien tenía duda de si Hugo es realmente presumido ya tiene confirmación absoluta. Que pudiera hurgar en su maleta y recuperase un perfume lo dice todo. Bien mirado, si lo expulsan saldrá derrotado, pero oliendo bien. Eso sí, hoy no va a ser porque está salvado.

El gato responde

Me dicen esto por un comentario mío sobre Jorge:

Luego insiste este amable lector en que no debo ofender llamando “seta” a un concursante. Bueno, bueno, vamos a ver. La vuelta no me la voy a dar porque sigo confinado, pero ya llegará, de momento voy a contestar con humildad, como Jorge. No niego que este concursante atesore todos estos valores y, seguramente muchos más. Nada más lejos de mi intención faltar a un concursante. Es lo último que haría (ejem). Celebro su bondad y ejemplaridad, por lo cual me congratulo enormemente. Ahora bien, como concursante es soso, insípido, paredete… una seta, vamos. Que no es por faltar, pero me lo parece.

Moleskine del gato

Esta noche pinta bien la expulsión. Llegan hasta ahí tres concursantes muy desgastados. De Jorge ya lo he dicho todo. A Elena no le veo más recorrido en el programa. Y Yiya puede seguir dando más vueltas que una veleta, pero me dejó de hacer gracia hace varias semanas ya. Llegados a este momento hay que empezar a dejar claros candidatos al triunfo, y ninguno de estos tres lo es a juicio de este gato.

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