Logo de El Gato encerrado
El Gato encerrado

El asno de Buridán

Analizar ‘realities’ es para el gato tan satisfactorio como formar parte de ellos para sus concursantes. El placer de ver frente al de ser visto.

Compartir

Hoy es el día. Esta noche comienza Secret Story. Esta casa de los secretos entronca directamente con ‘Gran Hermano’, aunque merecería la pena que lo olvidáramos desde ya. Ambos formatos tienen un tronco común. No solo porque coinciden en lo elemental: se trata de un grupo de personas conviviendo en una casa, más o menos aislados del exterior y tienen que afrontar un proceso de eliminación competitiva con nominaciones y expulsiones en las que deciden los propios concursantes así como la audiencia. Suficientes cosas en común para que un formato nos recuerde al otro. Por orden de llegada, este recordará a aquel.

Ya digo que no solo tienen en común lo mencionado. ‘Gran Hermano’ se rige por un extenso documento internamente conocido como la biblia. John de Mol, creador de ambos formatos, junto a un grupo de otras seis o siete personas, elaboraron ese documento como primer paso en el proceso de creación de lo que vendría a ser el formato televisivo más innovador y revolucionario en años, aquel que cambiaría la televisión para siempre. En los programas de ficción también se escribe una biblia con los antecedentes, perfiles caracterológicos de los personajes y la espina dorsal de la historia que se va a narrar. Pero ‘Gran Hermano’ no tiene un guion escrito previamente sino que lo van elaborando sus concursantes. ¿Qué contiene esa biblia entonces?

En la biblia de ‘Gran Hermano’ figuran todo tipo de situaciones que podría tener que afrontar el programa. Según cuentan quienes han tenido acceso al mismo tras más de una década emitiéndose en España no había sucedido nada que no estuviera recogido en ese valioso documento. Ese es el grado de detalle manejado por sus creadores para prever cualquier eventualidad. Pues bien, también esa biblia es común y se maneja igualmente en Secret Story. Son muchas las cosas en común, ambos formatos se parecen enormemente, pero Secret Story no es ‘Gran Hermano’, y convendría que lo tuviéramos en cuenta sin tardar.

No nos dejemos engañar por el hecho de que en tantos años la madre de todos los realities haya recurrido de forma concreta en alguna de sus ediciones a utilizar recursos procedentes de Secret Story, del mismo modo que lo ha hecho con otros formatos. En una edición de los Balcanes tenían sus participantes que construir la casa en la que luego habitarían. Imposible que eso no recordase a ‘La casa de tu vida’. También hubo una edición, australiana primero y de nuestro ‘Gran Hermano’ después, que utilizó secretos de los concursantes como trama de arranque, lo cual concluyó tras las primeras semanas. Está claro que se basaban en Secret Story. Pero esto no debe llevarnos a engaño y pensar que todo es lo mismo.

Por todo lo anterior quiero pedir a los espectadores que abandonen la tentación de comparar el programa que arranca esta noche con el reality de nuestros amores, que no tardará en volver. Y pido a los responsables del programa que ayuden en lo posible a no identificar ambos formatos. Por ejemplo, evitando repetir recursos que ha ido incorporando ‘Gran Hermano’ en los últimos años (alegatos, posicionamientos o curvas de la vida) y que trasladados a Secret Story harían más difícil que la audiencia evitase comparar ambos formatos y tomase aquel como referencia de este. Ya cuesta no tomar ediciones pasadas de un mismo reality para analizar comportamientos y hasta perfiles de concursantes. Cuántas veces no habremos dicho cosas como “este es el Dayron de esta edición”. El problema es que agarrarse a lo conocido puede hacer que dejemos de disfrutar lo que está por llegar.

Dejemos descansar un poco más de tiempo a ‘Gran Hermano’. Cargarse ese formato sería el equivalente televisivo a pegar un tiro a los pocos linces que todavía habitan la península ibérica. Y eso no va a suceder. Ahora lo que toca es recibir como se merece a Secret Story, esa casa de los secretos cargada de incógnitas que nace con un argumento preexistente, lo cual precipitará la acción. También contribuye a ello que los concursantes no sean desconocidos (al menos por completo), algo totalmente inédito para este formato. Si olvidamos ese tronco común al que me he referido seguramente lo disfrutaremos más. Y ¿quién sabe? igual en un futuro tenemos dudas si nos dan a elegir entre un programa y otro. Mi consejo es no dudar mucho la respuesta, no nos vaya a pasar como al asno de Buridán.

Dice la historia del asno de Buridán que habiéndole ofrecido al équido entre un montón de avena y un montón de heno para comer, el pobre no supo elegir y terminó muriendo de inanición. Aunque parezca inverosímil, y de hecho se trate de un clásico argumento de reducción al absurdo ideado por Jean Buridan (por cierto, discípulo de Guillermo de Ockham, conocido por cierta navaja que este gato ha mentado mucho), lo cierto es que en ciertos contextos se pueden dar situaciones en las que la dificultad para elegir entre dos opciones puede terminar dejándonos sin ninguna de ellas. La paradoja del ficticio asno puede verse convertida en realidad en casos menos extremos como el de alguien dudando qué trayecto elegir para volar de una ciudad a otra. Por el ejemplo, el trayecto entre Madrid y Seattle haciendo escala en Londres o en Nueva York. Si nos lo pensamos mucho, intentando tomar una decisión tan meditada que indiscutiblemente sea la mejor, igual terminan saliendo los dos vuelos y nos quedamos en tierra.

Malo será si pasados unos meses (o unos años) nos preguntan si preferimos que en Telecinco se estrene Secret Story o ‘Gran Hermano’ y nos quedemos pensativos demasiado tiempo, dudando como el asno de Buridán. No creo que esto vaya a suceder (ni que haya tal pregunta, ni la duda posterior), pero al menos me conformo con que disfrutemos del plato que nos van a servir a partir de hoy y durante los próximos meses. Decía al comienzo del último ‘Supervivientes’ que comida y gastronomía no es lo mismo, y como amante del género me quedo con la comida. Exactamente afirmé que “me gusta comerme el reality por los pies para luego venir aquí a vomitarlo” (¡ops!). Pero es que el formato que está a punto de empezar (y aquel otro que me conviene dejar de mencionar si no quiero ser responsable de que lo usemos de comparación) es para el gourmet y el gourmand. Para el exquisito tanto como para el glotón. Delicatessen que se puede disfrutar en zapatillas sobre mantel de huleDelicatessen. Un sueño, vamos.

Moleskine del gato

Me doy cuenta de que no he dicho nada sobre los concursantes que ya se conocen (concretamente 7). Pero, claro, no haré otra cosa en los próximos meses más que hablar de ellos. No está mal que comience otro día (muy probablemente mañana mismo). Además, será esta noche cuando conozcamos a los que faltan (9 más). Se me vislumbra que habrá alguna que otra sorpresa, incluso grata. Como grato es saber que al mando van a estar una vez más Jorge Javier Vázquez (galas de los jueves), Jordi González (La noche de los secretos, los domingos), Carlos Sobera (Secret Story: la cuenta atrás, los martes) y Lara Álvarez (Última hora, los lunes y miércoles). El equipo estrella de los realities.

En mitele podremos volver a seguir un 24 horas. ¡Qué ganas! Señal única gratuita y doble sin publicidad para abonados a mitele PLUS. También en esa plataforma se verán los resúmenes de Secret Story Diario.

Y en esta web el minutado. O sea, la cobertura de lujo que nosotros merecemos, ¿que no?