Azahara y su fobia a la generosidad

Daguerrotipo: Azahara Luque

Analizar ‘realities’ es para el gato tan satisfactorio como formar parte de ellos para sus concursantes. El placer de ver frente al de ser visto.

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Hoy toca el daguerrotipo de Azahara, una de las seis concursantes que aún permanecen dentro de esa casa. Antes de eso quisiera contar un par de cosas. Decía Kaiet (GH 2) el día de su expulsión, que dentro de la casa había vivido una vida dentro de otra vida. Según su percepción, cuando entran allí son como niños, revoltosos, llenos de energía y ganas de vivir esa experiencia. Luego van madurando y se empiezan a encontrar dificultades que salvar, problemas que resolver, los cuales les obligan a tener un comportamiento más serio y responsable. Finalmente, cuando la aventura está a punto de llegar al final son como abuelos que viven del recuerdo, rememorando continuamente lo vivido. Y entonces llega el fin y esa vida termina completando su ciclo.

Me parece una visión tan brillante como original, y desde luego no puedo estar más de acuerdo sobre todo en lo relativo a la edad más adulta, es decir, la actitud que casi todos los concursantes adoptan cuando llegan los últimos días. Entonces todo son recuerdos y tienden a centrar sus conversaciones en rememorar lo vivido, recordando situaciones pasadas y compañeros ya desaparecidos. Ese es el momento en el que estamos, aunque alguna trama ha dejado todavía algún fleco. Es el caso de Yoli y su 'Johnman', el muñeco que se quiere pedir para reyes, y al que ayer llegó a pedir que sacara su pala. ¡Bang! Pero la pala de este 'Johnman' parece habitualmente bien guardada y a saber cuándo será la próxima vez que decida liberarla.

Por fin decidieron juntarse todos en un mismo dormitorio. En otras ediciones el propio programa cierra un dormitorio para obligarles a estar más unidos, pero no ha sido así esta vez. Me sorprendió el pasado jueves que tras las dos expulsiones de la noche no lo planteasen. Con seis personas solo parece lo lógico. Dos de ellas (Hugo y Azahara) han dormido desde siempre en el dormitorio azul y el resto en el naranja. Tocaba mudarse y la lógica indica que fueran los dos de la azul quienes se movieran. En caso de haberlo planteado y hecho se habrían ahorrado el mosqueo de Azahara, molesta porque la dejasen dormir esa noche sola.

Escenas

Hugo se marchó a dormir con Paula, dolida por la ausencia de Luis. No le faltaba razón a Azahara en sentirse mal, aunque insisto en que fue un problema de falta de previsión. Imaginemos que la del jueves hubiera sido de esas noches que algunos concursantes apenas duermen. Si Hugo y Paula hubieran estado levantados, charlando en el salón, igualmente Azahara habría dormido sola en el dormitorio helado. Quiero decir que aunque estuviera justificado el enfado de Azahara, también es cierto que todo depende del punto de vista que tenga cada uno. Azahara se quedó sola en el dormitorio, esta es una afirmación indiscutible. Ahora bien, ya no lo sería tanto la siguiente: A Azahara la han dejado sola en el dormitorio. Bueno, ella decidió quedarse allí. Incluso Hugo le dio las buenas noches diciéndole que se marchaba. Luego todo depende de cómo se tome las cosas cada uno. Incluso, en algunos casos, dependerá de que uno quiera victimizarse más o menos.

La reacción de Hugo fue más conciliadora que la de Paula cuando a la mañana siguiente Azahara contó cómo se había sentido. Para mi gusto, a Azahara le sobró drama y a Paula le faltó empatía. De todas formas, las entiendo a las dos. Entiendo a Azahara porque lo había vivido como un drama, aunque tal vez no pensó que estaba socializando demasiado algo que la había afectado solamente a ella. Y entiendo a Paula porque ella no fue consciente de que no debían dejar a Azahara sola en un dormitorio, mucho menos tras el duro golpe de la expulsión de Juanma. De igual modo que Hugo no tuvo otra opción que ofrecer amparo a Paula tras haber salido Luis.

Y ahora sí, voy con el daguerrotipo de Azahara Luque y su fobia a la generosidad. Con esta concursante he tenido un problema de credibilidad que ella misma ha fomentado. Durante estos casi tres meses he ido como un péndulo, balanceándome entre creer o no a Azahara. Cuando más convencido estuve de que ella es realmente como la vemos, entre otras cosas porque es imposible mantener un papel las veinticuatro horas de cada día durante tantísimo tiempo, entonces era ella misma quien hacía que me asaltara la duda una vez más. Bastaba con que afirmase: “Yo aquí soy una aburrida, pero fuera soy la más animada de mi pandilla. Soy una gamberra y muy divertida. Pero aquí, no sé, veo a los demás muy divertidos, pero yo soy una sosa”. Golpetazo a la credibilidad que ella misma propinaba. Y otra vez a oscilar el péndulo.

Cuando más convencido estuve de que era tal como la estábamos viendo en la casa fue tras la agria discusión con Fran la noche del juego de la verdad. Curioso que el ataque furibundo del apoderado tuviese el efecto contrario en este gato escéptico. Hablaba Fran de los muchos vídeos que había visto de Azahara en distintos canales de televisión, pero yo solo encontré esa misma noche, con la ayuda de algún buen amigo, uno perteneciente a un programa de la televisión pública donde aparecía unos pocos minutos Azahara junto a su jefa y decía apenas unas palabras. La vi tan cortada o más que en la casa. Ni idea de dónde están esos otros vídeos, aunque Fran habló en alguna ocasión de canales locales de Marbella o su entorno. En todo caso, con lo visto era suficiente.

Azahara no era una persona diferente antes de entrar en la casa de Gran Hermano. La vi con las mismas carencias e idéntica dificultad para enfrentarse al objetivo de una cámara. Y deberíamos tener en cuenta que en esa casa no hay una sino decenas de cámaras, la mayoría visibles y robotizadas, cuya presencia intimida permanentemente, hasta el punto de ser escuchadas incluso en la oscura noche silenciosa.

¿Por qué ella misma tiraba piedras contra su tejado pintándose como diferente fuera y dentro? ¿Por qué diablos me hacía esa faena? En todo caso, me acostumbré a vivir en el vaivén de mi péndulo, más movido que el de Foucault. El problema era otro. Otra cosa me distanciaba de esta concursante que sobre el papel tenía el máximo de los atractivos. Guapa, escultural, tranquila y reflexiva. Más madura que muchos de sus compañeros, lo cual se corresponde con su edad, y bastante diferente de lo que aparentemente podemos esperar de alguien que trabaja la noche. Azahara parecía responsable, seria, de costumbres sanas (particularmente en la alimentación), aficionada al deporte o ejercicio físico. En principio, parecía la mujer perfecta.

Seguro que para muchos lo es, pero la primera noche empezó a mostrar cosas que no me gustaron. Apenas había tenido vigencia un par de horas mi comentario tras ver su vídeo de presentación: “de momento, me quedo con Azahara, me parece la más normal”. También hice un comentario sobre su belleza, que no ha estado nunca en discusión. Nada me hubiera gustado más que mantener esa opinión primera, pero me pasa a menudo justo todo lo contrario. Quien menos me gusta el primer día se termina convirtiendo en mi favorito y todo lo contrario.

Caería en el lugar común si tan solo me limitase a comentar que Azahara se agobia por todo, que su fobia social (más o menos real) supone un problema serio para ser concursante en este programa, o que su régimen especial de comidas ha sido fuente de un conflicto evitado durante meses, lo cual me parece todo un logro. Después de meses de observación pienso que todo esto se puede resumir en algo característico en Azahara: su egoísmo. Antes de nada, diré que siempre me ha parecido que el egoísmo tenía una injusta mala prensa. Ser egoísta puede ser tan malo para los demás como bueno para uno. Y en algunos casos diría que es hasta necesario. En los centros de salud deberían recetar a veces pastillas de egoísmo, 200 mg. en tomas cada 6 horas, preferiblemente después de las comidas.

Que de Azahara me haya llamado la atención su egoísmo es un argumento más para preguntarse por qué decidió ser concursante de Gran Hermano. Es lo último que recomendaría a alguien que tiene fobia social y le intimidan las cámaras o estar ante un grupo de personas desconocidas. En ocasiones he pensado que Azahara odiaba profundamente este programa. Si algo he destacado siempre en los concursantes de este programa, me guste más o menos su paso por el programa, es la generosidad necesaria para vivir esta experiencia de forma completa y entregada. Cuando Azahara le dice a Juanma que no le va a contar algo “porque hay tres cámaras enfocándome” está siendo cualquier cosa menos generosa. Su egoísmo, en este caso, perjudica al enorme grupo de espectadores del programa.

Escenas

La primera noche, durante la cena en la que estuvo presente Mercedes Milá, Azahara ya hizo planes para que en la compra semanal se pidiera leche de soja, porque ella no toma leche de vaca y había un concursante (que ha vuelto a México) con intolerancia a la lactosa. Nada de someterlo a votación, estaba decidido por Azahara y punto pelota. De una forma mágica ha conseguido cocinarse su propia comida y que hicieran una compra específica para ella durante tres meses. Todo ello sin apenas quejas entre sus compañeros. De acuerdo que el régimen de Azahara posiblemente abarataba la compra semanal, pero no me parece tan fácil convencer a todos de algo así. No sé si es mérito de Azahara o una muestra más de lo contenidos que han estado este año, razón por la cual siguen siendo siete: seis concursantes y el jamón.

Al mismo egoísmo podemos achacar las claves utilizadas para hacer planes de futuro con Juanma. Llamémosle egoísmo o falta de generosidad, que para el caso viene a ser lo mismo. ¿Qué les impedía hablar abiertamente? ¿Por qué recurrir a las claves? Escamotear información al espectador es de las peores cosas que puede hacer un concursante. Aunque mi reflexión va por otro lado en este caso. Y puedo resumirla en una pregunta más: ¿Acaso creían que no íbamos a enterarnos de sus cutres claves? Tal vez Azahara piense que meter la cabeza en un armario es suficiente. También es cierto que si hubieran hablado abiertamente Juanma no podría tratarnos ahora mismo como un trilero, intentando engañarnos de mala manera.

Con vistas al concurso, la fobia más importante de Azahara resultó no ser la social sino la fobia a la generosidad. Pero en la historia más íntima y personal que ha vivido dentro del concurso posiblemente las cosas hayan sido de otra manera. Diría que en la historia entre Azahara y Juanma, que en muchos momentos intentaron escamotear a los espectadores, ha sido Azahara mucho más generosa que Juanma. Y, sobre todo, más sincera. El momento clave relativo a esto lo hemos vivido hace bien poco.

En los vídeos de apoyo a los concursantes no aparecían ni la novia de Juanma ni el de Azahara. La primera de las ausencias no cabía interpretar de ningún modo porque desde el primer momento Juanma ha dicho expresamente que ella no deseaba tener parte en el programa, por lo cual ni ha mencionado su nombre ni ningún otro dato con la que poder identificarla. Normal, por tanto, que no diera la cara en ese vídeo. Sin embargo, la ausencia del pelotari denunciado fue interpretada por Azahara como una clara muestra de falta de aprobación respecto a su relación con Juanma. Solo la interpretación ya dice mucho de lo que ella ha sentido, en lo que no ha sido correspondida por el primo, como pudimos comprobar el pasado domingo.

Azahara llegó a intentar borrar (sin éxito) el nombre del que fuera su novio, escrito en un adorno luminoso de la cabecera de su cama. No se hizo un “es lo que hay” en el ‘confe’ porque ya llegaba tarde. Pero Azahara actuó, incluso puso tierra de por medio con quien ella ya considera como su ex. No quisiera ser mal pensado, pero coincidiendo con ese momento crucial para el futuro de Azahara y Juanma, este último empezó a apartarse de la malagueña. Cuando Azahara ha reclamado su atención nunca fue de forma caprichosa. Cierto que verla a ella en una fiesta con cara de palo, sentada en un sofá y aburrida, mientras Juanma bailaba y lo pasaba bien, podía interpretarse de distintas formas. En una de esas interpretaciones parece normal que Juanma no se acerque para no amargarse la noche. En la otra, es esa falta de atención de Juanma la que provoca tal actitud en Azahara, lo cual él puede utilizar como excusa para seguir apartado de ella. Si soy sincero, me quedo con este segundo análisis.

Ahora más que nunca lamento no haber podido analizar a dos mujeres que habitan esa casa sin que los primos se tuvieran que cruzar en sus vidas. Yoli sin Jonathan y, sobre todo, Azahara sin Juanma, tal vez habrían sido mejores concursantes. O, por lo menos, concursantes más interesantes. En el caso que me ocupa hoy, no sé si Azahara habría superado su fobia social y aversión a las cámaras, ni puedo afirmar que fuera más generosa con los demás y con los espectadores del programa. Pero por lo menos se habría evitado el gran disgusto que presumiblemente se va a llevar cuando salga. No descarto ver entonces una Azahara generosa que nos dice de verdad lo que siente. Nunca es tarde, y la esperanza es lo último que se pierde.

Moleskine del gato

No he querido profundizar en algo que se ha estado moviendo en los medios sociales estas últimas horas, aunque no puedo evitar traer aquí una parte. Dicen que Jonathan está con la “personita de fuera” desde hace ocho meses, y no las tres semanas que siempre ha mantenido. De ser cierto, me debo colgar otra medalla, si es que hay sitio en mi pechera. Perdón por ser presuntuoso, pero desde el primer momento dije que en ese asunto no me cuadraba lo de las tres semanas. Ahí están todos mis escritos publicados para quien lo quiera comprobar.

Lo que no llego a entender es por qué sale esto ahora ni con qué intención. Dicen que se sabe hace más de un mes, o eso cuentan los que han estado más al cabo de todos los comentarios que agitaban la red anoche. De manera que Jonathan estaba a tiro de expulsión el jueves pasado y se ha esperado al lunes siguiente para desmontar a este concursante y la historia con su “gitana”. Muy extraño todo.

Y dejo cartelera de Juanma convertido en una monja de cuidado. A saber por qué.

Cartelera: Sister Act