Todo por un beso

telecinco.es 11/11/2009 08:08

Empiezo hoy en el punto donde lo dejé ayer. El pasado lunes por la noche Laura le comenta lo siguiente a Hans: "Tatiana es muy temperamental pero con un beso te la ganas. En seguida se la calma". Su interlocutor la mira sin pestañear, yo diría que se ha quedado pensativo o quizá discrepe y no considere pertinente cuestionar lo dicho por su amiga. Al hilo de este comentario me preguntaba yo sobre el posible error de Hans, relativo a no haberse ganado a sus compañeros nunca con un beso.

No es que Hans escatime los besos, le he visto muchos días despedirse de todos sus compañeros uno a uno con un beso por la noche. Esto era cuando eran espías en esa casa, ahora es bastante más complicado porque se acuestan a horas intempestivas y no todos a un tiempo, aparte de que este concursante acostumbra a no hacerlo nunca antes de Toscano por si este necesita algo. Es el sentido de la amistad y la lealtad que tiene quien está siendo pintado como un monstruo, poco más o menos, lo cual nunca llegaré a entender. Digo que no se trata de besar poco, al no ser este el caso de Hans, sino que jamás le haya visto zanjar una discusión mediante el acercamiento físico, llegando incluso a rehuirlo.

Que recuerde en este momento, se lo hizo a la pirada de Rebeca, y también a Ángel. Ambos pretendieron poner punto final a un momento de tensión o a una discusión con el bailarín y este les hizo la cobra rechazando el contacto físico. No es algo extraño ni exclusivo de este concursante, conozco a mucha gente que no soporta cualquier tipo de acercamiento físico mientras no se les pase la alteración del momento, como un rechazo a suavizar tensiones no con argumentos sino mediante ese recurso un poquitín tramposo. En cierta medida quien reclama un beso en un momento de enfado está pidiendo árnica con una especie de chantaje emocional. Un chantaje de bajo nivel, si se quiere, pero no por ello va a dejar de serlo.

La actitud de Hans en los momentos referidos podría ser interpretada como poco cordial y está claro que no pone fácil terminar con la discusión, pero también es una demostración de coherencia. ¿Por qué va a aceptar ese pacto no negociado? La entente cordiale propuesta no le satisface; ni le convenció la dueña de la Rosita ni tampoco aceptó de buen grado una petición de disculpas tan hipócrita que realmente no lo era por parte del falso maestro zen de la casa. Rechazó el abrazo o el beso porque, a pesar de los intentos, no se había reconciliado con sus compañeros en ese momento. No creo que sea tan raro. Sucede que Hans no solamente parece rechazar cierto tipo de contacto físico en esos momentos de enfado, sino también en muchos otros.

Estos días me preguntaba por qué Hans cae mal a tanta gente. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, frase aplicable en este caso en un sentido completamente inverso. Quiero decir que si mucha gente lo ve de ese modo debe ser por algo y, por tanto, merecerá la pena que me esfuerce por descubrirlo. Analizando su personalidad y el lenguaje gestual o corporal de este concursante, puedo intuir que parte del rechazo se debe a la distancia con la que se sitúa casi siempre así como una mirada analítica que puede llegar a inquietar no solamente a algunos de sus compañeros sino también a parte de la audiencia.

Vaya por delante que intento ver en Hans cosas que justifiquen de algún modo la forma como se le está pintando permanentemente. Aunque soy consciente de que aún con mi ejercicio seguiré sin poder concebir por qué se dice que es malo, lo peor de la casa, la escoria de esta edición. Tan insistente descalificación sin argumentos me produce el rechazo del linchamiento a un concursante cuyo mayor delito quizá pueda ser mirar a sus compañeros en muchos momentos no solamente con distanciamiento sino también con cierto despotismo. No sé si se siente superior a ellos, pero a veces parece demostrarlo. Lo que muchos han interpretado a veces como un intento de manipulación lo he visto en casi todas las ocasiones como el buen consejo de un amigo. De acuerdo que yo le miro con buenos ojos quizá porque la elección de su distanciamiento es compartida por este gato comentarista, aunque en mi caso se trata de una obligación.

Si estuviera ahí dentro quizá optaría por ver las cosas un poco desde la distancia, entre otras cosas porque así es como las he visto durante las once ediciones en que compartí tantas horas con ellos como espectador. Quizá sea lo mismo que le pase a Hans, aunque en su caso no le impide implicarse muchas veces. Cuando le dijo a Toscano el ya mítico "tienes el poder" le estaba animando en realidad a nominar según sus preferencias, en libertad no condicionada por una acción grupal. De acuerdo que la escisión de ese elemento en el grupo contrario beneficiaba al suyo, pero jamás le dijo lo que debía votar, ni en ese momento ni en ningún otro. Hans no maneja otros hilos de sus compañeros salvo los emocionales, algo inevitable entre personas que están en contacto todo el día y establecen a veces lazos sinceros de amistad.

Es falso eso que dice Gerardo de que les maneja a todos, aunque sea una idea compartida por bastantes de nuestros amigos comentaristas. Volviendo a mi tesis inicial, Hans no se ha esforzado mucho por ganarse a sus compañeros. Quizá no necesite relacionarse con mucha gente, lo cual le lleva a estrechar lazos con un grupo reducido de personas que limitan su actividad social. Ahora mismo le veo casi siempre con Laura, Saray o Toscano. Con este último cada día menos porque ha decidido seguir la cuerda de funambulista que le mantiene entre dos lados distintos a la espera de lo que haya de suceder mañana. Hans no se esfuerza en ampliar su círculo de relaciones, lo cual he visto reprocharle a Carolina (estos días apodada por algunos como 'maricáncer'). En este aspecto entiendo que ha sido muy torpe al no esforzarse nada por simpatizar con algunos de sus compañeros manteniendo cierto grado de acercamiento. "Hay días que no habla nada conmigo", decía el otro día la de Alcobendas. Y ahí está una de las claves de esta historia.

En este juego de simpatías y afinidades que, en definitiva, es Gran Hermano, una mirada puede ser interpretada de muy distintas formas. Para mí la mirada de Hans es la de alguien que está escrutando permanentemente lo que sucede a su alrededor, ávido de descubrir y analizar lo que pasa, interesado en no perderse nada, feliz por poder ver desde dentro aquello que tantas veces escrutó desde fuera con mucha más dificultad. Para otros es una mirada oscura y hasta siniestra, muestra de desconfianza y el odio más profundo. Me parece muy respetable cada opinión, lo único que me gustaría a veces es escuchar argumentos. Desearía ver a aquellos que no saben quién es esa 'milú' tan mencionada por Saray (su amiga Lucía, de donde viene lo de 'mi Lu', o sea, mi Lucía; algo comentado por la ferrolana muchas veces) argumentar por qué les parece malo Hans. ¿Qué es eso tan malo que ha hecho? Por favor, ardo en deseos de enterarme.

Cambiando de tema, fantástico el momento visto en el resumen de ayer en que Gerardo se queja por la repartición de las tareas en esa parte de la prueba semanal que hacen por las mañanas, consistente en montar unas cestas de navidad en cajas de cartón. Me pareció verle apenas haciendo nada, entonces Arturo debió compartir mi misma sensación y como coordinador le mandó ayudar a sus compañeros con una tarea concreta. Puesto en la tesitura de trabajar, el 'borjamari' prefiere meter un poco de bulla a ver si así logra evitarlo y, de paso, aprovecha para meterse con sus dos objetivos en la casa, a quienes intenta desprestigiar obsesivamente. El desprecio con el que habla este sujeto de algunos compañeros me deja muerto.

Según él deberían rotar las tareas, una teoría que no comparte ninguna sociedad ni empresa, al estar estudiado que en el trabajo en equipo debe cada uno realizar siempre una misma tarea, para así optimizar la labor, además de reducir tiempos de producción y costes. A ningún capataz de una fábrica se le ocurre que quien hoy aprieta un tornillo mañana esté clasificando y al otro día en la cadena de empaquetado, por decir algunas labores posibles. Por consiguiente, es normal que Hans monte cajas, Laura ponga protección dentro, Indhira meta botellas de cava o tabletas de turrón y así sucesivamente. Lo malo es cuando la cadena de producción se interrumpe por alguien que no hace nada de nada. Salvo protestar, eso sí.

Pero el momento cumbre es cuando Gerardo argumenta sobre la labor del que hace cajas, presuponiendo esa labor como más sencilla que otras. Para demostrarlo coge una de ellas y comienza a montarla. Una pena que no pudiéramos ver el proceso completo, porque tras un buen rato intentándolo terminó por abandonar. Prueba no superada, señorito pijo. Quizá exagerase Hans cuando luego le cuenta a Saray que estuvo media hora peleándose con la caja, pero un buen rato sí le costó comprobar que en caso de depender de él ese montaje de las cajas, primera labor en la cadena de producción, no habrían terminado las dos mil ni para las uvas de fin de año.

Eso sí, Gerardo cada vez se parece más a los 'caracoles', ya extintos en esa casa. Le escuché ayer decir que los otros son unos aburridos y si no fuera por ellos aquello sería "un coñazo". Le faltó añadir que seguro son los autores de los mejores vídeos. También dice que no hará su maleta mañana porque está convencido de que no saldrá. Esto mismo dicho por Indhira en tono de broma sirvió para llamarla prepotente hasta decir basta. Por cierto, que la malagueña parece coincidir con el pijo madrileño en cierta fijación con la homosexualidad. En el caso de Gerardo más bien da muestras de transfobia, o discriminación hacia los transexuales, pues esto es lo único que se me ocurre para justificar esa insistencia en cambiarle de género y nombrar a Hans en femenino. Ya el día de la reunificación de casas hizo la broma ante Indhira metiendo a este compañero en el grupo de las chicas. Esta ha podido terminar por captar tanta indirecta, razón por la cual le calificaba hace días de "raro" fijándose en su voz o lo pequeño de sus pies.

Ayer Indhira intentaba investigar sobre una supuesta homosexualidad en Saray. Supongo que tanto sobeteo con Laura (incluso duermen juntas habitualmente) le ha llevado a pensar en ello y no se ha cortado un pelo a la hora de preguntar con cierta malicia. Ayudada por Tatiana le preguntaban a Saray si su pareja estaba dentro de esa casa, si tenía amigos o amigas especiales y si no le gustaría probar con amigas. Desde luego, estas chicas no son lo que se podría decir discretas. Aunque se quedaron con un palmo de narices y sin enterarse de tan íntima cuestión.

Termino con algo dicho por Tatiana con su habitual tono chulesco, muestra de que necesita significarse como la más en algo. Habitualmente la más impresentable, que lo es. "Soy barriobajera porque me he criado entre gitanos. Nadie grita más alto que yo a chocho pelado”, dice la (ironía ON) dulce (ironía OFF) Tatiana. Después de esto vendría el relato bastante habitual en el que relata su ficha policial. Que si ha estado varias veces en la comisaría, que si le ha dado muchos disgustos a su madre y demás.

Desde la madrugada siguiente a su entrada en esa casa ha contado que fue expulsada del colegio, que escapó saltando una valla cuando la esperaba la Guardia Civil, por no hablar de otros detalles escabrosos contados por ella, o reproducidos más tarde por Nagore, Toscano u otros compañeros, y que este gato prudente decidió no explicitar desde que escuchó semejantes historias. Que cuente estas cosas solo me parece explicable porque pretenda hacerse con el voto de cierto tipo de marginados sociales, o algo así. Un contrapunto de sensatez fue puesto por Carolina cuando le contestó certeramente: "Siempre habrá alguien más fuerte, que dé más hostias y chille más alto que tú". Pues eso.

[Dejo cartelera, con un Hans especial. Mañana jueves tengo una nueva cita para responder lo que deseéis preguntar a este gato. A las 19.30 horas nuevo encuentro digital. Ya puedes dejar tus preguntas. Os espero.]