La bronca más larga

telecinco.es 03/10/2008 08:22

Cerca de tres horas duró la discusión que ha supuesto para este Gran Hermano, eso sin contar con los ecos de la misma, que se prolongaron durante todo el día. Ni ni , los habitantes son quienes deciden cuando y como le dan interés a esto, y en esta ocasión no han querido demorarse más. Se puede decir, sin temor a equivocarnos, que es de la pequeña historia de este programa.

En cuanto al , fue dura en ocasiones, especialmente por la gestualidad de Ana 'la de los muñecos', que alternó la lágrima volátil con el gesto violento de levantarse, inclinar su cuerpo hacia delante y levantar la mano. Mala forma de discutir es esa. En cuanto a la , a los pocos minutos de comenzar tomaron una sabia decisión, que fue sentarse en torno a la mesa del comedor. Esto proporciona a la discusión una cierta tendencia al orden y además pone ese elemento del mobiliario como parapeto infranqueable que obliga a mantener las distancias. Lo más gracioso es que en la bronca estuvieron , y es que mientras que estuvieran uno por cada grupo el resto tenía que permanecer necesariamente al lado, teniendo en cuenta que están permanentemente unidos mediante los grilletes de sus tobillos.

La bronca vino porque tenía que venir. Se dice que , pero en esta ocasión era inevitable. Lo de menos fueron los motivos, no se discute tres horas por un fregado de platos. Sucede que los dos grupos en que está hoy dividida la 'casa vieja' tenían que tomar posiciones, hacer una demostración de fuerza, y a ser posible purgar sus culpas. El 'clan de Mirentxu' tenía la mala conciencia de haber pactado sus nominaciones en contra de Iván y Raquel, concentrando en ellos dos sus votos de forma muy inteligente desde el punto de vista estratégico. Si de diez habitantes, cinco deciden dar sus votos a los mismos dos compañeros de piso, es imprescindible que los otros cinco hicieran lo mismo, en cuyo caso se hubiera producido la nominación de todos. Basta con que los otros no acuerden a quien nominarán para que sea casi imposible la coincidencia de sus votos.

Por su lado, el grupo damnificado por el pacto (al que pertenecen los nominados de esta semana) se la había guardado a sus ejecutores, con Mirentxu a la cabeza, por lo que tenían ganas de tomarse la revancha a modo de discusión. Los más activos fueron Iván y Loli, por un lado, mientras que del otro Mirentxu y Ana. Hubo algunos que casi ni hablaron, como Julito. Gisela apenas intentó en alguna ocasión poner algo de paz, y 'Farinelli' Palomares se limitó a vomitar, no sin antes recomendar a todos que se olvidaran de las redencillas (¿mande?). Para terminar esta composición de lugar, decir que Almudena se situó con claridad en el grupo de Iván, que es precisamente al que está unida a consecuencia de la prueba semanal.

La actitud de los dos bandos contendientes fue bien distinta. Mientras que Iván se esforzaba por argumentar, Mirentxu ponía todo su empeño en callar al otro. Iván repetía machaconamente su postura y Mirentxu lloraba. Por cierto, que el llanto de Ana y el de la más longeva de la casa es de esos que no generan lágrimas, por lo que a esta le vinieron las gafas que ni pintadas, porque así solamente tuvo que hacer ver como que enjugaba sus supuestas lágrimas por debajo de las lentes, sin quitárselas en ningún momento. Decía , autor e intérprete austriaco, que: "Los hombres entienden las discusiones como el arte de hacer callar al adversario, las mujeres como el arte de no dejar la posibilidad de hablar". Esta afirmación, una vez desprovista de su fondo machista, encaja perfectamente en el episodio que estamos relatando. En este caso, Iván y Loli pretenden callar al otro venciéndole y convenciéndole con sus argumentos, pero Mirentxu y Ana lo único que intentan es que el otro permanezca en silencio la mayor parte del tiempo.

Tras la discusión, ambas partes se disculparon con la otra, especialmente los dos cabezas visibles, pero conviene analizar las consecuencias de lo sucedido haciendo una pregunta: ¿A quién beneficia estas tres horas de bronca? Pues bien, a juicio de este gato parcial y comprometido, Iván y Loli han ganado muchos puntos. Prefiero el diálogo al silencio, la firmeza en una postura a los lloros injustificados que tan solo pretenden desviar la atención. Lo que no tengo nada claro es que muchos de los espectadores (la audiencia votante, como suelo decir) hagan el mismo análisis con semejante conclusión, sino que más bien se me vislumbra que pueden decantarse por el victimismo fácil del 'clan de Mirentxu'.

No en vano Iván cometió algunos errores, fundamentalmente su insistencia cansina e innecesaria, su poco diplomático estilo, y lo enredado de sus argumentos, que mezclaban hechos bien distintos. Por ejemplo, es cierto que Mirentxu intentó malmeter a Eva con Almudena, lo cual corroboraba esta última en la discusión, pero hubiera merecido que intentaran resolver ese reproche antes de saltar a los demás. Tampoco debió haber negado que ha criticado a otros habitantes, ya que como decía Ana por la tarde, mientras pintaban uno de los dormitorios, en esa casa "hasta la madre habría criticado". Pero la gran clave está en la dificultad que tenemos de liberarnos del compromiso de ser políticamente correctos.

Enuncié esta simple teoría la pasada temporada, a causa de la presencia de Ángela, concursante casi ciega, y hoy se podría aplicar a dos de las habitantes: Almudena y, sobre todo, Mirentxu. Me decía una buena amiga que con la 'Chiki' de la casa no pasaría lo mismo que con la ciega, ya que su enanismo queda muy matizado por el pleno uso que hace de sus facultades, sin estar condicionada en casi ningún aspecto. Le decía yo que no, y si recordamos bien Ángela también se desenvolvía sin problemas, tanto que muchos llegamos a dudar en ocasiones de su minusvalía. La realidad no ha dado la razón a ninguno de los dos (mi amiga y yo), ya que Almudena recibió cuatro nominaciones la semana pasada y esta ha sumado otra. Es más que cero aunque insuficiente para salir a la palestra. Pero una abuela es una abuela, y en su caso puede ser mucho más efectivo el freno que tendrían algunos dentro de la casa, temiendo las consecuencias negativas de contrariar a Mirentxu (aún más de nominarla). Y mucho más efectivo fuera de la casa, todos somos o hemos sido nietos, en definitiva, y eso tiene su peso.

Hace falta en la casa un habitante que se haya ganado una posición de autoritas (en el derecho romano quien goza de la confianza, respeto, credibilidad, reputación y prestigio de la ciudadanía), para que los demás se desembaracen del absurdo concepto de que merece más respeto una persona mayor por el simple hecho de serlo. , independientemente de la edad que acredite cada uno. No creo que Iván haya conseguido aún la autoritas necesaria para convencer a los que aún se sienten ligados a una 'mami' que, como ella misma ha reconocido, ha cometido el error de actuar como madre en lugar de como una concursante más.

Y termino con el momento Li, la inquietante china, más inquietante que nunca ayer por la tarde en un dormitorio, mientras Julito pintaba, Palomares ayudaba y los demás miraban. Es una estampa muy española esta de que mientras uno trabaja tres miran. Lo de pintar es un complemento a la prueba de esta semana, ya que les han ofrecido a los habitantes de la 'casa 1' un jamón y una cena si pintan toda la casa, y en ello están. En plena labor pintora (y pinturesca), Li cuenta que durante una discusión en su trabajo le tiró a un compañero un cuchillo. Se justificó diciendo que "cuando me pongo muy nerviosa no sé lo que puedo llegar a hacer". La madre del amor hermoso, que guarden los cuchillos de la cocina ya... o quizá no.

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