Carlos quiere echar a Rosa de su cama

telecinco.es 12/01/2016 09:12

En esta casa de los VIP algunos hacen protagonistas a otros por sus obsesiones. Lo de Rappel con Carmen es comprensible, pero no deja de llamarme la atención. Viendo el resumen diario de ayer en Divinity entiendo todavía más el asunto, porque lo de Carmen es armar follón porque sí y de cualquier manera. Igual es la madurez que dan los años, pero Rappel en caliente estuvo muy calmado. Me extrañó que no defendiese su caballerosidad cuando Carmen poco menos que le acusaba de haberle metido mano. Luego en frío estalló, lo contrario de lo que suele pasar.

Otra obsesión es la de Laura con su hermanastro Javier, a quien ayer acusaba de tener el plato más lleno que los demás. Hombre, teniendo en cuenta que no fue él quien sirvió el almuerzo igual se equivocaba con el reproche. Había sido Liz la responsable, porque ella piensa que debe poner más comida a los chicos, especialmente si son altos y fornidos, con más razón si están haciendo una prueba que implica esfuerzo físico.

Coincido con Laura en que eso no debe ser así. Me parece una idea trasnochada la de servir más comida a hombres que a mujeres. Todos deben tener el mismo plato, otra cosa es que unos decidan dejar parte del suyo a otros. Estando de acuerdo con Laura, veo claro que no habría saltado en la discusión de la tarde sobre la comida si no es para meter otra puñaladita a su hermanastro. Son las obsesiones de estos VIP, que hacen tendencia en la casa a sus más odiados.

Luego están Carlos y Carmen, aspirantes a villanos que no dejaré de repetir que son imprescindibles en esta historia, aunque estoy convencido de que perderemos a uno de ellos en breve. Ellos apuntan a todos lados, sin un objetivo determinado. A diferencia de Rappel con Carmen o Laura con Javier, su obsesión es el juego y la bronca porque sí. Me empieza a fascinar esa sublimación de la bronca que nos ofrece Carlos casi siempre, mucho más si tiene unas cuantas copitas de más y empieza a necesitar subtítulos para poder entender lo que dice.

Carmen no se queda atrás, aunque me da la impresión de que lo suyo es más selectivo. Ayer tocaba enfrentar a Carlos con Julius y puso todo su empeño en conseguirlo. Sin embargo, Carlos elige aleatoriamente sus víctimas, aunque tenga preferencia por algunos compañeros, como Fran Little Nico. Ayer los dos se lanzaron permanentes puñaladas, cuando no misiles de largo alcance.

Especialmente llamativo el poco disimulo de Fran cuando decía que a Carlos le faltaba algo en esa casa, porque se pasaba de la raya. Luego, en la comida, le recomendaba que se tomase una tila, que el propio Carlos le encargaba un rato después, puesto que Fran es esclavo. Y, por la noche, Carlos volvía a la carga diciéndole a Fran que si es pequeño igual tenía que haber ido a GH Junior (formato inexistente). Fran se quedó con ganas de decirle a Carlos a que otro GH tendría que haber ido él. Posiblemente se esperó a que se fuera para decirlo.

La crónica de la madrugada es imposible por delirante y entrecortada. Tendré que esperar a enterarme bien en los resúmenes, que teniendo en cuenta el de ayer nos reservan buena y abundante información. En el directo es complicado seguir las tramas, lo cual es frustrante como amante del programa y extremadamente inconveniente para mi trabajo. Lo que sí pudimos confirmar anoche es que Carlos se bebe hasta el agua de los floreros, y gracias a Belén nos enteramos un poco de su frenética actividad durante la fiesta del agua, aunque las copas no las llenaban con agua.

Según Belén, Carlos le dijo a Sema que es un paleto y se iba a hundir en el agua. Al menos seguía la temática de la noche con su poco amable comentario. Más encendido estaba cuando afirmaba, también según Belén: “Como si tengo que quemar la casa de GH VIP, que a mí me la pela”. Dice Belén que Carlos no puede beber porque se pone violento y agresivo. Hombre, tanto no diría yo, y si deja de beber nos privaríamos de sus singulares espectáculos, aunque haya que conocerlos por la narración de terceros. Anoche empezó diciendo que no iba a beber, porque estaba con medicación. Se le olvidó pronto.

Por estas cosas creo que está muy complicado salvar a Carlos, aunque tanto él como Carmen están dándonos la vida. Al lado de estos dos, casi todos los demás parecen secundarios de poca monta, especialmente viendo las bromas repetidas de Liz poniéndose un globo para hacer de embarazada, lo cual solo debió hacer gracia a ese parásito que no se separa de ella, llamado Sema. Ayer, Carmen se inventó que Julius le había hecho comentarios muy fuertes sobre Carlos. Sospecho que fue baldío su intento de enfrentar a estos dos.

Carmen debe ver fuertes a Carlos y Julius, especialmente si se alían. Con su inventada historia de traiciones inexistentes también debía intentar evitar que Carlos la nominase. No en vano ella le dijo que no pensaba nominarle, a lo cual este le contestó que él tampoco, aunque en su caso venía a explicar que no lo haría porque está desequilibrada. Parecida maniobra me pareció que intentaba Carmen con Fran Little Nico, y antes veo que termine no nominándola este que Carlos. “Hay que perdonar, pero no olvidar”, le recomendaba Fran a Carmen, y casi termina con un guiño cómplice.

Estoy deseando ver las nominaciones de Fran porque puede que nos vaya a sorprender muy positivamente. La que está dispuesta a no dar puntos ni a Carlos ni a Carmen es Laura. Piensa que ya tendrán puntos suficientes para salir a la palestra y para asegurarse de no salir ella mejor repartir puntos a otros. Buen razonamiento el de Laura, que no compartirá nadie más porque la mayoría nominarán cegados por sus antipatías personales, sin pensar en la estrategia del juego.

Haciendo un repaso por los concursantes más protagonistas, la cosa está siendo dinamizada por Fran, Rappel, Julius, Carmen y Carlos. Sin estos cinco la cosa se va al garete. Lo mejor es que prometen muchísimo, especialmente después de las primeras nominaciones, que tendrán lugar este mismo jueves. Me relamo despacio y complacido en sesiones de mañana, tarde y noche. Esta edición puede ser mítica si logramos dejar a las patas en las que está reposando toda la acción de interés en estos primeros días. Esta mesa tiene cinco patas y si las conserva todas nos puede hacer disfrutar mucho.

Luego están los secundarios, tan importantes en muchas ocasiones. Pero harían bien en aceptar su papel de comparsas, o bien hacer lo posible por invertir el orden de las cosas y dejar de serlo. Es el caso de Rosa, cuyo enfrentamiento con Carlos surgió ayer por un comentario fugaz en la discusión sobre la comida durante el almuerzo. La “venenito” parece haber perdido parte de su tósigo. Tal vez tenga algo que ver el budismo que practica. Casi todo se lo toma a broma, lo cual va muy bien para evitar úlceras y mayores disgustos. Tampoco se dejó achantar, por lo que su disputa con Carlos por una cama terminó siendo lo más divertido del día.

Carlos propuso en la mesa que votasen algunas propuestas de comportamiento respecto a la comida, principalmente sobre el consumo entre horas. Están preocupados porque va escaseando la comida y ven cada vez más probable que puedan darles la prueba por no superada. Si eso sucede, lo cual puede que sea revelado esta noche en el programa nocturno, lo pueden pasar mal con la comida. La intención de Carlos no era mala, aunque no tuvo ningún éxito al plantearlo, tal vez porque no lo hizo de la forma adecuada. Algunas de las respuestas recibidas le hicieron enfadar, especialmente con Alejandro y con Rosa.

Lo de Alejandro tuvo arreglo enseguida, sobre todo porque el míster está muy preocupado por evitar enemigos que puedan nominarle. No es el caso de Rosa, que pedía a Carlos que no la nombrase atribuyéndole algo que ella no había dicho y no recordaba quién fue. Apenas hubo enfrentamiento entre Rosa y Carlos, pero pocos minutos después este último sacaba a Alejandro al jardín para comunicarle su decisión de echar a Rosa de la cama que ocupa desde el jueves pasado. También le hizo un par de curiosas peticiones.

Carlos dice que no quiere tener a Rosa al lado durmiendo porque le transmite malas vibraciones. Su plan es que ella cambie de cama, porque él está muy a gusto en la suya. Si bien es cierto que él la eligió primero, no parece lógico que por esta circunstancia pretenda que sea Rosa la que se vaya a otra cama por capricho suyo, especialmente si no ha existido nada que lo justifique. Carlos propone a Alejandro que se vaya a la cama de Rosa, casi como un favor personal, insistiendo siempre en que si le viene bien y le apetece. Una vez más, Alejandro entre la espada y la pared, temeroso de fraguarse un enemigo si no hace lo que le están pidiendo. Al final tendrá que hacer una ofrenda a los dioses para evitarlo.

Pero ahí no queda la cosa. Carlos le pidió también a Alejandro que fuera él quien le comunicase todo a Rosa. Insólito, ¿verdad? Luego se justificaba dando la vuelta a la tortilla y diciendo que no había querido ir diciendo las cosas por detrás, por eso había cogido al pobre Alejandro como víctima propiciatoria y pretendía que fuera quien lo contase. Rosa se enteró antes de que Alejandro se lo contase y su primera reacción fue ir a Carlos y decirle que no se va a cortar las venas porque no quiera dormir a su lado. Luego comentaba en el baño, mientras se sometía a sesión de peluquería, que “el maricón de al lado mío, que se quiere ir”. Ella daba por supuesto que Carlos se iría al otro cuarto.

Pero las intenciones de Carlos eran otras, como ya he contado. No sé en qué acabará esto, porque por la noche Carlos mandaba a Rappel a hablar con Rosa, y creo que esta madrugada ha dormido cada uno en su sitio. Carlos necesita a terceros para resolver sus problemas con Rosa. Muy de ir de frente no parece. Tampoco se muestra mucho coraje así. Igual habría quedado mejor hablando directamente con Rosa, sin necesitar de tener intermediarios para ello. Estaban los dos en el baño cuando Liz aprovechaba para malmeter un poco y preguntar por la situación.

“¿Que yo me cambie de mi habitación? Bueno, este tiene que volver a nacer”, era la respuesta de Rosa. Y añadía: “Él (por Alejandro) no va a dejar la cama al lado de Raquel porque a ti te salga de los cojones cambiarte. Cámbiate tú y vete a la piscina o a la de Sema, que además hay una cama”. Parece que fue ayer cuando Rosa elegía la cama al lado de la de Carlos y los dos parecían contentos por ir a dormir casi juntos. Bueno, ayer no fue, pero hace tan solo cuatro días.

La noche terminó con Rappel criticando por enésima vez a Carmen, con ese desprecio altivo y divino que pocos son capaces de trasmitir, Carlos merodeando por la casa copa en mano y Julius echando de su cama a Carmen. La insistencia de Julius era innecesaria, también su tono de desprecio hacia ella, por mucho que se lo haya ganado. Que se lo ha ganado, ya lo creo que sí. Carmen fracasó ayer pretendiendo enemistar a Carlos y Julius. Me puedo equivocar, pero creo que al final terminará pasando. Ambos son dos gallitos de corral que no van a querer que el otro mande tanto como él. Al tiempo.

Moleskine del gato

Se me olvidó comentar algo que anoté el domingo por la noche en mi libreta. El Debate adelgazado de comentaristas funciona algo mejor que antes. Solamente me sobra un personaje como Suso, quien dijo que Gran Hermano era una mierda de reality y calificó a sus seguidores como “frikis”. No es que me moleste su presencia, pero me parece una ofensa al formato y sus seguidores. Al menos propongo que rebauticen esa grada de “expertos” como “expertos y exconcursantes”. Algunos pertenecen a ambos grupos, pero Suso solamente al segundo.